Luciérnagas en El Mozote llega a la pantalla grande de El Salvador este jueves

Este jueves 11 de diciembre llega a las salas de Cinépolis Luciérnagas en El Mozote, una de las producciones salvadoreñas más ambiciosas de los últimos años. El largometraje, con una duración de 1 hora y 44 minutos, no solo marca un hito para el cine nacional, sino que también abre un nuevo capítulo en la representación artística de la memoria histórica del país.

La masacre de El Mozote, hecho que sirve como punto de partida para este largometraje, es uno de los episodios más dolorosos del conflicto armado salvadoreño. Ocurrió entre el 10 y el 12 de diciembre de 1981, cuando cientos de civiles —en su mayoría niños, mujeres y ancianos— fueron asesinados en la zona norte de Morazán.

Este crimen, reconocido internacionalmente como una de las peores atrocidades cometidas en la región, continúa siendo un punto crucial para la memoria histórica del país.

Basada en el libro “Las mil y una historias de Radio Venceremos” del periodista José Ignacio López Vigil, la película fue escrita y dirigida por el cineasta salvadoreño Ernesto Melara, cuyo fallecimiento reciente le otorga un peso emocional adicional a su estreno. Melara dedicó casi dos décadas a este proyecto, que ahora llega al público como un testimonio artístico de profundo significado.

Una historia dolorosa convertida en cine con visión internacional

Luciérnagas en El Mozote se inspira en hechos ocurridos durante la masacre de diciembre de 1981, pero lo hace desde la ficción, alejándose de la estructura del documental tradicional. La narrativa gira en torno a un niño de 10 años, sobreviviente de la exterminación de su comunidad, cuya travesía personal funciona como metáfora de la búsqueda de justicia, memoria y resiliencia del pueblo salvadoreño.

Con elementos de acción, simbolismo y drama íntimo, la cinta propone una mirada humana a un episodio histórico que sigue marcando generaciones. Y lo hace con un lenguaje cinematográfico que, lejos de la frialdad de los datos, apuesta por conmover desde lo visual y lo emocional.

La fotografía —a cargo del propio Melara— recorre paisajes que conviven entre lo bello y lo trágico, transformándolos en escenarios que dialogan con la memoria colectiva. Esa sensibilidad estética es, quizá, una de las razones por las que la película ha despertado interés fuera de las fronteras, generando conversación en festivales y entre especialistas del cine de autor.

Un elenco de alto perfil que combina Hollywood y talento local

Uno de los aspectos más llamativos de la película es su elenco internacional, que coloca a la producción salvadoreña en un estándar poco visto en la región. Entre sus figuras destacan:

• Paz Vega, actriz española con amplia trayectoria en Europa y Hollywood.
• Mena Suvari, recordada por su icónico papel en American Beauty.
• Jeff Fahey, conocido por series como Lost.
• Juan Pablo Shuk, actor colombiano muy presente en la televisión latinoamericana.

A estas estrellas se suman intérpretes salvadoreños cuya presencia aporta autenticidad y arraigo a la historia: Diana Cortez, Rodrigo Trigueros, Teda Bertrand, Octavio Melgar, Sergio Delgado y Jordi Turcios, entre muchos otros.

Filmada en escenarios nacionales con más de 700 extras

La producción fue rodada durante 25 intensos días en 2022. Las jornadas llegaban hasta las 18 horas diarias, según contó en su momento el productor en línea Chris Kummerfeldt. Las locaciones fueron seleccionadas cuidadosamente por su valor histórico y su carga simbólica: San Francisco Lempa, Suchitoto, El Playón y el parque Walter Thilo Deininger, donde inició y finalizó el rodaje.

El proyecto requirió la participación de alrededor de 700 extras, quienes recibieron preparación específica sobre trabajo en cine y dinámica en el set. El filme contó además con un equipo técnico mixto —salvadoreño y estadounidense— bajo la producción de Premiere Entertainment Group y Yari Film Group.

Otro elemento destacable es el trabajo de efectos visuales, más de 400 en total. Kummerfeldt reveló que Melara revisó personalmente cada uno, demostrando el nivel de detalle y compromiso que imprimió en la obra.

Un estreno marcado por el legado de Ernesto Melara

La llegada de Luciérnagas en El Mozote a la cartelera ocurre en un momento cargado de simbolismo: su director, Ernesto Melara, falleció el 8 de marzo de 2025, meses antes del estreno. La noticia fue confirmada por su colega y amigo, el cineasta Arturo Menéndez, quien destacó que Melara logró ver la película finalizada, aunque no alcanzó a vivir la experiencia de presentarla al público.

Quienes trabajaron con él lo recuerdan como un creador incansable, perfeccionista y profundamente comprometido con el cine salvadoreño. Sus obras anteriores —entre ellas Pablo y Papa Hemingway in Cuba— ya demostraban su sensibilidad, pero Luciérnagas en El Mozote se perfila como su legado más trascendente.

Una película que invita a la conversación nacional

El estreno de esta semana no es solo un logro cinematográfico. Es, además, una oportunidad para que el país dialogue sobre su pasado reciente desde nuevas plataformas artísticas. La película no pretende dictar una verdad absoluta, sino abrir espacio para la reflexión y para la empatía.

Así, Luciérnagas en El Mozote llega a las salas como un punto de encuentro entre memoria, arte y futuro. Una obra que honra a sus protagonistas, a su director y a un país que empieza a verse más recurrente a sí mismo en la pantalla grande.