Así luce el Estero de Jaltepeque, un lugar que renace gracias a La Cuenta del Mar
Este manglar salvadoreño vuelve a respirar gracias al proyecto La Cuenta del Mar de Bancoagrícola, Mastercard y Fundación Doménech, que impulsa la sostenibilidad ambiental y el empoderamiento comunitario.
En medio de canales que antes estaban obstruidos y hoy fluyen libres, el Estero de Jaltepeque, en San Luis La Herradura, renace. Este ecosistema clave de El Salvador está recuperando su vitalidad gracias a La Cuenta del Mar, una iniciativa de Bancoagrícola, en alianza con Mastercard y ejecutada por la Fundación Doménech, que impulsa la conservación ambiental, el desarrollo comunitario y la generación de empleos sostenibles.
Durante una reciente visita al sitio, elsalvador.com fue testigo de la transformación. Navegando entre raíces de mangle, conversando con expertos, líderes comunitarios y locales, la jornada permitió comprender de cerca cómo el trabajo técnico, ambiental y humano se entrelaza en un modelo de sostenibilidad que ya da resultados tangibles.
En su primera fase, el proyecto -que nació en 2023- superó su meta inicial al intervenir 6.7 kilómetros de canales estuarinos en los sectores de Mamasoca y El Desierto, utilizando la Técnica de Restauración Ecológica de Manglares (REM). Esta metodología busca recuperar el flujo hídrico mediante limpieza manual de residuos, poda y remoción de vegetación muerta, permitiendo que el manglar se regenere de forma natural.

Mauricio Velásquez, biólogo del proyecto y miembro del equipo técnico de Fundación Doménech, explicó que esta técnica no solo beneficia el ecosistema, sino también a las comunidades. “Estamos trabajando con la comunidad de Isla Tasajera. A través del empleo temporal y la participación directa, los habitantes se convierten en agentes de cambio. Un manglar sano protege contra desastres naturales, mejora la calidad del agua y promueve el turismo responsable”.
Hasta la fecha, se han restaurado más de 10 kilómetros de manglar, liberado 200,000 postlarvas de camarón, recolectado más de 3,000 libras de residuos terrestres y recuperado más de 1,300 libras del fondo marino, mediante limpiezas submarinas.
Entre las medidas de protección destaca la creación de un canal vedado —oficializado por Resolución Ministerial R-03-24— que funciona como vivero natural para peces, moluscos y crustáceos.
Uno de los pilares del proyecto es la participación activa de las mujeres de la zona. La cooperativa femenina Estrellitas de Mar, por ejemplo, gestiona un corral de conchas que filtra el agua y permite la reproducción sostenible de moluscos.
Victoria Peraza, una de sus integrantes, compartió con orgullo su experiencia:
“Nosotras estamos orgullosas de pertenecer al proyecto La Cuenta del Mar. Ha traído beneficios para nuestras comunidades, para nuestra economía y para la naturaleza. Agradezco a Bancoagrícola y a Fundación Doménech por hacernos parte de este esfuerzo. No dudo que llegaremos muy lejos”, dijo.
Actualmente, se desarrolla la segunda fase del proyecto y ha generado más de 1,600 jornadas de trabajo. La mayoría de las cuadrillas están integradas por habitantes de la Isla Tasajera, quienes han recibido formación técnica, herramientas y empleo digno.

Impacto social y ambiental
La importancia de este esfuerzo va más allá de lo local. Según Velásquez, los manglares son guarderías naturales de especies marinas, refugio para aves migratorias y filtros de CO₂, conocidos como “pozos de carbono azul”.
Para Margarita Ayala, directora de la Fundación Doménech, el trabajo comunitario es clave:
“Una población atendida y sensibilizada es capaz de cuidar un recurso que nos beneficia a todos. El manglar no solo brinda alimentos y medios de transporte, también es una barrera natural contra el cambio climático. Cuidarlo es cuidar nuestra vida y la de las futuras generaciones”, apuntó.
Desde hace más de 15 años, la Fundación Doménech ha trabajado en la Costa del Sol y el Estero de Jaltepeque en proyectos de educación ambiental, reforestación y pesca responsable, lo cual ha permitido establecer vínculos sólidos con las comunidades.

La participación directa de los habitantes del cantón San Rafael Tasajera ha sido fundamental. Esta comunidad —conformada por más de 850 personas de la Isla Tasajera y La Colorada— depende en gran parte de los recursos del mar y del estero para su subsistencia. Por ello, cada acción de restauración también representa una inversión en el bienestar y la seguridad alimentaria local.
Mariluz Castellanos, jefa de Marca de Bancoagrícola, explicó que el proyecto también tiene un componente financiero clave.
“Con este proyecto generamos fuentes de empleo para la comunidad. Además, este año sumamos un programa de limpieza de playas, limpiezas submarinas y campañas de sensibilización”, expresó.
Cabe destacar que, la alianza con Mastercard ha fortalecido esta visión integral. Juntos, promueven una estrategia que integra lo ambiental, lo económico y lo social, bajo una misma meta: construir un futuro sostenible.

En la jornada, a la vez, tuvo lugar una exposición fotográfica que documenta el proceso de restauración y los rostros detrás del proyecto. Mujeres recolectoras, pescadores, lancheros y familias enteras que hoy ven el Estero de Jaltepeque como una extensión de su hogar.
Alirio González, uno de los guardarecursos del Ministerio de Medio Ambiente que trabaja en la zona, relató cómo la naturaleza ha respondido a los esfuerzos:
“Aquí antes todo era lodo y basura. Ahora el agua corre limpia, hay peces, camarones y curiles. Las especies están volviendo. La comunidad se ha comprometido”, indicó.
De esta manera, Bancoagrícola reafirma su compromiso de cuidar el mar desde el corazón, apoyando proyectos que generan impacto real en el medio ambiente, en las personas y en el futuro del país.


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