Terminaron los Juegos Panamericanos hace seis días. Pero la remera Adriana Escobar, quien asistió al evento y no se metió a final “A”, contó el jueves -en su cuenta de Twitter- lo “decepcionada” que estaba por “fallarle al país”.
La atleta del Team ESA reveló lo difícil que ha sido, como atleta de alto rendimiento, enfrentarse a duras realidades como la falta de apoyo y el olvido en el que ha caído la Federación de Remo.
“Terminaron los Juegos Panamericanos y el resultado fue tan malo que vengo súper decepcionada (de) que no logré hacer algo mejor. Decepcioné a mi entrenador, a mis amigos, a los salvadoreños, personas que creyeron en mí, y a la más importante: a mi misma”, escribió.
Escobar hizo mención de lo difícil que fue su paso previo, en una base en Argentina, donde fue sin entrenador. Pero la recompensa posterior fue clasificar a Lima, algo que “no podía creer”: “Adriana Escobar, de El Salvador, atleta de la Federación de Remo, con CERO presupuesto del Indes, únicamente con ayuda del COES, había clasificado sobre POTENCIAS!!”. Y fue quinta, en la final “A”.
Ya con el boleto en su bolsillo, Adriana dio a conocer que “estaba emocionada” y entrenó fuerte, asistiendo “a las competencias que eran posibles pagar” y con “muchísimos sacrificios”. Explicó así la necesidad de tener “el apoyo de Indes”, para estar al nivel de sus rivales, pero que no ha sido el idóneo.
En su post, la salvadoreña además exigió que su Federación tenga las mínimas condiciones que merecen los atletas: “Las personas se enojan (de) que los deportistas piden mejores condiciones. Pero es que las necesitamos urgentemente. En mi Federación, no tenemos ni agua porque no funciona la cisterna”. Y reveló que, con sus compañeros, mantienen limpia la Federación, algo que corresponde al Indes.
“Me cansa pensar que después de entreno tengo que lavar el baño, levantar las hojas, pasar la escoba, llevar barriles con agua… Yo lo hago porque AMO esa Federación. (…) Pero el Indes es encargado de esto”, reiteró la atleta.
El desahogo de Adriana cerró en que los sacrificios y peticiones deben transformarse en “apoyo” al atleta, para que al ganar un metal, el país esté orgulloso del logro.