"Aquí sigo en la rebusca": Jorge, del oficio de estatua viviente a pintar tumbas en La Bermeja

El oficio lo aprendió a lo largo de su vida, cuando su madre lo llevaba al mismo cementerio, hoy ambos salen a la “rebusca” del ingreso extra.

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Foto EDH/ Enrique Carranza

Por Enrique Carranza

2021-11-01 2:51:44

El Día de los Difuntos representa para Jorge Salvador López la oportunidad de lograr ingresos extras y ejecutar el trabajo que le enseñó en la niñez su madre, la labor de pintar lápidas.

Previo a la conmemoración por los fieles difuntos, él camina entre las tumbas del cementerio La Bermeja, situado en el surponiente de San Salvador, busca de eventuales clientes, y cuando encuentra algunas personas sin dudar pregunta: "¿Se la pinto?".

Y es que pintar lápidas es su trabajo durante estos días, el resto del año hace estatuismo en el centro histórico de San Salvador

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“Hasta el momento quizás he pintado unas 25, solo en estos dos días, se puede decir que está calmado”, dice en tono animado y expectante Jorge, quien tiene 22 años, es delgado, alto y amigable.

La jornada iniciada el domingo ya deja huella, su piel de tono claro esta rojiza, a causa de los prolongados períodos trabajando bajo el inclemente sol; por eso en esto días carga un galón de agua en la mano, mientras en la mochila en su espalda van las herramientas y pinturas.

La madre de Jorge camina un poco más adelante, y usa la misma técnica para atraer a los dolientes que posiblemente necesitan sus servicios. Ella es un poco más tímida.

“Pintar cada lápida puede costar de 3 a 5 dólares y se hace con diferentes pinturas”, detalla el joven, mientras se escucha el chocar de botes de pinturas dentro de su bolsón.

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Él trata de hacer la relación con respecto a los años anteriores, y enfila sus esperanzas a que este 2 de noviembre será mejor.

En el lugar hay otros jóvenes que se dedican a pintar los rótulos de las tumbas cobran 10 centavos por cada letra hecha, ellos aseguran que por veces un trabajo les puede dejar hasta 16 dólares.

Algunos de ellos consideran que las restricciones para entrar al cementerio limita la afluencia de personas y afecta su negocio.

Para evitar la expansión del covid-19, a la entrada del cementerio personal sanitario exige la cartilla de vacunación, aplica alcohol gel y desinfecta a los visitantes.

En los alrededores otras personas buscan dinero extra por medio de la ventas de flores y hojuelas.

A quienes visiten hoy La Bermeja les colocarán un brazalete con la hora de ingresó, pues la vista está limitada. Además está prohibido el ingreso de niños y personas de la tercera edad.