Plaza Simón Bolívar, más de un siglo de historia en el corazón de San Salvador
Un recorrido por la historia y renovación de la Plaza Simón Bolívar, un espacio emblemático de San Salvador que refleja la memoria, las transformaciones y la resiliencia de la ciudad.
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elsalvador.com
Publicado el 02 de diciembre de 2025
La Plaza Simón Bolívar, conocida originalmente como parque Barrios, ha sido un espacio clave en la vida social de San Salvador desde su inauguración en 1901. Diseñada por el catalán Joan Munés, fue escenario de retretas, encuentros y celebraciones que marcaron el inicio del siglo XX. A lo largo del tiempo, cambió de nombre, perdió estructuras emblemáticas como su quiosco original y vio trasladarse sus estatuas. También sufrió usos insólitos, como servir de estacionamiento en los años cincuenta. Su reciente renovación la reintegra al espacio público, recordando que la memoria urbana es esencial para comprender la ciudad que somos.
El Parque Bolívar —antes parque Barrios— es uno de esos rincones de San Salvador donde la historia parece quedarse a conversar bajo los árboles. Aunque hoy luce moderno y recién intervenido, su pasado está tejido con más de cien años de encuentros, retretas y transformaciones que marcaron el pulso cotidiano de la capital.
A inicios del 1900, cuando San Salvador apenas rozaba los 30,000 habitantes, la vida pública se concentraba en tres plazas esenciales: la Dueñas —hoy Plaza Libertad—, la Morazán y el entonces parque Barrios.
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La medianoche del 31 de diciembre de 1900 marcó el cambio de era, y al amanecer del 1 de enero de 1901, el gobierno de Tomás Regalado inauguró el parque que simbolizaría ese nuevo comienzo.
La ceremonia estuvo a cargo del Dr. José Madriz, padre de Mercedes Madriz de Altamirano, cofundadora de El Diario de Hoy, pues el presidente no pudo asistir.
Los jardines fueron obra del catalán Joan Munés, un diseño elegante y ordenado que pronto se volvió parte del paisaje emocional de los capitalinos.
A su alrededor destacaban dos edificios icónicos: la Casa del Cuño —hoy Imprenta Nacional— y la antigua Penitenciaría Central, demolida en 1965 para levantar el actual edificio del Fondo Social para la Vivienda.
Entre nombres, estatuas y confusiones en San Salvador
El parque adoptó un nuevo símbolo en 1924: su primer quiosco, diseñado por el español Juan Beloso, quien recurrió al estilo fitomorfo —pilares que imitaban troncos y formas vegetales—, muy propio de la arquitectura decorativa de principios del siglo XX.
Pero el nombre del parque pronto se volvió motivo de confusión. Aunque oficialmente era Barrios, la memoria popular lo rebautizó como Bolívar, en parte porque en la verdadera Plaza Bolívar —hoy plaza Barrios— se colocó en 1909 una estatua de Gerardo Barrios.
Con el tiempo, la identidad del lugar quedó entremezclada hasta que una estatua del Libertador Simón Bolívar llegó a instalarse en el sitio “correcto”.
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Durante décadas, el parque fue un punto de encuentro indispensable para la vida social de la capital. Sin embargo, la historia relata que su objetivo en un momento cambió: en 1951 el parque funcionó, increíblemente, como estacionamiento.
Y su quiosco original —más cercano a un delicado pabellón italiano con detalles indígenas— fue demolido para dar paso a una estructura de cemento que sobrevivió, sin mayor encanto, hasta 2024.
Incluso la estatua de Bolívar cambió de rumbo. La figura de pie con espada fue enviada a la población usuluteca que lleva su nombre. En su lugar quedó la réplica de la estatua ecuestre de Caracas, la cual hoy vuelve a dominar el centro del parque tras la remodelación más reciente.
Una pausa larga para ser remodelado
El siglo XXI trajo una mirada distinta hacia el Centro Histórico. Desde 2020, el Parque Bolívar —oficialmente Plaza Simón Bolívar— permaneció cerrado mientras se ejecutaban obras de revitalización urbana. La Universidad Tecnológica de El Salvador participó en la fase previa de intervención.
La propuesta de renovación incluyeron senderos más amplios, iluminación moderna, jardinería renovada, mobiliario urbano y accesibilidad universal.
El nuevo quiosco, de estructura metálica y diseño contemporáneo, retoma la esencia vegetal de la pieza original sin intentar replicarla. La idea: hacer dialogar pasado y presente.
Aun así, como señala Cañas Dinarte, «nada de su aspecto antiguo se conservó» con esta última intervención. La frase resuena como un llamado de atención sobre la importancia de preservar, documentar y reinterpretar nuestros espacios históricos.
El Parque Bolívar es más que un cuadrante verde en la capital: es un archivo vivo de la ciudad. Por sus senderos pasaron generaciones enteras; allí se escucharon bandas militares, se celebraron hitos nacionales y se compartieron historias que hoy forman parte de la identidad salvadoreña.
*Con reportes de El Diario de Hoy
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