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La Catrina mexicana, símbolo del Día de Muertos, une arte, tradición y cultura en una celebración donde la muerte se convierte en color, vida y memoria. Fotografía/ Shutterstock

De burla a símbolo: la increíble historia de La Catrina

De crítica social a símbolo universal: La Catrina encarna la ironía, el arte y la visión mexicana que celebra la vida a través de la muerte.

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Por elsalvador.com
Publicado el 29 de octubre de 2025

 

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La Catrina nació en 1912, cuando José Guadalupe Posada creó “La Calavera Garbancera” como crítica a quienes renegaban de sus raíces indígenas. Años después, Diego Rivera le dio cuerpo y nombre en su mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”. Desde entonces, se transformó en símbolo de igualdad, arte y orgullo cultural. Cada Día de Muertos, su imagen aparece en altares, desfiles y celebraciones que cruzan fronteras. Hoy, La Catrina representa la elegancia ante la muerte y la manera mexicana de celebrar la vida con color, memoria y humor, uniendo tradición y arte en todo el mundo.

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Entre la ironía, la sátira y el arte nació una de las figuras más reconocibles de la cultura mexicana: La Catrina. Su historia no solo refleja una crítica social del México porfiriano, sino también la evolución de una identidad colectiva que ha sabido transformar la muerte en arte y en celebración de la vida.

El origen de La Catrina se remonta a 1912, cuando el grabador José Guadalupe Posada creó la estampa “La Calavera Garbancera”, una figura esquelética ataviada con sombrero elegante, adornado con plumas. Su intención era satirizar a quienes, en plena época del Porfiriato, renegaban de sus raíces indígenas para parecer europeos.

Posada resumió su crítica en una frase que se volvió inmortal: “La muerte es democrática, pues a fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera".

Décadas más tarde, Diego Rivera retomó aquella imagen en su mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central” (1947), otorgándole cuerpo, elegancia y el nombre con que sería conocida en todo el mundo: La Catrina. Desde entonces, la figura trascendió el grabado para convertirse en símbolo de igualdad, arte y orgullo cultural.

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La elegancia ante la muerte

La Catrina representa mucho más que un esqueleto vestido de gala: es una manera profundamente mexicana de mirar la muerte con humor y respeto. Cada 1 y 2 de noviembre, su imagen reaparece en altares, desfiles y ofrendas del Día de Muertos, rodeada de flores de cempasúchil, velas, pan de muerto y maquillajes de calavera que llenan las calles de color y vida.

El académico Jonathan Juárez, de la UNAM, lo define como “una expresión del multiculturalismo mexicano, donde la vida y la muerte coexisten en una misma celebración”.

Así, lo que nació como una crítica a la vanidad se transformó en un símbolo de igualdad y memoria: ante la muerte, todos somos lo mismo.

Inspirada en la obra de José Guadalupe Posada, La Catrina se convirtió en emblema de la cultura mexicana y del arte del Día de Muertos. Fotografía/ Shutterstock
Inspirada en la obra de José Guadalupe Posada, La Catrina se convirtió en emblema de la cultura mexicana y del arte del Día de Muertos. Fotografía/ Shutterstock

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La Catrina cruza fronteras

Con el paso del tiempo, la figura de La Catrina dejó de pertenecer solo a México. Hoy, su imagen forma parte de festivales, desfiles y exposiciones en distintos países.

En El Salvador, por ejemplo, cada noviembre se organizan desfiles de Catrinas donde cientos de personas caminan maquilladas y vestidas con trajes inspirados en ella.

Estas celebraciones han dado pie a rutas turísticas y talleres culturales que atraen visitantes interesados en la tradición mexicana del Día de Muertos.

La investigadora Bertha Rodríguez, del Museo Mexicano de San Francisco, explica que Posada se burlaba de quienes copiaban las modas francesas sin pertenecer a esa clase social: “No tienes nada, pero llevas sombrero francés.”
Con el tiempo, esa ironía se transformó en una celebración de la diversidad y la identidad cultural.

Hoy, La Catrina es reconocida en murales, pasarelas y exposiciones de lugares tan lejanos como Japón, Francia, Estados Unidos o Australia. Donde aparece, lleva consigo un mensaje universal: la elegancia y el orgullo ante la muerte.

La Catrina, ícono del Día de Muertos en México, representa la unión entre arte, identidad y tradición que ha conquistado al mundo. Fotografía/ Freepik
La Catrina, ícono del Día de Muertos en México, representa la unión entre arte, identidad y tradición que ha conquistado al mundo. Fotografía/ Freepik

Lo más fascinante de La Catrina es su capacidad de reinventarse sin perder su esencia. De caricatura social pasó a ser símbolo patrimonial y luego emblema global.

La revista Mexicanísimo la define como “la figura donde todos somos uno, mientras tocamos tierra y compartimos el pan de muerto”.

Para la socióloga Ana Bertha Vidal Fócil, su poder radica en su dualidad: “La Catrina y la Santa Muerte son figuras tradicionales que cautivan tanto por curiosidad externa como por fe interior”.

Esa dualidad explica su permanencia: quien se disfraza de Catrina participa, aunque sea por un momento, de ese espacio simbólico donde la muerte deja de ser tragedia y se convierte en arte, recuerdo y celebración.

Musa del arte, la moda y el cine

La Catrina ha sido fuente de inspiración constante para el arte contemporáneo. En el cine, aparece reinterpretada en producciones como “Coco” (2017), cuya estética del más allá recuerda su influencia; o “Spectre” (2015), la película de James Bond, que incluyó un desfile de Catrinas en Ciudad de México, evento que luego fue adoptado como tradición real por las autoridades mexicanas.

También figura en “El libro de la vida”, donde su espíritu se convierte en personaje central de una historia que celebra la conexión entre los vivos y los muertos.

En la moda, diseñadores y artistas utilizan su imagen en concursos, desfiles y sesiones fotográficas. Eventos como “La Catrina más bella” reimaginan su figura con vestidos elaborados, tocados florales y maquillajes artísticos que la convierten en símbolo de glamour y creatividad.

Su influencia alcanza la música, la fotografía y el arte urbano, donde suele representar la resistencia, la memoria y el orgullo latinoamericano.

Un mensaje que trasciende la vida

La Catrina no es solo un personaje del folclor mexicano. Es un puente entre lo terrenal y lo eterno, entre el dolor y la belleza.

Cada pétalo de cempasúchil, cada vela encendida y cada rostro pintado son recordatorios de una misma idea: la muerte también puede ser una forma de celebrar la vida.

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