“Mientras todos estaban en la búsqueda de mis hermanos, yo me encontraba encerrado, sin poder hacer nada”, lamenta Carlos Renderos, un agente de la Policía Nacional Civil (PNC) que se encuentra en un centro de cuarentena luego de haber dado positivo a la prueba de COVID-19.
Carlos es el hermano mayor de Remberto y Óscar Renderos, los dos jóvenes agricultores que murieron luego que una avalancha de lodo y escombros arrasara con la casa en donde residían en el cantón Las Granadillas, del municipio de San Juan Opico, La Libertad. En el hecho también murió Marisel Rodríguez, pareja de Óscar.
El agente Renderos se enteró de la muerte de sus hermanos a través de una llamada telefónica que recibió minutos después de las 06:30 de la mañana, cuando aún dormía, en la habitación del centro de contención en donde guarda cuarentena. “Me sentí destrozado y con impotencia. Quería irme de este lugar”, expresa.
Alrededor de tres meses pasaron desde que Carlos vio por última vez a sus padres y hermanos. Fue cuando decretaron la emergencia nacional como medida preventiva frente a la propagación del COVID-19 en El Salvador. Desde entonces, el agente relata que su trabajo lo llevó a patrullar las calles de la capital; sin embargo, su mayor anhelo era volver a casa y ver a su familia.
“Es un golpe duro. Nos apoyábamos siempre en todo”, recuerda y señala que la relación con Remberto era como la de todo hermano mayor: los cuidaba, protegía y aconsejaba. “Teníamos una relación cercana y bonita”, agrega y lamenta que durante estas semanas hayan estado tan separados.
“Ahora se perdió todo. No hay nada que hacer”, dice Carlos, y expresa que su deseo es, al menos, poder estar presente en el entierro de sus hermanos. Quiere estar cerca de sus padres y ayudar en lo que pueda a su familia que lo ha perdido y no tienen siguiera un lugar en donde resguardarse de la lluvia.
Durante la mañana del domingo, mientras sus padres hacían los trámites para preparar los cuerpos de sus hermanos y cuñada, el agente rogó al personal de salud, que trabaja en el centro de contención en donde pasa su cuarentena, para que agilizaran los resultados de las ultimas pruebas de COVID-19, que le realizaron hace una semana.
La esperanza de Carlos es que los resultados sean negativos y así conseguir el aval de las autoridades para que lo dejen salir y dar, en persona, el último adiós a sus hermanos menores, con quienes creció y a quienes cuidó y protegió desde que eran tan solo unos niños. Él se encuentra en cuarentena desde hace 25 días y dio positivo hace 20. La última prueba fue hace una semana.
“Lo único que quiero es despedirme de mis hermanos y luego llevarme a mis padres a vivir a otro lugar”, expresa el agente Carlos. La avalancha de lodo y escombros que arrebató la vida a Remberto, Óscar y Marisel recorrió casi dos kilómetros de distancia y se produjo a causa de las intensas lluvias que dejó la tormenta Amanda a su paso por El Salvador.
En el lugar en donde solía estar la casa en que residían los tres jóvenes, junto a sus padres y otros dos hermanos, ahora solo quedan pedazos de muro, piedras, escombros y las pocas pertenencias de la familia. Además, otras casas de la zona resultaron dañadas por el paso del alud de tierra y se encuentran en grave riesgo y vulnerabilidad. Hasta la tarde del domingo, ninguna autoridad de Protección Civil había visitado la zona de la tragedia.
Agentes amigos de Carlos y algunos vecinos de la familia Renderos han organizado una campaña de ayuda para conseguir fondos que sirvan para sobrellevar los gastos funerarios. Se ha puesto a disposición la cuenta 3300480376 del Banco Agrícola.