El 21 de agosto de 2024, un hombre de la tercera edad murió de manera súbita en el Parque Centenario, San Salvador, mientras participaba en juegos de mesa junto a un grupo de personas.
Socorristas y paramédicos del Sistema Nacional de Emergencias llegaron al lugar y le brindaron técnicas de resucitación, no obstante, fue declarado muerto en el lugar. La causa de muerte fue catalogada como un paro cardíaco.
Las autoridades dijeron que no pudo ser identificado pues no portaba documentos personales.
Similar situación ocurrió en febrero del mismo año, sobre la Calle al Volcán, en el distrito de Mejicanos, San Salvador. Un hombre murió al interior de un auto cuando se dirigía a dejar a un menor de edad a la escuela.
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El vehículo se detuvo en un semáforo; luego, varios conductores se dieron cuenta que había una persona inconsciente al interior. Pocos minutos después, llegaron policías y constataron que el hombre no tenía signos vitales. El reporte policial establece un paro cardiaco como la causa de muerte.
El paro cardíaco es considerado por la Asociación Estadounidense del Corazón como una crisis de salud pública.
"Las enfermedades cardiovasculares (ECV) han sido siempre y siguen siendo la primera causa de muerte en el mundo", dijo el ministro de Salud salvadoreño, Francisco Alabí, durante la entrevista Diálogo 21 el pasado 6 de enero.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año 17.9 millones de personas mueren por esta causa.
Para el caso de El Salvador, se estima que entre 2018 y 2021 hubo un total de 155,512 muertes, dijo la OPS en su portal web en 2022, al anunciar la incorporación de El Salvador a la iniciativa Hearts.
De este total, 82,268 fueron muertes por enfermedades no transmisibles (ENT), lo que representa el 52.9%. Y de este porcentaje, el 25.6% corresponde a muertes por enfermedad cardiovascular, y un 38.22% (31,442) se catalogaron como muertes prematuras, es decir, personas que murieron antes de la edad promedio de vida.
"Las enfermedades cardiovasculares son todas aquellas patologías o procesos que afectan directamente al corazón, no solo desde un punto de vista estructural; es decir, en su forma, en su tamaño o en consistencia, y no en todas las funciones y las distintas capas que tiene este órgano", explica el doctor Juan José Flores, miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Cardiología de El Salvador, afiliada al Colegio Médico de El Salvador.
Las ECV agrupan una serie de trastornos como la cardiopatía coronaria, los accidentes cerebrovasculares y las cardiopatías reumáticas.
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"Más de cuatro de cada cinco defunciones por enfermedades cardiovasculares se deben a cardiopatías coronarias y accidentes cerebrovasculares, y una tercera parte de ellas son prematuras (es decir, de personas menores de 70 años)", apunta la OMS.
En esa línea, el doctor Flores se refiere a la cardiopatía isquémica que producen los infartos agudos de miocardio, como uno de los principales padecimiento que afecta este órgano.
Asimismo, las enfermedades que desarrolla la hipertensión arterial sobre el corazón, crecimiento de actividades cardíacas y las patologías a nivel de las válvulas del corazón.
"La cardiopatía isquémica es la causa número uno de mortalidad a nivel mundial y El Salvador no es la excepción; la segunda causa son las enfermedades cerebrovasculares, que también tienen mucho que ver con el corazón o los eventos cerebrovasculares", expone el especialista.
Bajo esta perspectiva, agrega el doctor Flores, la causa principal de muerte en el país siguen siendo las enfermedades cardiovasculares o los infartos de corazón.
"Una estadística precisa la Asociación de Cardiología no la tiene, pero definitivamente sí, según estos controles sobre todas las estadísticas que nos manda el Ministerio de Salud, sigue siendo la causa número uno", explica.
Eventos cerebro vasculares
Sobre los eventos cerebrovasculares, el entrevistado explica que estos se desarrollan por problemas muy similares a los cardiacos, como la obstrucción de las arterias del corazón, que se produce por alteraciones como la hipertensión arterial alta.
Los eventos cerebrovasculares siguen siendo la segunda causa de morbilidad y de mortalidad, añade.
"Es una enfermedad que deja a muchos con secuelas que inclusive van a evitar que esta persona pueda desarrollarse normalmente", explica.
El doctor Flores califica como las 5 principales enfermedades cardiovasculares que afectan a la población: el infarto del miocardio, las anginas cardíacas, las arritmias cardíacas o las enfermedades que afectan los ritmos del corazón, las valvulopatías y los problemas estructurales del corazón.
"En el contexto general, lo que más se consulta en Cardiología es la hipertensión arterial; ahora, la hipertensión arterial no es como tal una enfermedad cardíaca, no obstante produce el mayor daño a los órganos blancos que puede ser el riñón, el cerebro y el corazón, pero generalmente afecta al corazón", explica.
Otra de las causas principales de consulta es el dolor de pecho, que se asocia con la cardiopatía isquémica o los infartos y la angina de pecho.
Al hablar sobre los síntomas de la enfermedad cardiovascular, añade el especialista, el dolor de pecho sigue siendo el síntoma “pivote” para pensar que tenemos un problema en el corazón.
Muchas veces, esa sensación de dolor en el pecho se acompaña de sudoración fría, sensación de náuseas, de dolor al brazo izquierdo o a la mandíbula e inclusive dolor hacia la espalda. Ante la presencia de estos síntomas, se recomienda consultar con el médico de cabecera.
Cambios que garantizan la salud del corazón
El doctor Flores señala que las enfermedades cardiovasculares se dividen en dos: las adquiridas y las de nacimiento.
"Generalmente las enfermedades cardíacas de nacimiento son estructurales, es decir el corazoncito no se terminó de formar en el bebé y esto causa problemas a nivel de la forma y estructura del corazón. Ahora, muchas de nuestras enfermedades cardiovasculares son adquiridas, mediante un estilo de vida poco saludable”, apunta.
Una dieta inadecuada, no controlar los factores de riesgo como el sobrepeso, consumo de alcohol o tabaco, no vigilar la presión, no vigilar el colesterol: todas estas prácticas conllevan a la generación de daño en las arterias o alteración del corazón.
Prevenir el desarrollo de estos es responsabilidad de cada persona, primero estableciendo cambios en su estilo de vida, donde la alimentación balanceada y la práctica de ejercicios sean prioritarios.
Los chequeos médicos periódicos que permitan medir el peso y los niveles en el cuerpo de las sustancias antes mencionadas también se vuelven necesarios, concluye el especialista.