¡Orgullo salvadoreño! Conoce a la familia Flores y su tradicional árbol con farolitos

La colocación del arbolito adornado es una tradición heredada y que sigue reuniendo a las familias ahuachapanecas.

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Por Cristian Díaz

2018-09-03 9:57:17

El hogar de Fidelina Palma de Flores, de 81 años, ubicado sobre la Primera Avenida Norte, entre 2da. y 4a. Calle Oriente, en Ahuachapán, acapara miradas la noche del 7 de septiembre, pues es de las pocas familias que aún coloca su árbol tradicional con los farolitos.

Un estudio que realizó, en 2002, la Casa de la Cultura de Ahuachapán sobre la tradición de los farolitos, consigna que en 1989 se comenzó a promover la celebración, luego que estuviera a punto de desaparecer por la poca participación de los ahuachapanecos.

La investigación señala que, probablemente, fue a partir de ese año que la celebración de la víspera del nacimiento de la Virgen María comenzó a realizarse tal como se conoce actualmente, con complejas estructuras adornadas con farolitos tradiciones o fabricados con discos compactos y botellas plásticas, entre otros materiales.

En el hogar de Fidelina, cada año, dos ladrillos de la acera de su casa son quitados para incrustar en la tierra un árbol, de cualquier variedad, y colocar más de 140 farolitos.. La faena inicia a la 1:00 de la tarde. La octogenaria lo hace, junto a su familia, desde hace 52 años, tras heredar la tradición de su madre Tránsito Asunción Palma, que falleció hace 33 años, y que probablemente también lo aprendió de su progenitora, narra Fidelina.

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La celebración es el 8 de septiembre. Las actividades inician al mediodía y finalizan a las 9:00 de la noche.

“Vamos a seguir haciéndolo hasta que ya no se pueda”, dice, confiando de que sus cuatro hijos también mantendrán la tradición de colocar el arbolito tradicional, tal como lo reconoce la Casa de la Cultura en una de las categorías que premia en el concurso que organiza para la ocasión.

“Es una tradición que viene desde mi mamá. En aquella época no ponían las calles llenas de farolitos; sino que en el centro de las casas ponían sus árboles. Nosotros poníamos el palito que mandábamos a traer el campo”, relata.

Además recuerda que para la temporada de fin de año, el árbol de navidad que colocaba en su hogar era el conocido como flor de maguey, cuyo tronco era recto.

Tras la temporada, era guardado para ser utilizado nuevamente el Día de los Farolitos, donde le colocaban un promedio de cuarenta faroles.

Entre risas, cuenta que la primera ocasión que lo colocó, la administración municipal de entonces le entregó un premio de cincuenta colones ($5.71) por ser el único que era de flor de maguey. La última ocasión que utilizó este árbol fue hace treinta años pues ya no lo encontraron en el campo, por lo que fue sustituido por otros para continuar con la tradición de la familia.

“Antes no habían fiestas, era el árbol nada más en la casa; pero no toda la gente ponía. Uno en amor y honor a la Virgen ponía ese palito. En aquella época sólo se ponía el palito, humildemente y sencillo; pero con amor”, reflexiona.

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En el municipio de Ahuachapán la celebración será del 6 al 9 de septiembre y en San Francisco Menéndez está programada para el 7. Ambos prometen mucha diversión.

La devoción que mantiene junto a su esposo, Alejandro Flores Molina, de 82 años, la ha inculcado a sus cuatro hijos y cinco nietos, quienes llegan a su casa el propio día desde muy temprano para comenzar la tarea de incrustar el árbol en la acera y posteriormente colocarle cada farolito. Las velas que llevan en su interior son encendidas a partir de las 6:30 de la tarde, o cuando ya comienza a oscurecer, pues el principal atractivo es que éstas iluminen las calles. Aunque el trabajo inicia cinco días antes, en promedio, ya que deben de forrarlos nuevamente y reparar aquellos que han sufrido algún daño el año anterior.