Francisco Pineda es un agrónomo y ambientalista que reside en San Isidro. Se desempeña como coordinador general de la Asociación Comité Ambiental de Cabañas en Defensa del Agua y la Cultura, una organización que lucha por la protección del medio ambiente. Gracias a su resistencia, ha sido reconocido con el Premio Goldman y es uno de los protagonistas del documental “Water for Life”, en el que da voz a la lucha por la defensa del agua en El Salvador.
Sangre por agua
El movimiento que lidera Pineda nació con el objetivo de resguardar el río Titihuapa de un botadero de basura proveniente de Cabañas, Cuscatlán y parte de San Vicente. “Esa basura la querían poner a 200 metros de la orilla del río Titihuapa, el único que tenemos ahí. Ese río nos sirve para la recreación, para dar agua al ganado... bueno, tiene mil usos. Es una fuente que brinda muchos servicios y es la única”, expresó Pineda sobre el suceso que dio origen a la organización.

No obstante, esa no ha sido la única causa por la que han luchado. También han impedido que las porquerizas contaminen las aguas del afluente. Sin embargo, la disputa más intensa y compleja ha sido contra la minería, un problema que enfrentan desde 2002. “Al inicio no sabíamos ni qué era eso. Con el tiempo fuimos comprendiendo que no traía nada bueno para las comunidades, a pesar de que nos decían que era una fuente de desarrollo económico”, comentó el ambientalista.
A raíz de esta situación, el colectivo creció y comenzó a ejercer resistencia frente a los proyectos mineros, ya que, según su visión, no eran viables ni para San Isidro ni para el país. Conforme la denuncia se difundía, otras agrupaciones departamentales y nacionales se sumaron, hasta conformar la Mesa Nacional Frente a la Minería Metálica, a la que también se unieron distintas denominaciones religiosas.
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“En todo ese tiempo de lucha hubo ofrecimientos de dinero, compras de voluntades a todo nivel: a líderes comunales, alcaldes, líderes religiosos... Y a aquel que no aceptaba, pues empezaban las amenazas”, confesó Francisco. Según relata Pineda, después de recibir advertencias, en 2009 comenzaron los asesinatos. La primera víctima fue Marcelo Rivera, quien era director de la Casa de la Cultura de San Isidro y de la Asociación Amigos de San Isidro Cabañas (ASIC).
Posteriormente, ocurrió un atentado fallido contra Ramiro Gómez, quien se desempeñaba como síndico de la organización que actualmente coordina Pineda. Francisco cuenta que Ramiro había madrugado a ordeñar y a traer elotes cuando fue atacado con una escopeta calibre 12 por personas que, al parecer, no tenían experiencia, ya que no lograron matarlo. El mismo Ramiro identificó al agresor y, a pesar del atentado, continuó con la resistencia, contando con la protección de dos policías del Estado.

Sin embargo, en diciembre de 2009, pocos días antes del juicio contra su atacante, Ramiro Gómez fue asesinado, a pesar de contar con seguridad. Para sus allegados, su muerte fue consecuencia directa de su lucha contra la minería. Consideran que su ejecución fue orquestada intelectualmente por quienes se sentían amenazados por su protesta, aunque los autores materiales fueron identificados como miembros de grupos terroristas.
La violencia no terminó ahí. Otro hecho que marcó profundamente a Pineda fue el asesinato de Dora, integrante de la organización, quien fue ultimada brutalmente a la orilla de un río, estando embarazada y acompañada de sus hijos de dos y siete años. “Todo eso pasó por la lucha de defender el agua, de proteger nuestras casas, de preservar el territorio frente a los proyectos de explotación minera”, explicó el ambientalista. La última víctima que menciona fue Juan Francisco Ayala, un joven universitario que apoyaba la resistencia y fue asesinado en 2011.
Pineda también fue blanco de persecuciones. “En mi caso, hubo intentos de asesinato, por lo que también me asignaron seguridad por parte del Estado durante aproximadamente tres años. No fue fácil para mi familia ver gente armada en casa; mis hijas vivían estresadas, toda la privacidad se perdió”, reveló Francisco sobre aquel duro período.
Un protagonista de oro
Para Francisco Pineda, la resistencia trajo consigo tanto cosas buenas como malas. Una de las positivas fue haber recibido en 2011 el Premio Goldman al ambientalista del año, el máximo reconocimiento mundial para defensores del medio ambiente. En palabras de Pineda, en ese momento él ni siquiera sabía de qué se trataba ese galardón:
“Yo me di cuenta hasta que me llamaron por teléfono. Me llamó la institución que da el reconocimiento. Iba llegando de una comunidad un día sábado cuando me cayó la llamada y me dicen ‘le llamamos de Goldman’, y yo les digo ‘¿qué es?’, y ya me dicen ‘lo hemos nominado al premio Goldman 2011’”, relató Pineda sobre cómo recibió la noticia.

Para otorgar este premio, la organización realiza una investigación de aproximadamente ocho meses sobre cerca de 500 candidatos de distintas partes del mundo. Luego, un jurado evalúa la importancia ambiental de las causas por las que lucha cada uno y depura la lista de aspirantes. Sin embargo, debido a la psicosis que Pineda arrastraba por la persecución sufrida, llegó a desconfiar de la autenticidad de la noticia. “Lo primero que se me vino en mente fue que era la empresa minera, que quizás estaba jugando con nosotros. Yo incluso dije ‘estos quieren que yo vaya a Estados Unidos y allá me pierden’”, confesó el agrónomo.
A pesar de sus dudas, Pineda buscó confirmar la información con el doctor Ricardo Navarro, quien había ganado el Premio Goldman en 1995 y hasta entonces era el único salvadoreño y centroamericano en obtenerlo. Al comprobar que el premio no tenía relación con ninguna empresa minera, confirmó su asistencia, aunque entre lágrimas, y no precisamente de felicidad: “Me puse a llorar y mi esposa me dice ‘¿por qué llora?’ Es que mire, para mí esto me va a traer problemas”, expresó Pineda al recordar su reacción.
Su llanto obedecía al temor de que el reconocimiento generara resentimiento entre otras organizaciones que también participaban en la lucha ambiental. Según él, muchas personas en el país “no quieren que el otro crezca” y son “envidiosas”. “Se hizo la entrega del reconocimiento, fue un boom a nivel de los medios y todo eso. Decirle que incluso de otros países, de otros lugares, felicitándome... y muchas organizaciones de las de aquí, que estaban a la par de nosotros, no”, contó el ambientalista.
Tras recibir el galardón, la entidad que lo otorga envió a cineastas expertos a documentar las historias de los galardonados, con el objetivo de llevarlas al cine como un recurso educativo y de concientización. Según Pineda, estos cineastas realizaron varias visitas al país para dar seguimiento a su historia: “Ellos empiezan a gestionar por aparte en Estados Unidos y hacen muchas visitas después de lo del reconocimiento, hacen otras visitas, a darle seguimiento al documental”, reveló.
El documental, titulado “Water for Life”, fue estrenado en 2023 y ha sido proyectado en más de 25 festivales internacionales de cine, incluyendo el Festival de Cine de Mill Valley (California), el Festival de Cine Siciliano (Italia), el FestAmazonia (Brasil), y en países como México, España, Argentina, Turquía, entre otros. Sin embargo, en El Salvador se presentará por primera vez el 28 de abril a las 4:30 p. m. en el auditorio Segundo Montes de la UCA.
La película retrata tres luchas por la protección del agua: una en Chile, otra en Honduras y la de Francisco Pineda en El Salvador, en su lucha contra la minería. En la parte dedicada a Pineda, el documental relata con gran sensibilidad cómo vivió ese proceso, el cual contribuyó a la aprobación de una ley en 2017 que prohibió la minería en el país. Se retratan los momentos buenos, los difíciles y todas esas situaciones íntimas que permanecen fuera del ojo público: frustraciones, llanto, temores.
“Nosotros en el momento que andamos en la lucha decimos que estamos bien y le decimos a la gente ‘démosle para adelante’, pero sí, también tenemos ratos que salimos y nos sentamos a llorar, porque no es fácil que usted vea cuántos compañeros se han muerto y que usted está sintiendo que atrás están de usted también” expresó con sentimiento Pineda.
La lucha continúa
En abril de 2017, la Asamblea Legislativa aprobó una ley que prohibía la minería metálica en El Salvador. Esta conquista fue resultado de una larga lucha en la que Francisco Pineda tuvo un papel fundamental. Su participación quedó registrada en el documental "Water for Life", que documenta el proceso desde 2011 hasta la aprobación de la ley. No obstante, en diciembre del año pasado, bajo el gobierno de Nayib Bukele, la Asamblea Legislativa revirtió esta decisión y volvió a permitir la minería metálica en el país, desechando así el esfuerzo logrado años atrás.
Para Francisco Pineda, la próxima presentación del documental en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, sumada a su intención de seguir exhibiéndolo en diferentes partes de El Salvador, busca mostrar al pueblo el sufrimiento y la resistencia que caracterizaron esa lucha, con el fin de generar conciencia y evitar que las futuras generaciones vivan lo mismo. “Queremos que esto sirva para concientizar a la población y en el momento que está ahora que vienen las empresas mineras y todo este concepto del gobierno, la forma de pensar del gobierno, pues entonces creemos que es un momento ideal de presentarlo”.

Pineda deja claro que su postura no es contraria al desarrollo económico, sino que busca impulsar un desarrollo real y sostenible para sus comunidades. Desde su perspectiva, la minería representa una solución inmediata pero perjudicial a largo plazo. “Con la minería voy a comer ahora, pero mis nietos y mis hijos no van a tener agua, entonces de qué me sirve, un proyecto así no queremos, pero son los proyectos más fácil que el Estado puede llevarnos, porque a nosotros nos ven como un objeto”.
Como ganador del Premio Goldman en 2011, Pineda confiesa que le duele profundamente ver cómo, después de tantos años de esfuerzo, unos cuantos diputados lograron revertir en minutos lo que costó años de lucha. “Eso nos duele, porque fue una lucha, fue de sufrimiento, fue de vidas. Y ellos vienen a botarla… No sé ni qué cara tienen esos diputados, porque muchos de los que están ahí dijeron estar en contra de la minería y dieron el voto de decir que no a la minería y ahora están diciendo que sí es buena la minería”, expresó con indignación.
A pesar de las críticas y los ataques que recibe, Pineda mantiene firmes sus ideales. Afirma que su lucha no es personal, sino por todos los salvadoreños, ya que el agua es un recurso esencial para la vida. “El agua la ocupamos todos, que me diga un diputado, que me diga el presidente si él no consume agua, la diferencia es que él tiene pisto para comprar la mejor agua… Pero la diferencia es que nosotros, los que estamos en las comunidades, que somos pobres, nosotros tomamos agua del río y pozo”.

Su contacto directo con la realidad de los cantones, marcada por la pobreza y la precariedad, ha sido clave para que Pineda comprenda la importancia de proteger los recursos naturales. Recuerda su experiencia en el cantón Cunchique de Sensuntepeque, donde las personas no solo carecían de alimentos, sino que además debían hacer largas filas para conseguir agua.
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Su conciencia ambiental también tiene raíces familiares. Francisco Pineda es originario de Ahuachapán y nació en el seno de una familia de agricultores comprometidos con la justicia social. Su padre fue miembro de la Unión Comunal Salvadoreña y participó en la lucha por la reforma agraria en el país. “No podemos perder las raíces, y eso es la concientización, la parte sentimental que nos une y no se nos olvida de dónde venimos”, expresó al explicar el origen de su compromiso y las razones que lo mantienen en pie de lucha.
En la comunidad de San Isidro, donde vive, la reactivación de la minería ha generado una vez más preocupación entre los habitantes, especialmente por el tipo de gobierno que, según Pineda, no escucha la voz del pueblo. “El pueblo le está diciendo que está equivocado… Una persona sabia sabe oír”, afirmó al cerrar su intervención, insistiendo en que la minería no es el camino y que la lucha por el agua y la vida debe continuar.
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