El presidente vivía en un país de delirios y sueños. Mientras un grupo de aduladores lo enaltecía a cambio de múltiples favores, el gobernante pensaba que llevaba por buen rumbo al país, que su liberalismo libraba gigantescas batallas contra enemigos imaginarios y que sus vecinos eran sus aliados dentro de una república mayor que llevaba años sin existir. Pero la realidad era muy distinta.
Bajo el primer período presidencial de Doroteo Vasconcelos (Sensuntepeque, 1803-San Vicente, 1883), El Salvador vivía un estado de extrema decadencia y pobreza, mientras cientos de gambusinos atravesaban del Atlántico al Pacífico para ir en busca de oro a California. Esos grupos traerían consigo una nueva oleada de cólera morbus, epidemia ya sufrida en el istmo entre 1837-1838. En ese entonces, los indígenas de Ilopango acusaron al cónsul británico Frederick Chatfield (1801-1872) de ser quien envenenaba los ríos y provocaba la peste mortal. Libró su vida por muy poco. Pero desde entonces quedó enemistado con El Salvador, su pueblo y sus sucesivos gobiernos. Para no sucumbir ante el nuevo brote, el gobierno salvadoreño decretó, el 27 de marzo de 1849, una cuarentena obligatoria para todos los barcos que llegaran a sus puertos.
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Mientras en Guatemala, el general Rafael Carrera Turcios comandaba un levantamiento indígena en Jutiapa, Santa Rosa y Jalapa -con supuesto apoyo oficial salvadoreño-, en Nicaragua se producía un levantamiento en León a partir del 16 de abril. Para añadir más ambiente, los británicos se apoderaban de la zona atlántica nicaragüense de San Juan, expulsaban a sus residentes y le cambiaban el nombre al lugar por el de Greytown para -según ellos- devolverle esa tierra al pueblo misquito, a la vez que le pedían a Prusia que estableciera una colonia alemana en el nuevo territorio de Su Majestad Británica. El Lic. Norberto Ramírez ejercía el Poder Ejecutivo mediante el título de Supremo Director del Estado de Nicaragua y contaba con la asesoría del obispo Dr. Jorge de Viteri y Ungo, removido de su diócesis en San Salvador por sus intrigas políticas y militares. Él Lic. Ramírez sería el abuelo materno de los futuros presidentes salvadoreños Carlos y Jorge Meléndez Ramírez.

La realidad era que aquella invasión británica era un movimiento geoestratégico del imperialismo colonialista de esa potencia marítima bajo el liderazgo diplomático de Lord Palmerston (1784-1865), para tratar de impedir el avance de las negociaciones del tratado entre Nicaragua y Estados Unidos, que haría posible la construcción de un ferrocarril y un canal interoceánico entre San Juan, los lagos Cocibolca y Xolotlán, el río Tipitapa y el golfo de Fonseca. El gobierno salvadoreño redactó una dura protesta contra esa ocupación forzosa de territorio nicaragüense, la cual remitió al cónsul Chatfield, asentado en la ciudad de Guatemala.
En El Salvador, el gobernador del departamento de San Miguel -que entonces abarcaba a los territorios ultralempinos de San Miguel, San Vicente, Usulután, La Unión y Morazán- era el general Gerardo Barrios Espinoza, otro caudillo liberal de corte morazanista. Bajo su mando, en la zona portuaria de La Unión se realizaban las obras de construcción del nuevo muelle, llamado Alejado, porque estaba distante de la estructura anterior. En complemento, el gobierno de Vasconcelos decidió fundar el puerto de La Concordia en la bahía de Jaltepeque, pero era más un desembarque por medio de lanchones que una estructura portuaria formal.
Desde el 10 de octubre de 1849, el cónsul Chatfield inició reclamaciones escritas al gobierno de Vasconcelos, por supuestas sumas impagadas a comerciantes británicos que ascendían a 29,000 pesos. Un año antes, el reclamo había sido por 60,000 pesos y se materializó en el bloqueo naval armado de todos los puertos nacionales.
A las 01:45 horas del martes 16 de octubre de 1849, más de 80 marinos uniformados y armados, subidos en cinco lanchas con cañones en la proa y acompañados por un bote con tres oficiales y el cónsul Chatfield vestido de civil, invadieron la isla hondureña de El Tigre, arriaron la bandera nacional e izaron la Union Jack del Reino Unido, a la vez que tomaban posesión de la tierra en nombre de la reina Victoria e imponían como superintendente con funciones de gobernador a un ciudadano de Cerdeña llamado Carlos Dárdano Dota.

2. Lord Palmerston.
Doce días antes, el vapor británico HMS Plumper, comandado por el capitán Matthew S. Nolloth, había atacado el puerto caribeño de Trujillo, donde exigió al comandante de puerto el pago de 111,061 pesos y 5 reales. Para evitar que el poblado fuera cañoneado, el funcionario hondureño le entregó 1,200 pesos, los únicos existentes en la caja fuerte.
En esos mismos días de octubre, una incursión armada llegada desde la zona costera de Honduras en el golfo de Fonseca atacó la zona de Santiago Nonualco, pero fracasó en su intención de provocar una insurrección popular contra el gobierno siempre tambaleante de Vasconcelos.
En la madrugada del viernes 26 de octubre, más contingentes armados desembarcaron en las islas salvadoreñas Meanguera, Conchagüita, Martín Pérez y Punta Zacate, donde se izaron ejemplares de la Union Jack. Bajo la figura retórica de ser "ocupadas en prensa", esas posesiones insulares de la República de El Salvador pasaron a ser propiedad de Su Majestad Británica y su inmenso imperio allende los mares y continentes. De inmediato, el puerto de La Unión fue bloqueado y se impidió el desembarco de pasajeros y mercaderías de un barco danés y otro chileno.
El ejército salvadoreño no contestó a la agresión, porque no tenía tropas regulares y, las que había, estaban mal armadas y abastecidas. Mientras, todo era observado por Chatfield desde la cubierta de la nave de guerra británica Gorgon, acompañado por los cónsules británicos en el Realejo y León, John Foster y Thomas Manning. El gobierno de Vasconcelos decidió apostar por la diplomacia y nombró una comisión negociadora, compuesta por el Lic. J. Miguel Montoya y Juan Antonio Alvarado. A la vez, le ordenó al general Barrios Espinoza que convocara al servicio militar a todo hombre que pudiera empuñar un arma. Para la mañana del domingo 11 de noviembre, arribaron a San Miguel 1,700 soldados de infantería y 318 de caballería, procedentes de El Sauce, San Alejo y Chinameca. Esos 2,018 elementos efectuaron maniobras en la Calle Mayor de la urbe migueleña, pero no contaban con fusiles ni con piezas de artillería.

2. Decreto de los diputados salvadoreños en protesta por la invasión británica de San Juan, en una imagen proporcionada por el coleccionista ingeniero Carlos Quintanilla.
Las islas salvadoreñas fueron desocupadas y el puerto desbloqueado a partir del siguiente día. El 4 de diciembre, el gobierno salvadoreño decretó que era "ilegítima e injusta" la ocupación de la isla de El Tigre, a la vez que suscribió un tratado para fundar la República Nacional de Centro-América y garantizar así la integridad recíproca de sus territorios. Ninguno de ellos contaba con mapas oficiales para asegurar las medidas de esas tierras y aguas, así como para fijar la delimitación de sus fronteras.
El lunes 10 de diciembre, un contingente armado enviado por el general Barrios Espinoza llegó al puerto de La Unión, comandado por Juan Machuca. Al ingresar, el primer requerimiento del militar a cargo fue que el comandante de puerto le entregara la caja de caudales con 5,000 pesos que había en su interior y se dio a la fuga, sin que se volviera a tener noticias suyas en los años siguientes. ¿Por qué los británicos no requisaron ese monto, como si lo hicieron en Trujillo?
El 26 de diciembre, 21 cañonazos del Gorgon anunciaron la devolución de El Tigre al gobierno hondureño. El gobernador Dárdano Dota se trasladó al puerto de La Unión, donde fundaría una familia, el cónsul Manning se asentaría con sus negocios de seguros y mercaderías en San Salvador y el gobierno de El Salvador recibiría entre el personal diplomático británico en la capital y Sonsonate al excónsul en Greytown, Henry John Grant Foote (1822-1861).
Durante 1850, hubo fuerte presencia naval de Reino Unido y Estados Unidos en el golfo de Fonseca. Mientras avanzaban las negociaciones del tratado Bulwer-Lytton y se consolidaba la presencia regional del diplomático estadounidense Ephraim George Squier (1821-1888), el Almirantazgo británico no permaneció ajeno a toda la situación y ordenó que naves procedentes del Escuadrón del Pacífico, con sede en el puerto chileno de Valparaíso, vigilaran la zona y efectuaran estudios científicos de su profundidad, flora, fauna y demás recursos naturales.
Para Vasconcelos, las inestabilidades políticas y militares continuarían creciendo, en especial bajo una serie de conspiradores en su contra que se aprovecharon de sus múltiples debilidades. El final de su carrera política llegaría menos de dos años después, cuando abandonó el campo de batalla en territorio guatemalteco, para dejar vacío el solio presidencial en su segundo mandato.
La nave británica que invadió a El Salvador
Su peso total era de 1,700 toneladas, pero 300 de ellas eran para el agua que requerían sus cuatro calderas de cobre y sus doce chimeneas. Poseía una extensa sala de máquinas de proa a popa, con cajones para almacenar 400 toneladas de carbón que le otorgaban una cómoda navegación durante dos semanas antes de reabastecerse.

2. Capitán James Aylmer Paynteer.
En 1840, intervino en el bombardeo de la ciudad de Acre, en la Palestina británica, bajo el mando del almirante Robert Stopford. Tres años después, arribó al Río de la Plata para integrarse a la escuadra disuasoria de la Marina Real dirigida por el comodoro John Purvis. Dirigido por el capitán Hotham, el Gorgon encalló en la desembocadura del río Miguelete, en la playa de Montevideo, a las 08:00 horas del 10 de mayo de 1844. Así permaneció durante cinco meses, acosado por tropas rebeldes, pero fue reflotado gracias a las hábiles maniobras de su tripulación.
Durante la ocupación de las islas de El Salvador y Honduras y el segundo bloqueo naval del puerto de La Unión, el Gorgon estuvo bajo el mando del capitán James Aylmer Paynteer, nacido en Pembrokeshire (Gales), el 21 de octubre de 1813. Retirado del servicio activo en 1870, fue alcalde de Bath (Somerset) entre 1874 y 1876, cuando falleció el 17 de diciembre.
Tras participar en un fuego nutrido contra el puerto chileno de Valparaíso (1850), el 15 de febrero de 1855 fue parte de los esfuerzos para reflotar al HMS Hecla, encallado el 23 de enero en el peñón de Gibraltar. El 23 de julio, chocó con el barco prusiano Mentor en el Canal de la Mancha. Desde agosto de 1856 hasta junio de 1857, su tripulación ayudó en las labores de expoliación del mausoleo del rey Halikarnasso, en Tepecik, actual Türkiye. Un año después, fue parte de los trabajos de instalación del cable telegráfico trasatlántico con destino final de Londres a New York.
Luego efectuar una misión final en Madagascar, el Gorgon fue dado de baja el 11 de febrero de 1864. El 17 de octubre fue vendido en Woolwich como chatarra.
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