La galería Premium Art Gallery, ubicada en el Local 4 del Museo Nacional de Antropología (MUNA), inaugurará el próximo miércoles 2 de julio la exposición “Grabando memorias” del artista salvadoreño Roberto Melara, una muestra que estará abierta al público hasta el 29 de julio. Esta propuesta artística invita a reflexionar sobre el poder del arte como medio para preservar la memoria y reconectarnos con nuestras raíces.
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A través de obras en grabado y dibujo, Melara construye un homenaje visual a las escenas cotidianas, los rostros familiares y las tradiciones que han marcado su vida y la del país. La muestra, que podrá visitarse de martes a domingo de 9:00 a.m. a 5:00 p.m., también estará disponible en la galería virtual de Premium Art Gallery. Las obras estarán a la venta, y la galería continuará promoviendo a artistas emergentes, con información disponible en su sitio web (premiumartgallery.com) y redes sociales (@premiumartgallery).

Un artista que graba con el alma
Melara proviene de una familia de carpinteros, una herencia que no solo moldeó su identidad personal, sino también su lenguaje artístico. “Mi padre es carpintero, mi abuelo fue carpintero, y así mis tíos, mis primos, inclusive hasta unas primas, se han dedicado a la carpintería”, relató el artista. La madera, material con el que creció, es también el soporte esencial de sus grabados: noble, resistente y lleno de historia.
Su inclinación por el arte comenzó desde joven, pero fue en su paso por la Universidad de El Salvador (UES) y luego en Japón donde su vocación se consolidó. “Yo me gradué en 2005 con una licenciatura en Artes (…) en 2003 gané una beca de estudio para Japón y yo creo que eso fue lo que me dio como la llave para dedicarme a esto”, dijo Melara.

La beca fue gestionada con el apoyo del Ministerio de Arte y Cultura de Japón (BUNKACHO) y del artista salvadoreño Camilo Bonilla. En Japón, Melara estudió grabado artístico bajo la tutela del maestro Saburo Kawai, experiencia que marcaría un antes y un después en su carrera. “De las cosas más significativas en mi proceso de formación y artístico ha sido la experiencia que tuve de estudio en Japón (…) fue lo que me marcó”, confesó.
Grabar memorias, no juicios
El texto curatorial de la exposición plantea una pregunta central: ¿Qué significa realmente grabar memorias? La respuesta se revela en cada obra de Melara. El artista no busca emitir juicios, sino documentar y preservar edificaciones, rostros y costumbres con honestidad y sensibilidad. Cada trazo es un acto de observación paciente y afectuosa. “Yo me autodenomino más como dibujante. Pero por cosas del destino comencé a estudiar grabado, grabado en metales y madera”, explicó el salvadoreño.

En “Grabando memorias”, se representan escenas íntimas: su madre, sus hijos, tradiciones, inmuebles históricos… pero también trabajadores, comerciantes y personajes populares. Lo personal se convierte en universal. Lo cotidiano, en símbolo. “Desde muy pequeño he tenido vinculación con la parte artesanal, en cuanto a la elaboración de muebles por parte de mi familia y de igual manera el contacto con la madera. Yo decía antes que me iba a dedicar a la carpintería”, compartió.
Melara encuentra en el grabado y su familia no solo un oficio, sino un refugio emocional y espiritual. “Ha sido mi válvula de escape pero ha sido parte de mi proceso (…) espiritualmente uno se tiene que levantar y hay que seguir”, afirmó, recordando cómo el arte lo sostuvo incluso en los momentos más oscuros de su vida.

En 2024, sufrió una grave complicación de salud que derivó en la amputación de una pierna. A pesar del impacto físico y emocional, el artista no dejó de crear. “Cuando ya empecé a recuperarme en el hospital (…) me ponía a dibujar (…) ese día me visita mi hermana y me dice: ‘vas a salir’. Yo le dije: ‘ahora voy a dibujar con el otro brazo’ (…) el simple hecho, el ejercicio, cuando sentís que estás creando algo (…) es como una llamita, y decir: no, todavía puedo”.
La técnica: una artesanía viva
El grabado que Melara trabaja parte de la técnica en relieve, comúnmente conocida como xilografía, aunque en su caso utiliza una variante moderna llamada neolay, un material reciclado y económico que sustituye la madera tradicional. “El grabado, básicamente, es una superficie (…) se elabora el diseño y posteriormente se empieza a cortar con una herramienta llamada gubia”, explicó. De esa forma obtiene lo que se conoce como la matriz o placa con la que realiza las impresiones.

El proceso de impresión es completamente manual y artesanal. No se necesitan prensas industriales: basta con la matriz, tinta, papel y presión con la mano. “Simplemente uno imprime con la mano, así de forma artesanal (…) Usted lo que hace es que le coloca la tinta a la matriz (...) luego que la ha llenado, coloca el papel encima, lo presiona y lo empieza a imprimir con presión”, explicó Melara sobre el proceso de impresión.
También destaca que esta técnica requiere invertir la imagen, ya que lo grabado se imprime al revés. “Si usted quiere colocar su nombre y lo graba de forma directa, le va a salir al contrario, como cuando se ve en un espejo”, explicó. Asimismo, señaló algunas características de la técnica: “Siempre se firma con lápiz, esa es una característica y eso ya es a nivel mundial (...) Se debe firmar de esta forma: al lado izquierdo va el tiraje, luego al centro se coloca el título, y en la parte inferior derecha, la firma del grabador”.

Una exposición para mirar diferente
A través del grabado, Melara busca reconectarnos con la identidad salvadoreña. Su obra celebra la laboriosidad, el rostro humano del país, los detalles muchas veces invisibilizados. “México sobresale grandemente en cuanto a la técnica del grabado… acá llegó gracias a maestros como Camilo Minero y José Mejía Vides, quienes estudiaron en la Escuela de Gráfica Popular de México y luego trajeron esas técnicas a El Salvador”, relató.
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En ese sentido, Melara también es heredero de un legado: no solo familiar, sino artístico y cultural. En cada pieza está presente ese compromiso con la historia y con el pueblo. “Grabando memorias” es una invitación a detenernos, observar con atención y valorar lo que muchas veces se pasa por alto.
Con paciencia, honestidad y sensibilidad, Roberto Melara transforma escenas simples en obras profundamente humanas. Su trabajo recuerda que el arte puede ser una forma de resistencia, memoria y también de sanación. Y sobre todo, nos recuerda que, incluso en los momentos más difíciles, “todavía se puede”.
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