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Mypes en riesgo de regresar a la informalidad ante alza de salario mínimo

Emprendedores comentan que sin apoyo estatal el incremento al salario mínimo eleva sus costos, por lo que podrían optar por dejar la formalidad, a la que solo acceden 3 de cada 10 mypes.

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Por Moisés Alvarado
Publicado el 07 de mayo de 2025


La ley indica que el salario mínimo debe actualizarse cada tres años para adecuarse al costo de la vida. Y por tanto, todas las empresas del sector formal deben sumar este incremento a sus costos de producción.

Sin embargo, no todas las compañías tienen el mismo tamaño y el soporte financiero para adecuarse a los cambios. El Diario de Hoy consultó a cuatro emprendedores, de los rubros de alimentos y de comercio electrónico y mensajería, que vislumbran momentos difíciles ante este inminente aumento, si no existen medidas complementarias que les ayuden a conservar a todos sus empleados y continuar en la formalidad.

LEA MÁS: Aumento al salario mínimo no cubrirá el costo de dos canastas básicas al mes

Los pequeños empresarios accedieron a hablar con El Diario de Hoy, pero sin mencionar sus nombres ni el de sus empresas por temor a represalias en sus emprendimientos.

Mario (nombre ficticio) comenzó hace una década con un pequeño emprendimiento enfocado en los postres. El inicio fue en la humilde cocina de su hogar. A inicios de 2022 pudo cumplir con su sueño de formalizar su empresa: el objetivo era dar un salto de calidad, que le permitiría acceder a mejores oportunidades de financiamiento. Ahora puede darle un trabajo formal a 9 colaboradores, con las prestaciones de ley.

Pero el aumento en los insumos ha ralentizado el crecimiento y le está dejando apenas lo indispensable para seguir a flote. "Me da para vivir, dignamente. Pero poco más que eso. He hecho números… no sé si pueda afrontar ese incremento y que mi negocio pueda continuar como hasta ahora", comenta.

Francisco (nombre ficticio), que ha montado una pequeña empresa que comercia productos de belleza a través de internet y en la que emplea a seis personas formalmente, está en la misma situación que Mario y le preocupa el futuro ante un aumento en los costos.

Ambos calculan una cifra parecida a la recogida por el Centro para la Defensa del Consumidor (CDC). Según Danilo Pérez, director ejecutivo de la CDC, dicho aumento le representará a los patronos un incremento en sus costos de unos $50.89 por colaborador. Es decir, para Mario serían unos $450 extra y $300 para Francisco. Ambos emprendedores coinciden que este margen es inviable, porque es más del 50% de sus actuales márgenes de ganancia neta mensuales, la cual les queda como su ingreso propio.

"Esto nos genera un desequilibrio interno importante. Reconozco que el empleado merece ganar más para tener una vida digna, pero la economía actual no nos está dando tanto margen", opina Francisco.

Tanto Mario como Francisco y otros dos emprendedores consultados se plantean despidos de uno o dos colaboradores para poder seguir a flote. Sin embargo, la otra opción más viable es la de retroceder un paso, es decir, volver a la informalidad. Salir de ese mundo de obligaciones en la que se pagan impuestos y se mantienen estándares rigurosos.

"Siendo informal, creo que a uno no le preocupan todas estas cosas de salario mínimo y prestaciones de ley. Pero el punto es que uno quiere cumplir con esto, porque es la única manera de crecer. Esto se puede convertir en una nueva barrera", comenta María, líder de otra microempresa dedicada a la alimentación.

Barreras estructurales para la formalidad

La formalidad es un mundo de difícil acceso para las micro y pequeñas empresas (mypes).

Lograr que una empresa entre en la formalidad es un reto para el país, debido a una serie de barreras estructurales, según estudio. Foto EDH/ Archivo

El estudio "Estado de la Mype 2024: La Otra Cara de la Economía", de la Fundación Salvadoreña de Apoyo Integral (FUSAI), reveló que solo tres de cada 10 mypes se han podido formalizar, aunque muchas más han tenido la intención de hacerlo.

Según una encuesta a más de 1,000 emprendedores, hasta el 47.2% lo ha intentado sin éxito.

"Esta brecha del 70% entre quienes lo intentaron y quienes lo lograron sugiere que existen obstáculos significativos en el proceso de formalización, más que una falta de interés por parte del sector", dice el informe.

Por tanto, la informalidad suele ser más una consecuencia de barreras estructurales que una elección deliberada de los emprendedores.

El estudio detalla dichos escollos. El primero es el costo de formalizarse, principal razón mencionada por el 48.1% de los encuestados. Eso se manifiesta con requerimientos de ley como el pago de impuestos o brindar a los colaboradores al menos un salario mínimo con sus prestaciones.

El informe señala que la falta de conocimientos (31.3%) es el segundo obstáculo más grande que enfrentan los microempresarios para formalizarse.

FUSAI concluye que los primeros pasos para aumentar la formalidad podrían centrarse en reducir los costos de formalización, educar sobre los procesos y simplificar los trámites.

El aporte que hacen las mypes a la economía de El Salvador no es menor; entre 2016 y 2023, aportaron el 42.9% del Producto Interno Bruto (PIB), según FUSAI.

Además, son responsables de emplear a 7 de cada 10 personas. Conforman el 90% del parque empresarial del país.

La alternativa desde el Estado

Los emprendedores consultados coinciden en que un aumento al salario mínimo es necesario, incluso en un porcentaje mayor al propuesto desde el Ejecutivo (12%), pero choca con su realidad actual. Algo que proponen es que se les pueda brindar una especie de subsidio que les permita afrontar el incremento, al menos en el primer año de vigencia.

Es una medida que coincide con la propuesta del CDC, que plantea un respaldo estatal para las micro y pequeñas empresas y para el sector agrícola. El cálculo de esta entidad no gubernamental sería de unos $230 millones por año, lo cual es difícil de cubrir por un gobierno en pleno ajuste fiscal.

Sin embargo, el monto es solo un poco mayor a lo usado por la administración de Bukele de un préstamo del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), que iba dirigido a apoyar a las mipymes, pero que sirvió para implementar el Bitcoin en 2021.

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