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El turismo en el Centro Histórico es sofocado por los altos precios
Muchos salvadoreños califican el turismo en el Centro Histórico de San Salvador como inaccesible. El turista nacional se ve desplazado, incapaz de costear la experiencia en su propia ciudad histórica.
El Centro Histórico capitalino es el punto de interés de El Salvador más visitado por turistas nacionales y extranjeros. La remodelación de los espacios que conforman esta área y la amplia oferta de restaurantes y hoteles lo convierten en el sitio predilecto de muchos para despabilarse.
Sin embargo, detrás de ese ambiente donde impera la belleza arquitectónica y la seguridad, se esconde una situación que preocupa a muchos, especialmente a los salvadoreños: los precios casi inalcanzables dentro de los restaurantes y otros sitios de interés.
El turismo en este punto de la capital ha enfrentado fuertes encarecimientos en los últimos cuatro años. La combinación de inflación histórica, estrategias urbanas enfocadas en turistas extranjeros y el encarecimiento de insumos y alquileres ha transformado los precios de restaurantes, cafés y entretenimiento.
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A estos factores se suma una drástica transformación urbana: se han desalojado más de 8,000 vendedores ambulantes para dar paso a franquicias, bares, restaurantes y cafés, a menudo impulsados por grandes empresas e inversionistas afines al gobierno.
Este replanteamiento del espacio público ha elevado la oferta en segmentos de atracciones premium, desplazando la propuesta local tradicional y presionando al alza los precios.
Restauranteros argumentan que el aumento en precios responde a una combinación de inflación, altos costos de insumos, alquileres que oscilan entre los $1,500 a $3,000 mensuales en zonas céntricas, y licencias municipales de funcionamiento que van desde $420 hasta $1,260 o más, dependiendo del tipo de negocio y la actividad específica.
Todo esto, sumado a una política urbana que ha priorizado el turismo internacional, ha encarecido la oferta.
En abril de 2025, el Índice de Precios al Consumidor en el rubro de restaurantes y hoteles mostró un incremento, pasando de 3.25 % a 3.49 %; esto podría ser un reflejo de una demanda turística con tarifas “premium” que empuja hacia fuera al visitante nacional.
Demanda turística y precios “premium”
La estrategia de atraer turismo internacional ha permitido aumentar tarifas debido a una mayor afluencia de viajeros. Analistas coinciden en que el turismo sostiene estos precios más altos, con precios hasta $4 más por platillo que hace solo un año.
En 2021, comer en pupuserías costaba entre $5 y $8 por familia; una soda en lata rondaba los $0.75 y $1.00, Pero ahora la misma comida familiar cuesta entre $8 y $16, mientras que una soda simple puede llegar a costar hasta $2.25. Este incremento ha duplicado o incluso triplicado el costo para el turista nacional promedio.
Con el salario mínimo en torno a $408.80 mensuales, gastar en restaurantes se ha vuelto un lujo. Muchos compatriotas reportan que asistir a una pupusería familiar o cenar fuera consume una parte considerable de su presupuesto mensual.
El corazón de San Salvador late fuerte, sí, pero cada vez más lejos del alcance de su propia gente.