Lidieth Arévalo, la inmigrante salvadoreña que inspira con sus documentales

Los cortometrajes de esta ejemplar “dreamer” originaria de Ahuachapán abordan temas de identidad, inmigración, diversidad e inclusión, en el contexto de lo que significa ser una minoría en Estados Unidos. Su más reciente producción es “Mojosito y yo”, en sus versiones en inglés y español.

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Lidieth Arévalo es una activista y cineasta independiente con una Maestría en Bellas Artes en Cine Documental de Dodge College of Film and Media Arts de la Universidad Chapman, y con una Licenciatura en Cine y Medios Electrónicos de la Universidad Estatal de California en Long Beach. Foto; Cortesía Lidieth Arévalo

Por Osmín Monge

2021-12-08 4:36:48

Perseverancia, lealtad y resiliencia. Estos son tres de los tantos valores plasmados en el recién estrenado documental “Mojosito y yo” de la salvadoreña Lidieth Arévalo. El audiovisual es una analogía entre la vida de la autora y su automóvil Pontiac Vibe, de 2005.

La producción narra parte de la historia de Lidieth como inmigrante en Estados Unidos y muestra las experiencias que ha vivido en ese país junto a su coche, el cual “bautizó” con el nombre de “Mojosito”.

“En cierto modo, Mojosito es un paralelo de mi trayectoria como inmigrante. Mi mamá lo compró un mes después de mi llegada a Estados Unidos y ha permanecido bajo mi cuidado hasta el día de hoy. Nos hemos mudado a muchos lugares, hemos recorrido muchos caminos y hemos cambiado y evolucionado con el tiempo sin dejar de llevar la esencia de nuestros valores internos. Y este es exactamente el sentimiento que quería capturar y comunicar en el documental”, expresa Lidieth a elsalvador.com.

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Según la documentalista cinematográfica, la idea del cortometraje surgió de la necesidad de preservar sus recuerdos y experiencias con el automóvil y ante el deseo de compartir la historia con su futura familia, sus amigos y demás personas.

Para obtener el resultado final, Lidieth se entregó en cuerpo y alma a este nuevo trabajo, cuyo proceso duró cuatro meses y medio.

“Para mí fue un proceso más largo de lo normal por la naturaleza personal del proyecto. Había días que me ganaban las emociones y nostalgia al ver fotos y videos que recordaron momentos únicos de mi vida y eso hizo el proceso un poco más difícil, porque estaba lidiando con emociones encontradas. Tenía que escoger entre tantas historias y recuerdos”, comentó Lidieth, quien emigró de Ahuachapán a Estados Unidos en 2005 a la edad de 13 años.

"Mojosito y yo" es el nuvo dcoumental de Lidieth. Foto: Cortesía

“Mojosito y yo” se suma a la lista de producciones creadas por la ahuachapaneca, entre las que destacan “Growing in the Shadows” (2020) para PBS y Latino Public Broadcasting, “Alpharaoh” (2019), “Advance Parole” (2018), “ERUSD Leader of the Ethnic Studies Revolution” (2018), y “Sin raíz” (2015).

“Desde que hice mi primer documental en 2015, he producido nueve más. La mayoría son cortometrajes y tienden a ser sobre temas de identidad, inmigración, diversidad e inclusión, en el contexto de lo que significa ser una minoría en Estados Unidos”, acota la especialista de audiovisuales.

Un anhelo que se hizo realidad

El amor por las artes visuales nació en su niñez, sin embargo, su interés por especializarse en cine y en la producción de documentales despertó en ella cuando era adolescente, tras emigrar al país norteamericano.

“Desde que era niña en El Salvador siempre me gustó contar historias, ver películas, imaginarme escenas en mi cabeza, actuar en circos caseros y entretener a la gente. Pero fue hasta mis 17 años cuando decidí aspirar a una carrera profesional en cine y producción de documentales”, manifiesta.

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Su incursión en el fascinante mundo de los audiovisuales ocurrió en un momento de su vida donde la vulnerabilidad y la soledad eran parte de su día a día. Su creatividad y su talento salieron a flote justo cuando ella era blanco de burlas y discriminación en la escuela secundaria donde estudiaba.

“Pasaba mucho tiempo sola y solo tenía a mi disposición una computadora, el internet y una cámara que mi mamá me había comprado. Y con eso comencé a tomar fotos y a hacer videos caseros sobre mi familia y la cultura salvadoreña; luego los subía a YouTube”, refiere la compatriota.

Foto: Cortesía Lidieth Arévalo

Lidieth recuerda que mientras cursaba el último año de secundaria, tuvo la oportunidad de tomar una clase técnica de video producción, con la cual terminó convenciéndose de que el cine era lo suyo y motivándola a iniciar una carrera relacionada con él.

Sin embargo, debido a que era inmigrante indocumentada y a su precaria situación económica tuvo que cambiar de planes. En lugar de estudiar una licenciatura en cine en una universidad optó por ir a un colegio comunitario, ya que era económicamente más accesible. Allí estudió diseño gráfico y tomó clases de fotografía, entre tantas asignaturas que luego le ayudaron a trabajar independientemente y a poder ganar el dinero con el que después costearía sus estudios de cine.

“En ese colegio comunitario pasé cuatro años. Hubo momentos donde me frustraba porque sentía que estaba estudiando algo que no era mi pasión número uno. Sin embargo, el diseño y la fotografía me ayudaron mucho a sostenerme como empresaria independiente, ya que en ese entonces no estaba el programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), y no tenía un permiso de trabajo para ser empleada de alguna compañía”, manifiesta.

Fue en 2013, cuando ya tenía el permiso de DACA, que decidió inscribirse en una universidad para poder estudiar cine. Pero su deseo no se hizo realidad. Y es que, debido a la falta de información, se le pasó la fecha límite para aplicar a la carrera que quería. La única opción que estaba disponible era el programa de producción de documentales.

“Entonces decidí aplicar a ese programa, después iba a procurar cambiarme de carrera. Pero no fue así, cuando quise cambiarme, me dijeron que el programa de cine estaba impactado, que ya no tenían cupo y que no podían cambiarme”, expresa la cineasta.

Foto: Cortesía Lidieth Arévalo

La joven documentalista revela que al principio fue duro para ella aceptar que la oportunidad de estudiar cine se le había escapado de sus manos; sin embargo, en lugar de desanimarse le fue poniendo más empeño e interés a sus estudios de producción de documentales.

“Mientras tomaba clases de documental, me fue gustando. Al final de todo, los documentales me abrieron puertas que nunca imaginé. Pude viajar a México con un permiso especial para realizar mi primer documental; también me abrió puertas en un trabajo inmediatamente después de graduarme. Y en ese trabajo seguí desarrollándome en la producción de videos y hasta hoy se me continúan abriendo puertas a través de mis documentales”, reitera Lidieth.

Sus deseos de superación no se detuvieron. En términos de educación formal, la talentosa salvadoreña tiene una Maestría en Bellas Artes en Cine Documental de Dodge College of Film and Media Arts de la Universidad Chapman, una Licenciatura en Cine y Medios Electrónicos de la Universidad Estatal de California en Long Beach, y dos títulos de asociado en Diseño Gráfico y Artes Liberales del Colegio Comunitario De Anza.

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Como cineasta tiene bien definido cuál es su principal objetivo: crear historias convincentes que trasciendan fronteras, culturas e idiomas; historias que promuevan la empatía y el cambio social.

“Estoy comprometida a crear contenido que inspire, motive e impacte la vida de las personas de manera positiva; medios que evoquen esperanza y comprensión entre comunidades e individuos alrededor del mundo”, sostiene.

En el ámbito personal su misión es “dar ejemplo de que sí se puede salir adelante y motivar a otros a prosperar y crear una mejor autoestima y convertirnos juntamente en agentes de cambio social”.

“Creo que todas las personas merecen la oportunidad de sobresalir, obtener una educación y contribuir a nuestra sociedad, independientemente de su nacionalidad, raza, clase socioeconómica, sexo, género, orientación sexual, antecedentes educativos o penales”, dice Lidieth.

Una voz entre sombras

Según Lidieth, después de haber vivido tanto tiempo “bajo las sombras” ocultando su estatus migratorio por temor a la deportación, decidió salir de esa oscuridad y usar sus videos y medios de comunicación para visibilizar historias y realidades auténticas y abogar por las comunidades marginadas en Estados Unidos, especialmente los inmigrantes, quienes eran presentados como estereotipos o simples estadísticas, quitándoles su humanidad y complejidad. Movida por ese ideal produjo su primer documental “Sin raíz”.

“A través del desarrollo de ese proyecto conocí activistas y organizaciones con quienes comencé a colaborar. Y así fue el inicio de mi activismo. Después de eso, tuve la oportunidad de acompañar diversos grupos de activistas para abogar y defender los derechos de los inmigrantes a nivel local, estatal y nacional”, reitera la profesional en artes visuales.