Miles de salvadoreños salieron de sus casas desde tempranas horas de la mañana con la esperanza de llegar a sus trabajos, esto después de la larga pausa de actividades que hubo en El Salvador por la emergencia causada por el coronavirus.
Sin embargo, en el primer día de reactivación económica el caos imperó en las paradas de buses, terminales, pues la falta de unidades de transporte causó confusión y aglomeraciones sin respetar el distanciamiento social. Además, muchos salvadoreños no tuvieron forma de transportarse porque algunas rutas no están trabajando y las que hay no dieron abasto.
Como ya se había hecho costumbre, salvadoreños y salvadoreñas tuvieron que caminar por un largo periodo de tiempo o pagar transporte privado. Las empresas dejaron de dar transporte a sus empleados a partir de este día alegando que no es necesario por la reactivación del transporte colectivo.
El personal de salud tampoco es la excepción, a pesar de ser quienes enfrentan la pandemia en primera línea. Por ejemplo, en la terminal de Oriente tres enfermeras que laboran en el Hospital de la mujer tuvieron que esperar más de hora y media para poder abordar el bus. Ellas iban saliendo de su turno de 24 horas y llegaron a la terminal para abordar el bus que las llevaría hasta San Vicente, de donde son originarias. Después del tiempo de espera y al ver que no podían abordar ninguna unidad de trasporte decidieron que pedirían ride para poder llevar a sus hogares.
Comentaron que el Ministerio de Salud les suspendió el transporte que les brindaba sin previo aviso porque, según ellos, a partir de ahora el transporte público funcionaría con normalidad.
También Jonathan Artíga, quien es enfermero del Hospital Amatepec, aseguró que tuvo dificultades con el transporte, pues no hay buses que lo lleven hasta donde él viaja. Artíga señaló la importancia del uso de la mascarilla y distanciamiento social ahora que se habilitó el transporte público.
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Otro caso es el de Víctor Cáceres, quien esperó dos horas para poder abordar la ruta 113, que hace su recorrido hasta Cojutepeque, Cuscatlán.
Víctor trabaja en el área de mantenimiento del Parque Infantil, San Salvador. Él es originario Cojutepeque, pero alquila en Soyapango y durante este periodo la empresa le daba transporte para su trabajo. Este día esperaba visitar a su familia en Cojutepeque, pero no encontró transporte para viajar.
A pesar que las autoridades de salud han insistido en el respeto y aplicación de los protocolos para evitar contagios masivos del virus, hay salvadoreños que no tienen las posibilidades para comprar los insumos necesarios y protegerse del COVID-19.
Tal es el caso de Efraín Hernández, quien es empleado de una empresa de seguridad y viaja desde San Bartolomé Perulapía. Él asegura que no tienen los recursos para comprar mascarillas y por ello fabricó una máscara plástica con una botella de Coca-Cola, gasas y algodón.
Efraín no tuvo mayor problema para transportarse, pero tardó dos horas en llegar a San Salvador.
Personas de tercera edad
A las empresas se les ha insistido que personas mayores de 60 años o con enfermedades crónicas no asistan a trabajar. Sin embargo, la recomendación no es aceptada por todo el sistema laboral. También hay muchas personas de la tercera que trabajan en el sector informal y a pesar de las limitaciones o el riesgo que corren salen a trabajar.
GALERÍA: Caos vehicular en el primer día de reactivación de la economía
Uno de ellos es Lucio Chávez, quien esta mañana caminó desde su casa hasta Plaza Mundo porque no encontró buses.
Aseguró que le incomoda cuando recomiendan que las personas mayores se queden en casa porque muchos de ellos, al igual que él, sino salen a trabajar no comen.
Lucio era vigilante, pero por su edad fue suspendido desde marzo, ahora busca qué hacer porque vive con su esposa y ella tampoco tiene un ingreso económico. El único dinero que ambos tienen para mantenerse son 25 dólares que su hijo les manda cada 15 días.
Los esposos Julio César Lovo de 78 años y María Elena Escobar de Lovo, de 75 años, salieron esta mañana después de permanecer en su casa durante todo este tiempo de emergencias.
Julio César salió porque tenía que hacer unos trámites personales, él no llevaba mascarilla quirurgica porque no tiene dinero para comprarla, pero asegura que trata de mantener el distanciamiento con otras personas. Su esposa, sí usa una mascarilla quirúrgica, pero asegura que para ellos es un gasto adicional.
Los esposos aseguraron que no tuvieron dificultad con el transporte público y tampoco fueron maltratados por los conductores.
María Elena Escobar de 75 años, asegura que no tuvo problemas para viajar en la ruta 29, ella viajó desde Cumbres de San Bartolo hasta Plaza Mundo.
Ella es modista desde 1976, pero sus hijos ya no quieren que trabaje en ese negocio.
