El Cipitío y la herencia ancestral: Premio Nacional de Cultura a la identidad salvadoreña
José Rolando Menéndez Castro, El Cipitío, y don Celio Efraín López Gómez, portador cultural del cantón San Antonio Abad, fueron distinguidos con el Premio Nacional de Cultura por su aporte a la identidad, la memoria y los saberes ancestrales de El Salvador.
Por
Jennifer Henríquez
Publicado el 16 de diciembre de 2025
El Premio Nacional de Cultura distinguió a El Cipitío, personaje emblemático interpretado por José Rolando Menéndez Castro, como referente de la radio y la televisión en El Salvador, y a don Celio Efraín López Gómez, portador cultural de San Antonio Abad, por su compromiso con la transmisión de los saberes ancestrales y las expresiones culturales desde las comunidades. Ambos reconocimientos resaltan el valor de la memoria y la cultura viva del país.
El Premio Nacional de Cultura es el máximo reconocimiento que el Estado salvadoreño concede a quienes, a través de su trabajo sostenido, su vocación y su compromiso, han contribuido de manera decisiva a la construcción de la identidad, la memoria y la vida cultural del país. Más que un galardón, este premio representa un acto de justicia simbólica: el reconocimiento público a mujeres y hombres que, desde distintos espacios, han acompañado generaciones, preservado saberes y fortalecido el sentido de pertenencia de la sociedad salvadoreña.
En ese marco, este lunes se llevó a cabo la entrega del Premio Nacional de Cultura correspondiente a dos ediciones consecutivas, destacando trayectorias distintas pero profundamente conectadas por un mismo propósito: cuidar, compartir y proyectar la cultura salvadoreña hacia el futuro.
La Edición XXXVI (2024), dedicada al tema Radio y Televisión: Personaje de Influencia Cultural, reconoció a don José Rolando Menéndez Castro, figura entrañable recordada por generaciones como “El Cipitío”.
Mientras que la Edición XXXVII (2025), enfocada en Portadores de Expresiones Culturales o Saberes Ancestrales de los Pueblos Indígenas o Afrodescendientes de El Salvador, fue otorgada a don Celio Efraín López Gómez, portador cultural del cantón San Antonio Abad, en San Salvador.
El Cipitío: una voz que creció con el país
Hablar de don José Rolando Menéndez Castro es hablar de una de las figuras más emblemáticas de la radio y la televisión salvadoreña. Su personaje, El Cipitío, no solo marcó una época, sino que se convirtió en un símbolo de la cultura popular, capaz de cruzar generaciones, contextos sociales y cambios tecnológicos sin perder vigencia.
Durante más de cinco décadas, la voz de Menéndez Castro acompañó a miles de familias salvadoreñas. En una época en la que la radio era el principal medio de entretenimiento e información en los hogares, El Cipitío se volvió un visitante cotidiano: cercano, travieso, pícaro y profundamente local. Su forma de hablar, sus expresiones y su humor conectaban de inmediato con la audiencia, especialmente con niñas y niños, pero también con adultos que encontraban en el personaje una forma de reflejar la identidad salvadoreña desde la risa y la imaginación.
Uno de los datos más curiosos y significativos de El Cipitío es su capacidad para adaptarse a distintos formatos. Nació y se consolidó en la radio, pero con el tiempo logró dar el salto a la televisión, manteniendo la esencia del personaje. En ambos medios, Menéndez Castro demostró una versatilidad notable: no se limitó a repetir fórmulas, sino que supo reinventar al personaje según las nuevas audiencias, los cambios sociales y los lenguajes mediáticos.
El Cipitío no era solo un personaje infantil. A través de su humor, incorporaba referencias a la vida cotidiana, a las tradiciones, a los valores comunitarios y, en ocasiones, a críticas sutiles de la realidad nacional. Ese equilibrio entre entretenimiento y contenido cultural fue una de las claves de su permanencia en el tiempo. En un país marcado por profundas transformaciones políticas y sociales, El Cipitío se convirtió en un punto de continuidad, un personaje que acompañó a varias generaciones en medio de contextos cambiantes.
Otro aspecto poco conocido, pero fundamental, es el rigor y la disciplina detrás del personaje. Menéndez Castro no improvisaba su éxito: su trabajo implicaba preparación, observación constante de la audiencia y un profundo respeto por el público. Su voz, hoy considerada patrimonio afectivo de El Salvador, fue el resultado de años de práctica y compromiso con su oficio.
El reconocimiento otorgado por el Ministerio de Cultura con el Premio Nacional de Cultura no solo celebra la trayectoria de un comunicador, sino también la importancia histórica de la radio y la televisión como herramientas de construcción cultural. En tiempos donde los contenidos son cada vez más globalizados, El Cipitío representa la fuerza de lo local, de lo propio, de aquello que nace de la realidad salvadoreña y dialoga directamente con su gente.
Saberes ancestrales que resisten y se transmiten
La Edición XXXVII (2025) del Premio Nacional de Cultura pone el foco en otro pilar fundamental de la identidad nacional: los saberes ancestrales y las expresiones culturales de los pueblos indígenas y afrodescendientes. En esta categoría, el reconocimiento fue otorgado a don Celio Efraín López Gómez, portador cultural del cantón San Antonio Abad, en San Salvador.
Desde las comunidades, López Gómez ha dedicado su vida a preservar y transmitir danzas tradicionales, conocimientos heredados y expresiones culturales que, durante décadas, han sido transmitidas de generación en generación. Su labor no se limita a la práctica artística, sino que implica un compromiso profundo con la enseñanza, la memoria colectiva y la resistencia cultural frente al olvido.
En un contexto donde muchas expresiones tradicionales enfrentan el riesgo de desaparecer, la figura del portador cultural adquiere una relevancia invaluable. Don Celio Efraín López Gómez ha asumido ese rol con responsabilidad y vocación, convirtiéndose en un referente para nuevas generaciones interesadas en reconectar con sus raíces y comprender la diversidad cultural que conforma El Salvador.
Dos trayectorias, un mismo compromiso
Aunque sus caminos son distintos —uno desde los medios de comunicación masivos y otro desde las comunidades—, las trayectorias de José Rolando Menéndez Castro y Celio Efraín López Gómez comparten un mismo hilo conductor: la convicción de que la cultura se construye y se cuida día a día, a través del trabajo constante y el amor por lo propio.
El Premio Nacional de Cultura, otorgado por el Ministerio de Cultura, reconoce precisamente ese compromiso sostenido. Honra a quienes no solo han dejado huella en el pasado, sino que siguen siendo referentes para el presente y el futuro. En El Cipitío, el país reconoce la fuerza de la imaginación y la comunicación; en don Celio Efraín López Gómez, la resistencia y la transmisión viva de los saberes ancestrales.
Ambos galardonados encarnan la diversidad de expresiones que conforman la cultura salvadoreña. Sus historias recuerdan que la identidad nacional se construye tanto desde un micrófono y una cámara, como desde una danza comunitaria y la memoria oral. Y, sobre todo, confirman que la cultura sigue viva gracias a quienes la practican, la comparten y la defienden.
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