Milagro Elizabeth Zepeda nació en El Salvador en 1982, en pleno conflicto armado. Su llegada al mundo fue urgente, complicada, casi como una metáfora de lo que sería su vida: un constante acto de supervivencia. La cesárea de emergencia que la trajo al mundo no fue sino el primero de los muchos momentos en que la vida la arrancaría, “como una flor de la tormenta”.
Su infancia estuvo lejos de los juegos inocentes y las meriendas escolares. Creció entre el eco de disparos, refugios improvisados en escuelas sin clases y noches bajo pupitres, mientras su madre le contaba leyendas para suavizar el miedo. Pero ni la guerra ni la pobreza le robaron la imaginación. En sus cuadernos se refugiaba: escribía, dibujaba, soñaba.
El fin del conflicto armado no significó el inicio de la paz. Al contrario, vinieron nuevas formas de violencia, más cotidianas y silenciosas. A los 14 años, Milagro fue secuestrada por un líder de pandillas. Le arrebataron su adolescencia, su libertad y su dignidad.
Fue víctima de esclavitud, de humillaciones constantes, y debió huir múltiples veces en su lucha por sobrevivir. Pese a todo, nunca perdió su voz interior. Esa voz que hoy resuena con fuerza en su primer libro: "El milagro de una voz inocente".

“Escribir fue siempre mi refugio, una herramienta de expresión, de sanación y de resistencia”, cuenta Milagro desde Jesi, la pequeña ciudad italiana donde ahora reside. Allí, tras seis años de haber llegado como migrante, encontró un espacio para comenzar de nuevo y darle sentido a tanto sufrimiento.
EL LIBRO COMO TESTIMONIO
Su biografía, publicada en español, italiano e inglés y disponible en Amazon, no es un relato decorado: es una realidad cruda, pero contada con dignidad. “Mi libro busca dar voz a las mujeres silenciadas por la violencia. Es un llamado a la conciencia, a la empatía y a la acción”, afirma.

La publicación fue posible también gracias al acompañamiento de la escritora Maribel Hernández, quien la orientó en el proceso de edición y publicación, tanto de este libro como de otro escrito junto a su hija.
Para Milagro, el testimonio no es un fin, sino un medio: “Quiero mostrar que se puede salir adelante, que es posible reconstruir la vida y ofrecer a los hijos un hogar donde se sientan seguros y amados”.
En Jesi, en la región de Marcas, Milagro vive con su hija mayor, quien recibe atención neuropsiquiátrica por los traumas vividos en su tierra natal. Su hijo menor, de cuatro años, fue confiado a una familia italiana que le ofrece el afecto y estabilidad que ella, por sus circunstancias, no podía garantizarle entonces. “Les estoy eternamente agradecida”, dice con humildad.
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Vive en un modesto apartamento, trabaja en un patronato y lucha cada día por mejorar las condiciones de vida de su familia. Pero más allá de lo personal, sueña con un proyecto colectivo: un centro de apoyo para madres solteras inmigrantes. “Muchas llegan solas, sin redes de ayuda ni recursos. Quiero que sepan que no están solas. Con el apoyo de Cáritas y otras organizaciones espero materializar esa idea”.
TIKTOK, PUENTE DE SOLIDARIDAD
En medio de su proceso de adaptación, Milagro encontró en las redes sociales una vía para compartir sus aprendizajes. Su cuenta de TikTok, @AlexandraEliza5, se ha convertido en una comunidad de apoyo para otros migrantes. En ella ofrece consejos sobre cómo encontrar empleo, vivienda, aprender el idioma o acceder al sistema escolar italiano.
“La motivación nació de mi propio sufrimiento. Estuve sola, embarazada, sin saber a quién recurrir. Quiero evitar que otras personas pasen por lo mismo”, expresa.
Cuando se le pregunta qué consejo daría a los jóvenes que hoy enfrentan decisiones similares a las suyas, su respuesta es clara: “Prepárense, aprendan el idioma del país al que van, conéctense con otros latinos, no olviden sus raíces y cuiden su salud mental. Y sobre todo: confíen en Dios”.
Milagro es consciente de que los obstáculos han sido muchos, pero también ha aprendido a verlos como parte de un proceso mayor. “Si pudiera hablar con la niña que fui, le diría que no deje que nadie apague su luz. Que los fracasos no son el fin: son el terreno donde Dios está preparando algo más grande”.
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A pesar de las dificultades, Milagro reconoce que Italia le ha brindado nuevas oportunidades. “Admiro su sistema de salud, su cultura de orden y limpieza. Aquí protegen a la niñez, algo que me emociona profundamente. Italia me ha dado la posibilidad de comenzar de nuevo”.
UNA HISTORIA DE MUCHOS
El milagro de una voz inocente no es solo la historia de una mujer salvadoreña. Es el reflejo de miles de voces que han sido silenciadas por la violencia, pero que siguen luchando por justicia, dignidad y paz. Es un canto de esperanza escrito por alguien que se negó a ser definida por sus cicatrices.
Milagro Elizabeth Zepeda —o Alexandra Elisa, como firma en redes— es, ante todo, una mujer que ha convertido el dolor en palabra, la memoria en libro y la lucha en mensaje de vida. Y su historia, aunque nace en el dolor, florece en esperanza.
(Artículo elaborado con asistencia de IA)
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