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Discapacidad física en El Salvador: Un desafío en la movilidad urbana

En El Salvador hay más de 463,075 personas con discapacidad física, esto según la Encuesta Nacional realizada en 2015, pero a pesar de esta cifra, existen muy pocas acciones que faciliten la movilización de esta población.

Por Damaris Girón/ Fredy Mancía | Abr 29, 2024- 14:27

En El Salvador hay una Ley Especial de Inclusión de las Personas con Discapacidad, que busca garantizar los derechos de esta población, sin embargo, la falta de un reglamento de aplicación de la ley y también de la voluntad política del Gobierno, hacen imposible el desarrollo de políticas públicas que mejoren la calidad de vida de este sector.

Al buscar datos sobre personas con discapacidad en El Salvador, hay poca información, el dato más actualizado es de la Encuesta Nacional del año 2015. Para esa fecha, habían 463,075 personas con discapacidad física y aunque es casi medio millón de personas, aún no existe un transporte público que facilite su movilidad.

En noviembre del 2021, la actual Asamblea Legislativa, con mayoría oficialista, hizo una propuesta para una Nueva Ley de Transporte Terrestre, en la que se cuidarían aspectos como el acceso para personas con todo tipo de discapacidad.

“Las reformas que por años se hicieron a la ley del transporte público, nunca fueron integrales, no respondían a las necesidades de los salvadoreños”, recalcó la diputada oficialista, Dania González en la Comisión de Obras Públicas, Transporte y Vivienda hace más de dos años.

Actualmente, ninguna de estas iniciativas se ha convertido en una realidad.

Una ley de inclusión obsoleta

La Ley Especial de Inclusión para Personas con Discapacidad establece en el artículo 37 el derecho a la movilidad y designa al Estado para garantizarlo.

“Se reconoce a las personas con discapacidad el derecho a la movilidad con la mayor independencia y autonomía posibles, por lo que es obligación del Estado tomar las medidas efectivas para lograr la accesibilidad en el entorno físico, transporte, información, comunicaciones y otros servicios en instalaciones públicas o privadas de atención al público, en todo el territorio nacional”.

A pesar de que la ley tiene casi tres años de haber sido aprobada no ha habido ningún esfuerzo para ponerla en práctica. Hasta este momento, una persona con discapacidad física no tiene alternativas de transporte público y debe recurrir a transportes privados que tienen precios más elevados o incluso arriesgar su seguridad.

Según la jerarquía de movilidad urbana, los peatones, ciclistas y transporte público son quienes deben tener mayor prioridad, dejando al final al transporte de carga y vehículos particulares, pero en El Salvador, esto se cumple muy poco.

La mayoría de infraestructura vial que se ha construido durante los últimos años, ha ido enfocada en aliviar la alta carga vehicular, dejando a un lado las reformas para que el transporte público sea más inclusivo o que al menos, las aceras se encuentren en estado óptimo para que cualquiera pueda transitar.

Parte del trabajo para garantizar la movilidad de personas con discapacidad también es tener aceras en buen estado, rampas de acceso a establecimientos tanto públicos como privados, de primera necesidad o para ocio.

Por lo tanto, analizamos diferentes sitios de San Salvador, los cuales son frecuentados en el día a día para satisfacer las necesidades primordiales de todos los salvadoreños.

En primer lugar, analizamos uno de los espacios de suma importancia que cumple con la función de las necesidades primordiales del ser humano, la atención médica, nos enfocamos específicamente en el Hospital Nacional Rosales.

En cuanto a la accesibilidad para peatones y personas con discapacidad, tenemos los accesos ubicados sobre la 25 Avenida Norte, en ella encontramos el acceso por el portón de consulta externa, dicho acceso que aunque posee rampas para personas en silla de ruedas, es bastante limitado para la movilidad adecuada para las personas.

Luego nos trasladamos a la 1ª Calle Poniente en donde encontramos el acceso de emergencias, un acceso con una pendiente bastante pronunciada, que puede ser funcional para vehículos pero que tiene un alto nivel de dificultad para una persona en silla de ruedas. Por otro lado, nos trasladamos hacia la Alameda Roosevelt en donde encontramos el acceso mayormente conocido como “la puerta de visitas” en donde podemos observar aceras bastante deterioradas en donde la movilidad para personas con discapacidad puede tornarse complicada.

En segundo lugar, nos trasladamos a uno de los centros comerciales más grande de San Salvador, este sitio cuenta aproximadamente con más de 760 locales entre los cuales podemos encontrar: bancos, farmacias, supermercados, restaurantes, etc., los cuales cumplen con las necesidades primordiales de más de 1.8 millones de personas mensualmente.

En la mayoría de accesos del centro comercial podemos observar gradas y rampas, además de superficies podotáctiles, pero al entrar al centro comercial hay varias complicaciones de movilidad, ya que para una persona en silla de ruedas la única manera de desplazarse es mediante el ascensor, y aunque si hay ascensores en cada etapa, están bastante alejados unos de otros.

Sumado a esto, los pasillos son bastante reducidos ya que en la mayoría hay kioskos comerciales y combinado con el alto flujo de personas hacen que el desplazamiento para una persona en silla de ruedas sea complicado.

Por último tenemos un espacio público que cumple con la necesidad de entretenimiento: el Parque Cuscatlan; este un espacio de esparcimiento familiar en donde se pueden realizar diferentes actividades entre las cuales tenemos: cancha de futbol, gimnasio urbano, Gimnasio parkour, senderos, pasarelas, áreas para pícnic, entre otras.

Al ser un espacio público, cuenta con diferentes accesos, sobre la 25 Avenida Norte, podemos encontrar un acceso bastante amplio, lo mismo ocurre en la 6°-10° Calle Poniente, en donde hay varias entradas para personas con discapacidad física, sin embargo para que una persona en silla de ruedas pueda ingresar desde la Alameda Roosevelt debe atravesar todo el parque por medio de una pasarela y entrar desde los accesos sobre la 6°-10° calle Poniente.

Un punto en contra de los alrededores del parque es que hay muy pocos semáforos y aunque hay varios pasos peatonales suelen ser irrespetados por los conductores.

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