Maestra enfrenta pensión insuficiente vendiendo piñatas y verdura
La docente pasó más de la mitad de su vida enseñando a jóvenes. Ahora debe de enfrentar una pensión baja, comercializando productos para generar un ingreso que equipare el salario que recibía como maestra activa
La maestra vende piñatas, pasteles, arreglos florales, licuados (todo lo elabora ella) y hortalizas, porque la pensión que recibe, después de 37 años enseñando a jóvenes de básica, es insuficiente para cubrir sus compromisos económicos, incluyendo el préstamo con una institución financiera.
“Es injusta”, reconoció.
Además, la compensación económica que en otros años era entregada entre febrero y marzo, a partir de 2025 será recibida, por los profesores jubilados, en tres partes durante los meses de mayo, julio y agosto.
Bases Magisteriales denunció, a finales de marzo de este año, que el Ministerio de Hacienda no había entregado la compensación económica por retiro voluntario a más de 500 docentes, de los que tenía conocimiento, que presentaron su renuncia voluntaria a más tardar en agosto de 2024, de acuerdo a lo establecido en el artículo 36-D de la Ley de la Carrera Docente.
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Los docentes que se acogen al retiro voluntario reciben 15 salarios.
La docente, quien reside en uno de los distritos del occidente del país, recibe una pensión, después de descuentos, de $380, que representa un tercio del salario que recibía como maestra activa. El mismo sobrepasaba los $1,000.
A su criterio, lo ideal sería que la pensión fuera del 75% del salario que reciben los profesores al momento de su jubilación.
“Ya esa es una pensión decente, más que todo para el trabajo que el maestro ha realizado, aunque la gente diga qué haraganes; pero sólo quien tiene un familiar maestro en su su vida, en su entorno, conoce el trabajo que se realiza”, dijo la docente, de 62 años.
La maestra contó que uno de los aspectos que la motivaron a jubilarse es que conoció del caso de una educadora que murió el mismo año que se retiró. No disfrutó su vida después de jubilarse.
Pero lejos de la vida de descanso y disfrute que pensó tener tras dedicar más de la mitad de su vida en la enseñanza, ahora valora dos veces para ir a pasear porque el gasto en recreación podría servir para otras necesidades que no logra cumplir con la pensión que recibe cada mes.
Una larga historia
Pero “nuestro calvario” para la jubilación no es nuevo, reconoció la docente, quien en un inicio cotizaba con el Instituto Nacional de Pensiones de los Empleados Públicos (INPEP).
Con la entrada en funcionamiento de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP´s), en 1998, “nos obligaron” a cotizar en esa nueva modalidad.
En la actualidad, algunos docentes que lograron jubilarse con INPEP reciben una pensión que sobrepasa los $1,000, siendo beneficiados, incluso, con un incremento del 30% que fue aprobado en diciembre de 2022 en la Asamblea Legislativa.
En ese entonces, dicho Órgano de Estado informó que había 100,000 personas que alcanzaban la edad de retiro; pero que no querían dejar de trabajar porque sabían que al hacerlo iban a recibir un ingreso insuficiente.
Información proporcionada por Patricio Pineda, de la Mesa por una Pensión Digna, indicó que hasta el 2024, habían entre 13500 – 14000 maestros que cumplieron los requisitos para pensión (edad y tiempo de servicio).
Pero decidieron no retirarse porque para el 90% de ellos, sus pensiones no superaban los $400 a pesar de tener salarios incluso superiores a los $1,000 mensuales.
Pineda ejemplicó el caso de un profesor salvadoreño, y dirigente sindical, que tras recibir un salario como docente de $1,050 y $2,000 al haber ocupado puestos administrativo en el Ministerio de Educación, recibe una pensión mensual de $573, de los que líquidos le quedan $533.
Mientras que un docente que reside en Ahuachapán, de quien también se omite el nombre para evitar represalias, contó que se jubiló hace 12 años con el INPEP, logrando obtener una pensión superior a la que están recibiendo en la actualidad los docentes que deciden jubilarse.
“Yo tengo una cantidad (menos de $1,000) donde se puede hacer una resistencia al alto costo de la vida… Somos una mínima cantidad de pensionados que estamos así, la mayoría tiene grandes problemas financieros”, reconoció el educador.
Él se jubiló a los 60 años de edad y con 34 años de trabajo.

Una pensión menor
La docente que ha tenido que incursionar en la venta de productos relató que en el 2018 cumplió con la edad y tiempo de trabajo para jubilarse, por lo que realizó gestiones.
Pero se encontró con una dura realidad. La pensión que recibiría, en ese entonces, iba ser sólo de $243, después de los descuentos.
“No quise tramitar mi pensión de 200 y algo, esperando que mejorara, que cambiara esa situación y porque era una pensión demasiado baja. Me iban a dar como 230 y algo. Hasta ganas de llorar me dieron donde el señor me dijo que era el 28% de lo que yo estuviera ganando en ese momento”, recordó.
Por ello, esperó el tiempo oportuno para poder jubilarse.
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“Yo salí de 62 años y tuve que haber salido de 55 años a disfrutar de mi pensión; pero qué iba a hacer con $240 que fue el estimado que me hicieron después de todos los descuentos, qué hacía con eso cuando uno gasta y se hacen compromisos en relación al salario que uno tiene, sabe que puede cumplir con los compromisos que uno tiene, y de repente un corte así, bien brusco, incluso deprimente”
Docente emprendedora
Otro factor que influyó para tomar esa decisión, el año pasado, fueron las nuevas metodologías que el Ministerio de Educación está implementando porque “lo que menos hace uno es trabajar con los niños” debido a que “casi siempre está enfocado uno en la elaboración de papeles, más ahora con la tecnología”.
“Habían capacitaciones, formaciones, a las 4:00 de la tarde y nosotros trabajando con los niños. Sólo por, prácticamente, por poner la asistencia abríamos el link, el vínculo, (porque) nosotros trabajando con los niños (y) medio escuchando (la capacitación) con un audífono; era algo que ya no iba conmigo y no porque no tenga la capacidad de trabajar con la tecnología. Fui de las pioneras en la escuela que aprendió a usar toda la tecnología”, recordó.
Sin dinero
La docente logró jubilarse en junio del año pasado tras acogerse al retiro voluntario. Como la compensación económica usualmente era entregada entre febrero y marzo, logró hacer un ahorro para amortiguar sus compromisos económicos mientras le transferían el beneficio.
Pero no fue así.
“Uno empieza a imaginar qué va a hacer para complementar en la pensión, y tratar de sacar el salario que estábamos recibiendo. Pero empezaron que no decían nada, los ahorritos se fueron acabando y sí hubo momentos de desesperación”, dijo la docente.
Fue entonces cuando surgió la idea de comenzar la venta de piñatas, pasteles, arreglos florales, licuados y, más recientemente, hortalizas.
En mayo recibió una tercera parte de la compensación económica, con lo que pudo honrar algunos compromisos financieros.
“Hasta ahorita se estabilizó mi vida económicamente. Pero sí ha sido una pensión injusta porque 37 años de trabajo no se dicen fácil. Y sí ha sido de trabajo porque para mí, mi profesión la hice de corazón, no superficialmente o solo por mejorar económicamente, no, fuimos pioneras (para valorar la formación)”, dijo.

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