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“Es una agonía no saber dónde está”: familia de desaparecido en Apopa

Carlos Ramírez tenía 20 años cuando desapareció en el Día de la Madre, han pasado cinco años y las autoridades no han dado con su paradero.

Por Lissette Lemus | Nov 21, 2023- 22:21

Foto/ Cortesía

“Tía, tengo un presentimiento como si alguien me anda siguiendo" le dijo Carlos a su tía abuela Dina, una señora de 90 años, a quién él le tenía mucho cariño como a una madre, y por eso  la había llegado a visitar el 10 de mayo de 2017. 

Carlos vivía en la colonia Las Cañas y su tía en la residencial Santa Teresa, en el municipio de Apopa,  ambas comunidades solo están divididas por un puente. 

A  las 5:00 de la tarde el joven salió de la casa de su tía, pero nunca llegó a su destino y desde entonces su familia sigue sin conocer su paradero. 

Foto/ Cortesía

Han pasado cinco años desde que Carlos Adolfo Ramírez Pérez, de 20 años, no regresó a la casa donde vivía con su abuela y su hermana, pero ellas no pierden la esperanza de encontrarlo, ya sea vivo o muerto.

“No hay día en que no pensemos en él, que nos preguntemos ¿dónde estará? ¿qué habrá pasado con él?”, dice su hermana Jenifer Pérez. 

Tras su desaparición, durante un año su hermana y su madre lo buscaron en diferentes lugares, incluyendo la morgue de Medicina Legal; preguntaron a la Fiscalía General de la República (FGR) pero nunca tuvieron una respuesta. 

Ambas mujeres enfermaron ante la incertidumbre y la desesperación al no saber qué le había pasado a Carlos; incluso la hermana tuvo que dejar su trabajo como cajera en una gasolinera, para dedicarse a las acciones de búsqueda. 

La joven relata que fue a preguntar a la Fiscalía, en varias ocasiones, y lo único que le dijeron  es que no habían pistas, que después de cinco años el caso se daría por inactivo. 

“Como familia no perdemos la esperanza, a veces quisiéramos que estuviera en algún lugar, pero solamente Dios sabe qué pasó con él”, dice Jenifer.

Derecho a encontrarlo 

Ante la necesidad de encontrar, en el peor de los casos, aunque sea sus restos, iniciaron la semana pasada una campaña de pega de afiches de búsqueda en la zona donde el joven desapareció.

“Es bien duro ver la foto de él, pero así podemos expresar a las personas que nosotros como familia lo seguimos buscando. Primeramente Dios encontremos pistas o alguien que hable y nos ayude. No vamos a descansar hasta encontrarlo como sea”, expresa Jenifer.

La hermana y la madre de Carlos, con el apoyo del Bloque de búsqueda de familiares de personas desaparecidas en El Salvador, recorrieron la carretera Troncal del Norte y la colonia Las Cañas, pegando afiches. 

El Bloque de Búsqueda de personas desaparecidas en El Salvador está conformado por 40 familias, de los cuales 36 son mujeres y cuatro hombres.

Idalia Zepeda, representante de Asdehu, explicó que realizan este  tipo de acciones porque creen que,  en el contexto actual donde hay una percepción de mayor seguridad, la gente pueda aportar alguna pista o algún elemento que les  pueda indicar el paradero o información de los responsables de la desaparición del joven. 

“La finalidad de la actividad es difundir información sobre Carlos, que está desaparecido todavía y que no ha sido encontrado”, manifestó. 

Las familiares de personas desaparecidas han tenido que asumir la búsqueda por  cuenta propia, al no tener una respuesta de parte de las autoridades correspondientes. 

“La necesidad de realizar estas acciones es ante la pasividad de las autoridades del Estado, las madres se convierten en buscadoras de pistas e información”, señala Zepeda. 

Foto/ Cortesía

Las madres buscadoras explican a los residentes de la zona donde indagan que cualquier información puede ser útil para dar con el paradero de su hija o hijo. “Lastimosamente en el país las autoridades policiales o fiscales no hacen este tipo de recorridos”, dijo.

Zepeda lamentó que en casos donde ya han pasado varios años de la desaparición los van cerrando o archivando y en  los procesos recientes  no hacen más que esperar que sea la familia la que les lleve los elementos probatorios.

 “Hacen unas diligencias bien básicas, no como lo establece el protocolo de acción urgente y desde una visión punitiva penal, en la cual se prioriza la captura de imputados y no encontrar a la persona, aunque sea en una fosa clandestina”, expresó. 

En cada uno de los afiches colocan la fotografía  y un teléfono de contacto, al cual cualquier persona que tenga información sobre el paradero del desaparecido puede llamar de manera confidencial. 

Zepeda explica que algunas veces reciben llamadas o mensajes amenazantes con información falsa o extorsión, por lo que Asdehu tiene un protocolo especial para procesar la información brindada. 

Carlos tenía un año de laborar  en una empresa embotelladora de agua cuando desapareció. 

“Queremos tener esa paz de que si él está muerto lo vamos a enterar. Es una agonia bien dura no saber donde está, es una tortura que vivimos a diario”, explica Jenifer. 

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