Eduardo Paniagua, el motociclista arrastrado por corriente en Santa Tecla, pasó de árbitro de fútbol a vendedor de helados para mantener a su familia

Eduardo fue árbitro durante buena parte de su vida y en los 80 pitó como titular en la Primera División. Sin embargo, debido a su edad, decidió retirarse de ese oficio y buscar una nueva fuente de ingresos para su familia.

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Esposa e hijos llegaron al lugar del percance y no lograron contener sus lágrimas y preocupación al reconocer las pertenencias de Paniagua. Foto EDH/ Menly Cortez

Por Gadiel Castillo

2019-07-10 9:37:47

Mucho antes de decidirse a emprender en el negocio de los chocobananos, paletas y otros productos helados, Eduardo Paniagua, de 64 años, el motociclista que fue arrastrado por una correntada en Santa Tecla, se desempeñó como árbitro profesional de fútbol.

Un familiar contó que su Eduardo fue árbitro toda su vida y últimamente solo lo hacía durante los fines de semana en ligas locales y torneos empresariales. “Era muy conocido porque estuvo federado. En los ochenta, pitó como titular en la Primera División de Fútbol del país”, agregó.

Entre el punto en que Eduardo Paniagua desapareció y el punto que fue encontrado hay un kilómetro y medio de distancia.

 

La esposa de Eduardo, Juana Magdalena Castellano de Paniagua, recordó que hubo una ocasión en la que a su compañero de vida lo llevaron a pitar hasta San Miguel en helicóptero.

Eduardo incluso pitó partidos para los equipos Alianza, Fas y Águila.

Pero a medida avanzó el tiempo, Eduardo descubrió que debido a su edad sus habilidades para desempeñarse como árbitro ya no eran las mismas. Por eso, decidió retirarse del oficio y buscar otras formas para llevar el sustento a la familia. “De árbitro ya se había retirado hace cinco años y decidió emprender en el negocio de las paletas”, dijo Wil Paniagua, uno de sus hijos.

La tragedia 

El pasado martes, Eduardo Paniagua se dirigía a bordo de su motocicleta desde su casa ubicada en la colonia Las Moritas, en el municipio de Colón, hasta la zona industrial del Plan de La Laguna a vender sus paletas, siberianos, chocobananos y otros productos helados. Esa rutina la realizó de lunes a viernes durante cinco años.

Sin embargo, ese día y tras una fuerte tormenta decidió esperar bajo el paso a desnivel en el kilómetro 15 de la carretera a Los Chorros. En un primer momento, su motocicleta y hielera fueron llevadas por una correntada, pero con la ayuda de otros motociclistas logró rescatarla.

Pero al ver que su hielera con productos era llevada por la corriendo volvió y en ese momento fue arrastrado hacia una alcantarilla.

El casco y una hielera fueron los primeros objetos que los socorristas encontraron de Eduardo. Foto EDH / Jessica Orellana

“Llevaba cosas personales atrás que se las quitó el agua, se las llevaba la creciente con todo y casco. Un compañero que estaba ahí se regresó con él a querer recuperar las cosas, ya cuando llegaron la corriente estaba más grande y estaba el tubo en la parte de arriba y ahí se lo jaló. El compañero medio lo agarró de la mano pero se le fue”, manifestó el día de la tragedia un testigo.

Luego del incidente, diferentes cuerpos de socorro y autoridades procedieron a la búsqueda, pero ese martes la jornada no tuvo resultados. Fue hasta el miércoles, luego de 19 horas, que el cadáver de Paniagua fue encontrado por sus familiares en la ribera de un río ubicado a un costado sur de la colonia Alpes Suizos 2 del municipio de Santa Tecla.

Un agente de la Policía Nacional Civil (PNC) informó que el cuerpo fue localizado a unos 500 metros del kilómetro 15 de la carretera Los Chorros, lugar donde ocurrió el percance.

“Yo tenía el presentimiento que por esta zona estaba. Desde ayer (martes) que me dijo el muchacho al que se le fue de la mano y cayó al tragante porque él tenía problema con un pie”, dijo Juana de Paniagua.

Eduardo Paniagua, de 65 años, se dirigía el martes a vender paletas y chocobananos al Plan de la Laguna, Antiguo Cuscatlán, cuando fue arrastrado por una correntada en el kilómetro 15 de la carretera a Los Chorros, a la altura de la intersección del bulevar Monseñor Romero, en Santa Tecla.

La familia retomó la búsqueda 

Wil relató que la desesperación de no saber de su padre se apoderó del grupo familiar y no pudieron esperar hasta las 8:00 de la mañana, la hora provista por las autoridades para retomar la búsqueda.

“A las 5:00 de la mañana comenzamos la búsqueda con todos mis primos. Nos dividimos y con la ayuda de un guía nos dispusimos a la búsqueda”, dijo

Jesenia Castellano contó que a eso de las 6:00 de la mañana junto con su madre y demás familia ya estaban en el paso a desnivel de donde ocurrió la tragedia, pues ahí sería el punto de reunión con personal de la Cruz Roja para retomar las labores.

“En eso estábamos y como a las 7:00 nos avisaron los primos que ya lo habían encontrado. Pedían que llamaríamos a los cuerpos de socorro para sacarlo”, dice Castellano.

Fausto Fuentes, un socorrista de la Cruz Roja Salvadoreña informó que en las labores participaron alrededor de 40 personas, entre familiares y diferentes instituciones.

Uno de los parientes pidió a las autoridades correspondientes que coloquen rejas en las alcantarillas que están en la carretera para evitar que ocurra otra tragedia como la que le ocurrió a su familiar, una persona a quien recordarán como alguien trabajador, honesto, divertido y entregado a su familia.

“Le dijimos que no fuera porque llovía”

Una de sus hijas manifestó que el día de la tragedia aconsejaron a su padre que no saliera a vender por las lluvias. La pariente agrega que pudieron más las ganas de trabajar del señor que la insistencia por tratar de frenarlo.
“Lastimosamente pasó todo esto. Ahora solo toca resignarnos y no dejar de orar a Dios” dijo entre lágrimas.