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Operación Midnight Hammer: el fin del programa nuclear iraní

La destrucción de centros neurálgicos del programa iraní ha sido ejecutada con una gran precisión, usando los bombarderos estratégicos B-2 Spirit.

Por Pascal Drouhaud | Jun 22, 2025 - 20:59

Estados Unidos bombardeó el domingo 22 de junio tres instalaciones nucleares clave de Irán, sumándose así a la ofensiva lanzada por Israel el 13 de junio. Foto EDH/AFP
Estados Unidos bombardeó el domingo 22 de junio tres instalaciones nucleares clave de Irán, sumándose así a la ofensiva lanzada por Israel el 13 de junio. Foto EDH/AFP

Midnight Hammer.  Fue el apellido que llevó la operación norteamericana de ataque sobre varios sitios que hacen parte del programa nuclear irani, en la madrugada del 22 de junio pasado. Entra en la historia una acción cuyo objetivo consistía en acabar con un dispositivo militar que volvía aún más peligroso el sistema internacional, puesto bajo fuertes tensiones desde el ataque de Rusia contra Ucrania.

La destrucción de centros neurálgicos del programa iraní ha sido ejecutada con una gran precisión, usando los bombarderos estratégicos B-2 Spirit, misiles Tomahawk y la desde entonces famosa “bomba anti-búnkers” GBU 57. Los ataques contra los sitios de Fordo y Natanz en Irán, participando en el enriquecimiento del uranio en Isfahan, siendo un centro de investigación tanto como laboratorio, concluyen con la “marcha forzada” iraní hacia el armamento nuclear. 

Por cierto, desde los años 1970, Irán, conocido por sus reservas de petróleo y gas, pudo reforzar su rango de potencia regional con una dimensión nuclear. El régimen del entonces Shah/ Emperador Reza Shah Palhavi era aliado occidental. Pero cayó en 1979 a raíz de una revolución encabezada por los mollah y el Ayatollah Khomeiny. Con una accesión muy violenta al poder y de inmediato una oposición a los Estados Unidos (la embajada estadounidense fue tomada bajo control iraní en Noviembre de 1979, 53 diplomáticos siendo rehenes hasta su liberación el día de toma de posesión de Ronald Reagan, el 20 de enero de 1981). Desde entonces, Irán construyó un dispositivo de seguridad interior y exterior dedicado en reforzar el régimen teocrático islámico: el potencial energético, sus relaciones con varios “Estados rebeldes” a raíz de los años, la participación a la red del “profesor  Abdul Kader Khan” de Pakistán en los años 1990, la voluntad reafirmada por el entonces Presidente Mahmùd Ahmadinajad (2002-2013) en “destruir Israel”, confirmó el peligro latente del potencial nuclear iraní en construcción. 

Las negociaciones y el acuerdo de Viena de 2015 llamado JC PoA (Joint Comùprehensive plan of Action” (Los 5 miembros del Consejos de Seguridad de la ONU, Alemania, Unión europea e Irán) debía llevar a un control del programa, ofreciendo un levantamiento de las sanciones económicas adoptadas contra Irán. La salida de los Estados Unidos en 2018, y el seguimiento de un programa caracterizado por un enriquecimiento del uranio indispensable al armamento, reforzó a una preocupación reforzada por las tensiones internacionales desde 2023. Miembro desde enero de 2025 de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, África del Sur, ampliado a Irán, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia y Egipto desde enero de 2025), demostraba cuánto Irán libraba un acción sobre varios frentes: el frente económico para ganar una respetabilidad. El frente exterior consistía en participar en el “Sur global”, esta alianza de países que consideraban mecánico y lógico, denunciar y acelerar la caída de la arquitectura de seguridad nacida de la Segunda Guerra Mundial. Elaborada a partir de 1944 (Acuerdos de Bretton Woods aparece la dimensión económica y financiera con el FMI, Banco mundial, y 1945 con la organización de las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad con miembros permanentes), se había edificado para garantizar una equilibrio con una pantalla de fondo elaborada a raíz del terror del Reich y aliados. 

No impidió “conflictos periféricos” pero volvió céntrico el aspecto disuasivo del arma nuclear. Es exactamente este punto crucial que rompía Irán. Afirmando tener como objetivo “la destrucción de Israel”, amenazaba un edificio internacional cuyo ligero equilibrio consiste en la disuasión, en la ausencia de uso de una arma suprema. Lo practicamos desde 2023 a través del conflicto entre Rusia y Ucrania, y a pesar de las amenazas de Moscú. Lo vemos en la península coreana y el Mar de China. Ademas, desde los ataques del 7 de octubre de 2023, con apoyo y alianzas con una red de movimientos terroristas: el Hezbollah en Líbano, el Hamás en los territorios palestino y, particularmente, la Franja de Gaza, el apoyo a los Hutíes en Yemen. 

Todos reforzaron el ambiente de inquietud hacia el régimen iraní. Las represiones internas desde hace años refuerzan un movimiento de desconfianza. La muerte de Masha Amini el 16 de septiembre de 2022, joven estudiante, después de su arresto por la “policía de la moralidad” por no llevar el velo adecuado. Es la suma de este contexto, que explica la operación estadounidense. No se trata de hacer la guerra hacia Irán, sino de parar un potencial prohibido y llevado en el secreto a pesar de compromisos ante la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA/ IAEA) que ponía en tela de juicio la seguridad de todos: Israel, obviamente, el Medio Oriente en general, Europa, Asia Central… 

Esta realidad era el verdadero mecanismo de una lógica de guerra, con potencial nuclear, poniendo en tela de juicio la existencia de todos, vestida de un discurso supuestamente libertador hacia “la opresión de Occidente”. Hoy en día, volver a poner en tela de riesgo el Tratado de No proliferación nuclear firmada en 1968, con una voluntad en usarla, es la verdadera amenaza inmediata contra la subsistencia de todos. 

Existen otras espadas de Damoclès, el cambio climático, el descontrol de la Inteligencia Artificial, la expansión de las redes del narcotráfico amenazando Estados y últimas democracias, la crisis alimentaria son las más relevantes. Pero lo nuclear es la que de manera instantánea puede, a base de tecnología humana, destruir un equilibrio frágil de seguridad, construido a raíz de guerras que revelaron lo peor del ser humano.  

Pascal Drouhaud / Especialista en relaciones internacionales / Presidente de LATFRAN (www.latfran.org)

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Armamento Nuclear Conflicto Israel E Irán Donald Trump EEUU Internacional Irán Ver Comentarios

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