Salvadoreño monitoreará con dron submarino la caldera de Ilopango para National Geographic

El lago de Ilopango estará bajo la lupa de la comunidad científica. El encargado de darle realce mundial a la caldera de Ilopango es el buceador e investigador José Baires.

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El Lago de Ilopango es de origen volcánico y tiene una superficie de 72 km cuadrados. Foto EDH / Archivo

Por Evelia Hernández

2019-09-09 10:00:46

El lago de Ilopango estará bajo la lupa internacional de la comunidad científica a través del monitoreo de las fumarolas de la caldera de Ilopango, cuyos resultados serán expuestos en National Geographic, a través del sitio web OPENEXPLORER.

El encargado de darle realce mundial a la caldera de Ilopango es el buceador e investigador José Baires, quien a través de la iniciativa Educación para la Ciencia obtuvo la donación de un dron submarino.

“Tenemos el primer dron submarino, donado por Sofar Trident. Ellos tienen un programa en el cual nosotros tenemos una expedición abierta con National Geographic y Open Explorer”, explicó Baires.

El dron tiene luces, una cámara de alta definición y sensores de temperatura, lo cual permite acercarse a las fumarolas y hacer mediciones en tiempo real.

La expedición permite darle relevancia mundial a la caldera de Ilopango desde la óptica de vulcanología y geología. “Es uno de los sitios muy importantes en el mundo, de los pocos que se puede realizar una inmersión en una caldera activa en agua dulce”, dijo Baires.

Pintado hacia 1906, este óleo de gran formato refleja la erupción del lago de Ilopango entre 1879 y 1880. Foto EDH / Colección Nacional de Pintura, San Salvador.

Las características que convierten en “única” la caldera de Ilopango son: su altitud de 432 metros sobre el nivel del mar, lo que permite bucear todo el año; la temperatura promedio del agua es entre 28 y 30 grados todo el año; y es una de las tres calderas activas de agua dulce en el mundo, en que se puede realizar una inmersión tranquila y segura.

“Hay otro tipo de volcanes, por ejemplo en Sudamérica, que los van a encontrar de agua dulce, pero que van a estar a 4,000 o 5,000 metros sobre el nivel del mar, que conlleva ciertos riesgos y hacen una logística más compleja para efectuar inmersiones e incluso la investigación científica”, explicó Baires, para destacar el valor del buceo en el lago salvadoreño.

La expedición que dirigirá el buceador se enfoca en monitorear el área específica de las fumarolas o la Caldera del Diablo. “Esa es la parte activa de Ilopango, en la cual podemos encontrar unas fumarolas abajo del agua”, con un registro de temperaturas de 58 grados centígrados, detalló.

Anteriormente, las fumarolas han sido monitoreadas pero con la limitante de la profundidad en la que se encuentran, lo cual se supera con la tecnología del dron donado.

Las fumarolas están entre 12 y 42 metros, y la del Diablo a 24 metros.

Para bucear se necesita de un equipo especial que consiste en careta, chaleco inflable, respiraderos y tanques de oxigeno.
Fotos / Josué Parada

“Tener un dron submarino nos da autonomía, por ejemplo la carga de la batería dura tres horas. Lo cual me permite estar tres horas debajo del agua investigando en lugares en donde al ojo humano se le puede escapar (detalle), por cuestiones de visibilidad”, explicó Baires.

El investigador manifestó que fue un acierto que National Geographic aceptara la investigación y ponerla a disposición en la plataforma digital OPENEXPLORER, con la dirección https://openexplorer.nationalgeographic.com/expedition/ilopango

Ilopango es una caldera que tiene 77 kilómetros cuadrados de espejo de agua y una edad, aproximada, de 1.8 millones de años, “lo cual es de suma importancia en el espacio de tiempo y los tipos de erupciones que este ha tenido, las cuales están registradas con 13 erupciones a lo largo de la historia”, comentó Baires.

Con la herramienta del dron el buceador aspira a descender 100 metros, sin embargo esto exige mucha logística y se necesita una cámara de descompresión.

Baires expuso que los salvadoreños tienen la posibilidad de visitar y descender con precaución a los islotes de Ilopango, como el de Los Cerros Quemados, el cual es producto de la última erupción de la caldera, en febrero de 1880.

“Lo que nos quiere decir eso es que tenemos el territorio geológico más joven de toda la República de El Salvador, es la caldera de Ilopango. Y está a solo a 16 kilómetros del centro de la capital, lo cual es accesible para todos”, añadió.

Baires pidió a la población que visita el lago de Ilopango que cuide de él y su ecosistema.

José Baires, buceador profesional e investigador de la caldera de Ilopango. Foto EDH / Merly Cortez

“Evitemos la contaminación por desechos… Llámese plásticos, micro plásticos, lejías, agropesticidas, recordemos que son áreas rurales, que son una fuente para suplir las necesidades del recurso hídrico de la población y el gran San Salvador”, manifestó.

Usted puede conocer más sobre el monitoreo de Ilopango en el sitio: Open Explorer, de National Geographic

La mega erupción de Ilopango de hace 1,500 años
La colosal erupción de Ilopango, que ocurrió hace 1,500 años, ha sido objeto de interés de investigadores.
Es clasificada como una erupción pliniana, porque hay columnas que se elevan más de 25 kilómetros,
similar a la ocurrida en el monte Vesubio. La erupción tuvo un valor de 6 en el índice de explosividad volcánica. El mayor valor es 8, según expertos.
Estudios han sugerido que la erupción pudo haber provocado la “Pequeña Edad de Hielo de la Antigüedad Tardía”, un fenómeno climático extremo que ocurrió en los años 535­536 d. C. y afectó civilizaciones. Este habría sido provocado por una especie de velo de cenizas o polvo que cubrió la tierra a causa de una gran erupción.

Invitación a charla
El 16 de septiembre habrá una charla sobre: “El impacto del equipo de pesca abandonado en los ecosistemas marinos”.
Lugar: Universidad Francisco Gavidia.
Hora : De 10 a.m. a 12 p.m.
Entrada: Gratis.
La invitación es a instituciones como e l Ministerio de Medio Ambiente, Cendepesca y Ministerio de Agricultura.

Open Explorer
Es una iniciativa educativa que impulsa el monitoreo y la protección de los ambientes marinos y consiste en impulsar la comunidad la comunidad para resolver los desafíos de la conservación local, el cuido del medio ambiente y sus ecosistemas.