Dos estrategias, dos resultados
Sin duda que más de uno se ha planteado cómo es posible que haya tanto alboroto por los temas planteados por el informe MAHA y secuenciados por la Ley SB25 de Texas -ya firmada por el Gobernador-. Si finalmente la OMS ha venido empujando este tema y otros similares por décadas con poco éxito y, unos pasos adelante y otros para atrás. Pues ahora trataré de exponer una -de las muchas que pueden haber- explicación al respecto.
1. Método de fijación de la creencia: Autoridad vs. A priori
Charles Sanders Peirce definió cuatro métodos para fijar una creencia en una sociedad: el método de la tenacidad, el de la autoridad, el método a priori y el método científico. La OMS, en teoría, opera bajo el método científico, pero en la práctica termina sosteniéndose en el método de la autoridad, confiando en su estatus institucional y en la presunción de su expertise. Sin embargo, la confianza en las organizaciones internacionales ha venido erosionándose, especialmente en países donde la percepción de su neutralidad ha sido cuestionada. Todo lo que implicó la crisis de COVID 19 y los graves cuestionamientos que OMS no fue capaz de responder a total satisfacción, así como aseveraciones que se hicieron sobre poco rigor científico en tiempos de la anterior Directora General, quien inclusive fue cuestionada públicamente por sus propios colegas de la rama europea de la organización, en 2011.
MAHA, en cambio, no apela a la autoridad institucional sino al método a priori, utilizando la lógica de la evidencia aparente—el deterioro de la salud infantil, la crisis de seguridad nacional vinculada a la condición física de los jóvenes estadounidenses, y el impacto de los ultraprocesados. No intenta convencer con estudios técnicos o regulaciones -de hecho cuando lo ha hecho han existido cuestionamientos sobre la existencia de los mismos-, sino con una argumentación que “se presenta” como incuestionable, porque se basa en lo que "todos pueden ver", que es donde precisamente radica el a priori. Este enfoque ha demostrado ser mucho más efectivo para movilizar voluntades y generar cambios sociales. En resumen, para fijar creencias
2. Cómo se interpela al ciudadano: Salud vs. Ideología
Aquí radica la diferencia fundamental entre ambos enfoques. La OMS habla a las personas desde una posición de expertos corrigiendo hábitos dañinos, como si los individuos no supieran lo que hacen pero continuaran haciéndolo. Es una lógica que recuerda el pensamiento marxianista sobre la alienación del consumidor dentro del sistema económico. En cambio, MAHA le habla al ciudadano estadounidense desde un lugar completamente distinto: no desde la corrección de hábitos, sino desde la reconstrucción de su identidad.
MAHA interpela a la gente con el concepto de ser grandes AGAIN. No se trata simplemente de una cuestión de salud pública. Ni siquiera nos detengamos en el tema de seguridad nacional, sino que enfoquémonos en eso de “recuperar la fuerza de la nación y la excepcionalidad estadounidense”. Lo que hay de por medio es la proposición por un anhelo, por un deseo que está en lo íntimo de los ciudadanos.
Aquí es donde entra la noción del sublime objeto de la ideología, como lo plantea Slavoj Žižek: el deseo de alcanzar una grandeza que se considera perdida. Mientras la OMS presenta restricciones técnicas, MAHA vende una visión emocionalmente poderosa, lo que hace que su mensaje resuene con mayor intensidad.
¿Qué significa esto para el futuro?
La gran diferencia entre ambas iniciativas no es solo de estrategias, sino de impacto cultural. OMS y OPS han intentado establecer regulaciones basadas en la ciencia -aunque en mi personal opinión no toda su evidencia responde al rigor científico- y la autoridad técnica, pero MAHA ha demostrado que el verdadero poder de cambio radica en la construcción de una narrativa de identidad. En la batalla por definir el futuro de la salud pública, el triunfo no parece estar en manos de quienes tienen los mejores estudios - y personalmente no estoy convencido que los tengan-, sino de quienes saben cómo movilizar el deseo colectivo.
La efectividad de MAHA y la SB 25 no solo ha desplazado el debate sobre salud pública en EE.UU., sino que podría generar un efecto expansivo que altere la forma en que otras regiones, incluyendo América Latina, aborden el tema de regulación alimentaria. Si las multinacionales de alimentos y bebidas han tratado de resistirse con el argumento tradicional de que sus ingredientes son seguros, pronto podrían enfrentarse a un desafío mayor: la necesidad de reformular su estrategia no solo desde la perspectiva comercial, sino desde una nueva lógica discursiva.
El verdadero desafío para la industria
Ante la estrategia y metodología de la OMS y sus aliados, la respuesta de quienes dirigen la estrategia y la comunicación de las grandes empresas, las asociaciones y son guía para las empresas de menor envergadura, parece haber funcionado parcialmente. Han logrado detener los avances de una lógica imperfecta y llena de vacíos, que se cobija más en el viejo prestigio que en la rigurosidad académico-científica. Sin embargo, en el caso de MAHA, la historia es totalmente diferente. Esa estrategia empresarial está desfasada y sin oportunidad de ganar, ni siquiera de detener el avance.
Aquí es donde se ha hecho mención anteriormente que se necesitan los consiglieris de guerra, los generales al mando, no los ejecutivos de tiempos de expansión. MAHA no plantea una batalla de normativas, sino una guerra de discurso e identidad. La única opción para la industria es entender que esta es una nueva clase de conflicto, donde no se trata de defender ingredientes y etiquetados, sino de reposicionarse dentro de un paradigma completamente distinto.
A las personas - y pongamos el caso específico de la ciudadanía estadounidense - poco puede importarles que les pongan figuras de tipo advertencia en la parte frontal de los empaques de los alimentos que les gustan, porque finalmente privará el deseo a satisfacer, antes que cualquier otra cosa. Hay una cosa que se llama circuito del placer en el cerebro humano y no se combate con simples stickers.
Pero lo que va implícito en el discurso que promueve la iniciativa MAHA, ese devolver no solo salud, sino grandeza AGAIN, eleva el “deseo” a un nivel superior al disfrute por un rico chocolate. Eso interpela al individuo con un deseo no solo espectacular, sino además, se lo ofrece el “gran Otro”.
Ahora bien, si alguien tiene la duda de si todo esto del discurso por recuperar la excepcionalidad estadounidense, va realmente a generar un cambio positivo en la Salud Pública, que a su vez genere un efecto cascada - más allá del que seguro se dará- positivo para el resto, al menos de América Latina, me permito recordarle a quien se cuestione, que la primera pregunta es ¿aún es pública la Salud Pública?
Médico, nutriólogo y abogado

CONTENIDO DE ARCHIVO: