Cuarenta enfermeras recibieron en El Salvador los restos de compañera que donó sus órganos en Estados Unidos
Sandra Guadalupe Barrientos sufrió una muerte cerebral mientras estaba en EE. UU. para pasar las fiestas navideñas en casa de su suegra. Allá también fue despedida con honores en el hospital donde falleció.
A las doce del medio día en el Aeropuerto Internacional, en Comalapa, cerca de 40 enfermeras y empleados administrativos del Hospital San Rafael de Santa Tecla aguardaban este miércoles en el área de carga.
La mayoría de los presentes guardaban e intercambiaban en sus teléfonos fotografías de Sandra Guadalupe Barrientos, de los últimos momentos que compartió con ellos. La describieron como una mujer extrovertida, con una actitud positiva y de mucha calidad humana, tanto con ellos como con los pacientes del área de consulta externa, donde se había destacado los últimos tres años.
De sus compañeros, no hay quien no haya escuchado la frase “tópelo mi cabo”, su grito de batalla en el centro asistencial ante las adversidades o inicios de jornada. Sandra se caracterizaba por alegrar a sus compañeros y pacientes, a quienes no era extraño les ayudara a solventar problemas con consultas y hasta darles palabras de aliento.
“Ella era una mujer con mucha empatía, si el paciente llegaba tarde trataba de buscarle cupo”, cuenta el director del Hospital San Rafael, Yeerles Ramírez.
Sus compañeras enfermeras también recuerdan su actitud alegre. “Aunque anduviera cansada, ella siempre tenía ganas de trabajar, sin importar cómo se sintiera“, recuerda Mélida Yanira Acevedo.