La comunidad el Granjero II, muy conocida en la capital, legalmente no existe y su habitantes sobreviven en el laberinto que forman sus casas y calles, entre el bulevar Venezuela y el río Acelhuate.
Los residentes sobreviven del empleo informal y no hay forma de que accedan a créditos, imposible si el préstamo fuese para vivienda porque la zona fue declarada inhabitable en 2009, luego de que la zona se inundó en el invierno de ese año.
Liliana Carolina Acosta, secretaria de la Junta Directiva de El Granjero II, comentó que desde que ocurrió la inundación sólo han tenido mayor marginación.
“Nos marginan porque se supone que esta comunidad no existe; porque nos declararon inhabitable esta zona, pero cómo va ser inhabitable si aquí vivimos nosotros”, manifestó la dirigente de la comunidad.
Acosta explicó que en esa inundación no hubo pérdidas humanas porque tenían un comité de Protección Civil que evacuó a los residentes, “pero de pronto todas las instituciones nos voltearon la espalda y no tenemos apoyo de ninguna”, lamentó.
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En julio del año pasado, a la comunidad llegó un proyecto de Ciudad Mujer, a través del cual hubo capacitaciones en panadería y repostería y “nos prometieron ayudarnos como emprendedores; pero el detalle es que nos iban a facilitar créditos para que pusiéramos un negocio. Estuvimos en las capacitaciones y todo, pero cuando llegamos a la institución financiera y vieron de dónde éramos nos dijeron: ‘Para ustedes no hay créditos’”.
En cuanto a oportunidades de empleo, la población en edad laboral también sufre discriminación.
“Si buscamos un empleo nos cuesta mucho conseguir en una empresa de prestigio porque no cualquiera da el empleo porque tienen la idea que sí es de esta comunidad es un delincuente”, dijo Acosta.
En el Granjero II viven 135 familias, las cuales están compuestas cada una con más 7 personas.
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“Ese problema (estigmatizados) lo hemos tenido toda la vida. Si se pide una ambulancia no saben dónde está la comunidad, ven la dirección y no entra o dicen ahí no voy. La única ambulancia que entra es la de la Policía. Ahora, ya entra la ambulancia de Médicos Sin Fronteras”, expuso la dirigente comunal.
Acosta aseguró que la población que vive en la zona es muy laboriosa, que sobrevive de la panadería y tortillería; esa es la forma en la que los habitantes del Granjero se ganan el pan de cada día.