Gabi Rivera, la comediante salvadoreña que hace reír a México, Canadá y Centroamérica

Cuando Gabi Rivera pisa el escenario, las risas estallan pero también se hace el silencio, a veces incómodo, como antesala de una verdad dicha sin filtro. Porque Gabi no busca solo entretener, sino contar lo que a muchos les cuesta aceptar. Y en eso, ha creado una nueva forma de hacer comedia en El Salvador.

Psicóloga de formación, actriz por vocación y comediante por destino, la salvadoreña de 36 años ha logrado consolidarse como referente del stand up comedy en un país donde la comedia aún es una industria joven y en construcción. 

En países como México o Colombia el género lleva décadas de desarrollo; en El Salvador comenzó apenas en 2014, con la creación del colectivo ComediaES, que nació con 10 comediantes, en su mayoría hombres, haciendo aún más significativo el posicionamiento internacional de Gabi. 

Rivera ha representado al país en festivales como el Latin Comedy Fest de Toronto, el Festival Internacional de Stand Up en Costa Rica y ha ejecutado presentaciones en toda la región. Cada show ha sido una reafirmación de que su comedia —honesta, inteligente, emocional— conecta en cualquier lugar, con un estilo directo y observador. 

“Yo no sabía que me estaba preparando para algo más grande”, dice hoy, tras 11 años de carrera. “Solo sabía que quería contar lo que veía, lo que pensaba, lo que también me dolía”.

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Su historia profesional no empezó con micrófonos ni reflectores. Surgió con audífonos y horarios rotativos en un call center, mientras estudiaba psicología. Fue en 2014 que un taller de comedia cambió su rumbo. 

“Impulsada por una amiga, tomé un curso con Marvin Murillo de Costa Rica y me lo tomé muy en serio. Me decían que yo era la ‘Biblia de la comedia’ porque anotaba todo”, recuerda entre risas.

Desde entonces, nada fue igual. La disciplina, la preparación y su afán por entender el comportamiento humano la llevaron a destacar en un medio donde la improvisación suele dominar.

Apadrinada por Franco Escamilla

Su primer gran salto llegó en 2016, cuando el mexicano Franco Escamilla —uno de los referentes del humor latino— visitó El Salvador. Gabi abrió su show y nunca imaginó que el mismo Franco la llamaría luego para llevarla a México como parte de su gira “Franco Presenta”.

“Yo estaba en el call center cuando me llamaron. Lloré, no tenía visa, me la negaron y luego me la aprobaron. Me fui sin saber bien a qué iba, pero sabiendo que tenía que aprovecharlo”, cuenta.

En México compartió escenario con figuras como El Cojo Feliz, Ricardo Pérez, Agustín Proal y Ricardo O’Farrill. “Me decían: esta salvadoreña es distinta”, cuenta. Y lo era.

Para ella, el stand up no es solo un formato, es una manera de narrar el mundo. “Me inspiro en lo que observo, en las incongruencias humanas. Todos vivimos cosas que creemos que solo nos pasan a nosotros. Cuando alguien se para en un escenario y dice: ‘yo también tengo ansiedad’, de pronto te sentís acompañado”, apunta. \

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Habla de salud mental, redes sociales, presiones sociales, maternidades difíciles, relaciones, cuerpo, miedos. Lo hace con una sensibilidad que incomoda, pero también libera.

“Una vez alguien me dijo que yo ‘navajeo con realidad’. Es eso: cortar suave, pero con precisión”, dice con una sonrisa.

En 2023, Gabi dio otro paso cuando se convirtió en locutora de una de las radios más influyentes del país, La Femenina.  Ahí encontró una nueva forma de conectar con su audiencia y, al mismo tiempo, una rutina que le aportó estabilidad. 

“Voy cada mañana, me encanta. Me siento realizada porque tengo un espacio donde puedo ser auténtica”, añade. Ella forma parte del “Morning Show”, de 6 a 9 a.m. 

Una mente brillante

Además de su carrera individual, Gabi es cofundadora del colectivo Ovejas Negras Comedy, junto a los también comediantes Brian Lestrange y Cristian Megu. En conjunto han profesionalizado la escena con espectáculos bien producidos, guiones pulidos y un enfoque riguroso.

“Muchas de las cosas que hacemos son decisión de Gabi”, dice Brian. “Tiene una visión clara, sabe hacia dónde quiere ir. Nos ha enseñado que si queremos vivir de esto, tenemos que tratarlo como un trabajo real”.

Megu coincide: “Ella me cambió el chip. Me dijo: ‘si querés ser comediante, levantate temprano, escribí, hacé contenido. No digás que vivís de esto si no le dedicás tiempo de verdad’. Ese día, mi rutina cambió”.

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Una infancia con chispa y voz propia

Su madre, Evelyn González, recuerda a una niña curiosa, segura e intensa. “A los cinco años grababa cassettes leyendo la Biblia. Una vez se puso a leer las botellas de shampoo y me corregía todo. Desde pequeña era brillante”, relata con ternura.

Esa voz interior fue la que la impulsó a buscar más, incluso cuando no tenía claro qué buscaba. “Le gustaba el teatro, pero también el análisis. Y nos sorprendió a todos cuando dijo que quería hacer comedia. Pero la apoyamos, porque vimos que allí era feliz”, dice Evelyn.

Hoy, esa niña es una mujer que se ha ganado el respeto de sus colegas, la admiración del público y un lugar firme en la historia artística de El Salvador.

Lo que viene

Actualmente, Gabi combina su trabajo en radio con la producción de nuevos shows, contenidos digitales y la expansión de Ovejas Negras. Está casada, vive cerca de su madre, hermana y más familia, y se da tiempo para cuidar de su perrita. 

“Disfruto lo que tengo, pero siempre me estoy preparando para lo que venga”, asegura.

Entre sus metas están: viajar a más países a presentar su show, conectar con más públicos y seguir escribiendo. “Vamos empezando”, añade.