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“Pedimos justicia para mi hermano, lo capturaron sin deber nada”

Serafín Guerra era un agricultor y albañil chalateco, originario de La Laguna, municipio que por años ha mantenido a raya a las pandillas. Murió el 26 de septiembre, cuatro meses después de estar preso.

Por Jorge Beltrán Luna | Sep 27, 2022- 22:12

Serafín Guerra era originario del municipio de La Laguna de Chalatenango. Foto EDH/ Menly Cortez

El nombre de José Serafín Guerra Fuentes, de 36 años, se suma a decenas de personas, más de 80, que han muerto en los últimos seis meses mientras estaban en prisión, capturados bajo el régimen de excepción y, posteriormente, acusados de agrupaciones ilícitas.

Serafín fue capturado el 26 de mayo y murió exactamente cuatro meses después.

Vivía en el barrio Las Delicias, del municipio de La Laguna, Chalatenango, un lugar que ha mantenido a raya la proliferación de pandilleros. Muestra de ello es, afirman vecinos, que los índices de homicidios se mantuvieron bajos; incluso hubo varios años en que no registraron ninguna muerte violenta y los comerciantes locales y foráneos no pagan extorsión.

Muchos vecinos aseguran que en el municipio no hay pandillas y a eso atribuyen la tranquilidad con que habían vivido, hasta que decenas de hombres, jóvenes y adultos comenzaron a ser capturados de manera arbitraria, según familiares y lugareños, por policías y soldados que han llegado a sacarlos de sus casas durante la medianoche o madrugada.

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Entre esos tantos capturados estaba Serafín, a quien arrestaron el 26 de mayo junto con Gerardo Cruz Guerra Carbajal, un reconocido mecánico de estructuras metálicas a quien horas antes de arrestarlo, policías y soldados allanaron su vivienda y le robaron varias herramientas de trabajo, según denuncian vecinos.

Él era José Serafín Guerra Fuentes, un agricultor y albañil, arrestado arbitrariamente, según sus familiares. Ayer lo enterraron. Foto EDH/ Menly Cortez

Serafín era agricultor y albañil. “Para el trabajo que lo buscaran, él lo hacía”, comentó su padre, ayer horas antes de que su hijo fuera sepultado en el cementerio municipal de La Laguna, a 92 kilómetros al norte de San Salvador.

El lunes anterior, el concejo municipal de La Laguna publicó en sus redes sociales, una esquela en la que manifestaban el pésame a la familia Guerra Fuentes, por la muerte de Serafín. Según lugareños, esa es una muestra de que él no era ningún pandillero sino que, por el contrario, su captura y encarcelamiento fueron “injustos y arbitrarios”.

Tres hermanos presos

El régimen de excepción ha golpeado por partida triple a la familia Guerra Fuentes, pues además de Serafín, dos de sus hermanos  están en el Penal de Izalco y en el de Mariona, donde también se encontraba Serafín.

Los Guerra Fuentes relatan que,  en la madrugada del 6 de abril, varios soldados llegaron a las casas de las familias, que están en un mismo terreno, y se llevaron presos a Miguel Antonio  y Vicente  Guerra Fuentes.

Aquella madrugada, los soldados revisaron el documento único de identidad de Serafín y le dijeron:  “Vos estás limpio, andá, dormite”. Eso cuentan los demás familiares.

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Vicente todavía está en el penal de Izalco mientras que Miguel Antonio continúa en Mariona.

Posiblemente, ambos no saben que su hermano fue enterrado ayer luego de que fuera trasladado agonizante desde Mariona hacia el hospital Zacamil, en Mejicanos, donde falleció, según el documento que el Instituto de Medicina Legal ha entregado a los familiares.

 Como buen número de prisioneros muertos mientras estaban bajo la responsabilidad del Estado, Serafín murió por “edema pulmonar”; es decir, por acumulación de líquido en los pulmones.

Sin embargo, de acuerdo con testimonios de los familiares de la víctima, en todas partes del cuerpo eran evidentes un montón de manchas rojizas, similares a las de la viruela.

En este caso se consumó un patrón ya conocido: ningún empleado estatal informó a los familiares que su preso había muerto, sino que fueron los empleados de las funerarias quienes llevaron la noticia.

“Se han llevado a medio pueblo”

Ayer a media mañana, mientras velaban los restos de Serafín en el barrio Las Delicias, varias mujeres y adultos mayores aseguraron que de ese barrio, los soldados y policías han encarcelado muchos hombres. 

Algunos detenidos en La Laguna, Chalatenango. De acuerdo con familiares y vecinos, estas personas no tienen vínculos con pandillas. Fotos Cortesía

En un corto momento, los lugareños hicieron una lista de doce hombres que, según ellos, no tienen ninguna relación con pandillas,  pero que llevan meses de estar encarcelados injustamente.

Serafín era familia de al menos ocho de ellos.

De acuerdo con vecinos de La Laguna, todos esos arrestos no fueron realizados por policías asignados al puesto de esa localidad, sino que fueron policías y militares de otros lugares; los lugareños suponen que alguna complicidad habría entre  unos y otros.

En algunos casos,  los soldados han cometido abusos, tal como el que hicieron con la esposa de uno de los capturados, a quien un soldado la obligó a desvestirse completamente mientras detenían al marido. “Me obligó a quitarme todita la ropa, me dijo que era para ver si no tenía tatuajes”, comentó la joven mientras participaba en el velorio de Serafín.

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En La Laguna, aseguran, no solo en el barrio Las Delicias han realizado capturas; las han hecho en todo el pueblo y en los cantones. Se han llevado a personas que, al menos públicamente, no se sabe que tengan vínculos con grupos de pandillas, sino que son agricultores, albañiles y hasta “bolitos”.

“Nosotros creemos que hay alguien que por alguna razón les dice a los policías a quienes deben capturar; tal vez por hacer números nomás, pero no saben el sufrimiento que una pasa con sus hijos”, advirtió una joven cuyo marido está preso desde principios de mayo.

Como ha sucedido en otros lugares, en La Laguna, no son pocos los hombres que han decidido marcharse a Estados Unidos ante el temor de que una madrugada lleguen los policías o soldados y los metan presos, afirmó una mujer que pidió no mencionar su nombre por temor.

En La Laguna hay mucho temor. Temor a ser el próximo capturado... Hay miedo a pedir justicia para quienes están detenidos, sufriendo en prisión injustamente, afirmaron lugareños.

Sin embargo, ayer, durante el sepelio, algunos vecinos decidieron escribir en carteles sus exigencias de justicia por la muerte de Serafín.

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