Comunidades en medio de la ciudad, pero sin acceso a servicios de salud por delincuencia

Habitantes de comunidades etiquetadas como peligrosas explicaron las dificultades que tienen para acceder a servicios médicos, de educación, créditos y empleo, pese a vivir en municipios del Gran San Salvador. La organización Médicos Sin Fronteras trabaja con está población para mejorar su calidad de vida.

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Foto EDH

Por El Diario de Hoy

2019-03-07 10:10:18

A pesar de que en el departamento de San Salvador hay 40 unidades de Salud y 7 hospitales públicos, la mayoría de los residentes de las colonias etiquetadas como “rojas” no tienen acceso a servicios médicos a causa de el accionar de la delincuencia. Esa realidad es la que han encontrado y tratan de cambiar los integrantes de la organización Médicos Sin Fronteras, con apoyo de otras instituciones.

Los “pacientes” tratados por los doctores de esta ong en colonias de la capital y Soyapango recibieron diagnósticos de enfermedades crónicas; también encontraron en la población bajas coberturas de vacunación, embarazadas sin controles prenatales y nada de salud preventiva; todo eso a pesar de que hay una unidad de Salud a pocos metros de sus viviendas.

 

 

¿Cuál es el muro que separa a esta población de la atención médica? La respuesta se dice simple, pero se vive complicada: la falta de la libre circulación por las calles y el estigma social de vivir en esas comunidades.

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“Médicos Sin Fronteras trabaja en diversas comunidades donde hay situaciones frecuentes de violencia social, ya sea de forma insidiosa (oculta) o evidente, que contribuyen a crear dificultades para acceder a los servicios de salud. Cuando una persona debe movilizarse hacia un servicio de salud pero su seguridad e integridad física no están garantizadas, entonces, es muy posible que no accedan a los tratamientos de forma oportuna. Esto genera cronificación o empeoramientos en todo tipo de enfermedades”, explicó Marcos Moyano, de nacionalidad argentina y médico encargado del área de Salud Mental.

Desde hace un año, la organización humanitaria realiza jornadas médicas en 11 colonias de San Salvador y Soyapango calificadas como “de riesgo” o “zonas rojas”, en donde sus residentes ven con normalidad el accionar de las pandillas y sus pasos están delimitados por barreras invisibles, construidas por la rivalidad entre las pandillas.

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Patricia Galdámez, técnica Comunitaria de Médicos Sin Fronteras, opinó que la situación de violencia social del país provoca que instituciones de gobierno y otras entidades marginen a la población de las comunidades y desconozcan la situación sanitaria.

“Aquí, según algunas madres, hay niños que no asisten a la escuela porque el cupo ya se llenó dentro del centro educativo del sector y no pueden cruzar una calle para acceder al centro escolar más cercano (pero en territorio calificado de rival, por las pandillas). Tenemos jóvenes que no pueden buscar oportunidades para otro nivel educativo por el sector que viven”, explicó Galdámez.

Lo que comentó Galdámez es secundado por Liliana Acosta , dirigente de la Comunidad El Granjero II: “La juventud es la que sufre, más que todo porque hay mucho joven que deja de estudiar porque no hay acceso a instituciones. Muchas veces los marginan porque van de aquí, porque tienen la idea que el que vive aquí es un delincuente. La mayoría de jóvenes sacan el noveno grado y ahí se quedan porque no hay manera de seguir. Algunos por recursos económicos y otros porque no hay adónde”.

Según la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM), realizada por la Dirección General de Estadística del 2017, la falta de acceso a la seguridad social que viven los hogares salvadoreños es del 68.8 %. Dentro de ese porcentaje se hallan los habitantes de las colonias etiquetadas como “zonas rojas”.

Las brigadas móviles de la ong iniciaron en abril del año pasado y ofrecen servicios de consulta general, ginecología, actividades de salud mental y atención prehospitalaria.

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“El objetivo es conectarlos (a los habitantes) con el primer nivel de atención dentro de su comunidad. También se busca reconectar a esta población con el establecimiento de salud formal del Minsal. Sin embargo, un año después seguimos recorriendo la comunidad encontrándonos jóvenes enfermos que no salen por temor, porque ya tuvieron una mala experiencia al buscar atención (sanitaria)”, prosiguió Galdámez.

Cuando la población no puede acceder a la consulta médica oficial, recurren a la automedicación, lo cual pone en riesgo su estado de salud.

Temores del personal de Salud

“Pensamos que nuestra intervención puede generar un impacto con las actividades comunitarias, pero eso requiere de una gran confianza que nos dé la gente. Esperamos que con estos micro impactos que estamos generando esto se reproduzca en otras instituciones, organizaciones o que el Estado incluso actúe”, expresó Luis Romero, coordinador adjunto de Proyecto de Médicos Sin Fronteras.

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Él expuso que hay muchas brechas entre la atención en salud y estas comunidades: “Estamos en zonas donde el personal de salud ha sido amenazado, agresiones de que el personal se quita la ropa para ver si tienen tatuajes o le piden el DUI. Eso genera un miedo en la gente y es comprensible que el personal de Salud tenga miedo”.

Pese al panorama anterior, afirmó que el acceso a la salud es posible a través de la apertura y la comunicación con las juntas comunales, directivas, Adescos o ir con ellos en las brigadas médicas.

“Estamos con el Ministerio de Salud elaborando un protocolo a nivel nacional para las zonas rojas, en conjunto con Cruz Roja Salvadoreña, Comandos de Salvamento y Médicos Sin Fronteras. Nuestra idea es que las comunidades se apropien de esta idea del acceso a la salud, que los grupos respeten la acción médica, sean estatales o no estatales, y que esto favorezca a la salud de las personas que no tienen el servicio”, dijo Romero.

Para el coordinador del proyecto, la falta de acceso a la salud en zonas de riesgos es un tema complejo debido a que “cada comunidad que visitamos es un micro mundo, no podemos hablar generalidades. Lo que nos llamó la atención es que el Ministerio de Salud o la clínica no tiene información epidemiológica porque no tienen acceso a la colonia o porque las personas de la zona no tienen acceso a los servicios”.

Añadió que ya hay algunas dependencias del Ministerio, en San Salvador, que están funcionando en coordinación con alcaldías para acercar la salud a esas zonas.

El proyecto está teniendo aceptación en las comunidades: “Los jóvenes o las personas que están en estos sectores comprendan el respeto al trabajo en los temas de salud, respeto al personal médico y que entiendan que salud no solo es un derecho al que todos debemos de acceder, también es un tema neutral que debe respetarse”, expresó la técnica Galdámez.

En 10 meses, la organización ha llevado asistencia médica a 10,285 personas.