Hombre que habría matado a dos indigentes: El diablo me pidió dos almas

Los policías aseguran que el sospechoso estaba drogado. Su ojos estaban rojos y los labios los tenía resecos.

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David Fabricio Calderón Molina, conocido en la zona de San Antonio Abad como "Gato", presuntamente es adicto a las drogas. Foto EDH/ Cortesía

Por Diana Escalante / Oscar Iraheta

2018-07-27 8:29:23

David Fabricio Calderón Molina, a quien la Fiscalía General acusa de matar a dos indigentes a los que no habría podido robarles dinero para comprar licor, fue enviado este jueves a prisión provisional por el Juzgado Décimo Segundo de Paz de San Salvador.

El hombre, quien tiene 19 años, fue aprehendido el domingo en una vivienda del pasaje San José, en la calle San Antonio Abad, al poniente de San Salvador. Ahí intentó ocultarse de las autoridades tras presuntamente haber asesinado a dos hombres que pernoctaban en la vía pública.

Tras varias horas de búsqueda, el sujeto, apodado Gato o Chele, dijo a los agentes que lo acorralaron y detuvieron que él atacó a las víctimas porque “el diablo me pidió dos almas”. Algunos lugareños aseguraron que él es adicto a las drogas.

Las investigaciones indican que, la madrugada del domingo, Calderón Molina mató con un trozo de vidrio a Víctor Pérez González, de 83 años, cuando dormía en la 75a. Avenida Norte y calle Mano de León, de la capital.

El ataque, que según las autoridades fue grabado por una cámara de seguridad, lo habría cometido después de revisarle en vano los bolsillos en busca de dinero.

Como el sujeto se manchó la ropa de sangre se marchó hacia su casa, que está cerca de donde las autoridades sostienen que cometió el primer homicidio, para cambiarse la mudada.

Una hora después, salió de inmueble y caminó cerca de un kilómetro hasta que llegó a una cantina situada en la calle La Granjita y San Antonio Abad a donde pidió una bebida. El encargado del negocio se negó a entregársela porque no andaba dinero para pagarla.

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Según un delegado del Ministerio Público, el imputado salió del establecimiento y enfurecido atacó con piedras y palos a otro indigente que dormía en la calle y también le causó la muerte.

La policía dijo que esta persona no pudo ser identificada porque no tenía documentos personales.

Habría cometido ataque drogado

Un testigo que presenció el segundo ataque que se le atribuye a Calderón Molina fue quien alertó sobre el hecho a la Policía. A los pocos minutos un grupo de agentes llegó al lugar e inició la búsqueda del sujeto en las comunidades y pasajes cercanos a las escenas donde fueron asesinadas las víctimas.

Calderón Molina se había refugiado en una vivienda y pudo ser detenido hasta las 6:30 de la mañana. Los agentes que participaron en el procedimiento relataron que el sujeto no se mostró agresivo, solo levantó las manos y expresó: “El diablo me pidió dos almas”.

El detenido aún tenía en su calzoneta y zapatos sangre de sus víctimas. Los policías aseguran que el sospechoso estaba drogado. Su ojos estaban rojos y los labios los tenía resecos.

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El fallecido trataba de reparar el pick up que manejaba y que se le había quedado por desperfectos mecánicos. El policía regulaba el tráfico vehicular por el lugar.

Algunos habitantes que conocen al imputado relataron que él es un sujeto que consume mucha droga y que se moviliza por la zona de la calle La Granjita y calle San Antonio Abad. Las autoridades han descartado que él sea integrante de alguna pandilla.

El hombre fue acusado de homicidio agravado y entre las pruebas que lo incriminan, según la Fiscalía, están los rastros de sangre que tenía en la vestimenta y que serían de las dos víctimas. También el relato de un testigo y la documentación que se hizo en el reconocimiento de los cadáveres.

Segundo caso similar en 3 meses

La brutalidad con la que Calderón Molina habría asesinado a dos personas que escogió al azar es similar a la violencia que ejerció, en abril pasado, Ronald Alexander López Hernández, de 24 años, contra un vecino, en San Martín, y contra el vigilante de un bar situado en el centro de San Salvador.

Fue el mismo juzgado que ayer ordenó encarcelar a Calderón Molina el que resolvió lo mismo contra López, quien también fue acusado de homicidio agravado.

La Policía arrestó a López en flagrancia, la madrugada del 6 de abril, tras apuñalar y decapitar a Rogelio Gómez, de 64 años. El señor laboraba en un establecimiento nocturno en la 17a. Avenida Norte y 3a. Calle Poniente, cerca de la alameda Juan Pablo II.

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Las víctimas tenían varios disparos en su cuerpo. Vecinos y amigos dicen que eran personas amigables.

Las autoridades informaron que tras matar con un corvo a Gómez el imputado le quitó la camisa ensangrentada, se la puso e intentó violarlo. Horas antes, también habría matado con saña a su vecino Israel Jovel Cabrera, de 57 años, en la colonia Santa Teresa, de San Martín.

El jornalero había salido de su casa a ver un sembradío en un terreno cercano y en el camino se encontró a López, su vecino, quien lo decapitó. La familia de Jovel salió a buscarlo y encontró el cadáver cerca de un barranco.

El día que compareció en la audiencia inicial, Ronald Alexander confesó haber cometido ambos crímenes “por falta de entendimiento, porque se le perdió un documento y para llamar la atención de la Policía”.

En este caso, ambas víctimas también habrían sido escogidas al azar.

Los crímenes que se le atribuyen a López habrían sido producto de las enfermedades mentales que supuestamente padece.