Silbidos, piropos o chistes sexuales, entre las conductas que se consideran como acoso en El Salvador

Niños, niñas, adolescentes, jóvenes, mujeres y hasta hombres pueden ser víctimas del delito que con frecuencia ocurre en la calle, trabajo, universidades, el transporte público, entre otros.

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Una imagen frecuente en el centro de San Salvador, cuando una mujer pasa en lugares donde hay hombres. EDH Archivo

Por Cecilia Fuentes

2019-10-19 9:40:53

Alison Salazar (nombre ficticio para proteger su identidad), una joven de 24 años, viaja todos los días a estudiar desde Atiquizaya, Ahuachapán, hacia San Salvador. En uno de sus tantos recorridos pasó, según ella, uno de los peores momentos de su vida y que hasta la fecha le afectó hasta en cambiar su forma de vestir.

Salazar viaja en el transporte público y “no hay un solo día en que ningún hombre me diga cosas”, asegura. Sin embargo, hace un año fue acosada sexualmente de forma drástica.

“Yo nunca uso vestido pero ese día decidí ponérmelo porque me lo habían regalado. Venía a una consulta con mi abuela y tuve que pasar a la universidad por unos asuntos que tenía pendiente”, contó la joven.

Alison se subió a un bus de la Ruta 30-B. De repente, por la aglomeración de personas, sintió que la empujaron. “Vi que era un hombre de mal aspecto, pensé que me quería asaltar. Nunca imaginé lo que iba suceder”, relató Salazar.

Tras ese mal presentimiento, Alison decidió bajarse del autobús. El hombre también lo hizo.

 

“Me le quedé viendo para que se alejara y así poderme subir a otra ruta. Esperé que se fuera y lo hizo. Me subí a otro microbús, logré sentarme y una cuadra después, se subió el mismo hombre”, señaló la joven.

“¿Qué quería de mí? ¿Me quería robar?”, son algunas interrogantes que a Salazar se le vinieron a la mente en ese momento.

En todo el recorrido Salazar estuvo intranquila por la situación. “Ya cuando me iba a bajar, cargada con mi mochila porque traía mi computadora y cuadernos, el autobús se tardó en parar. Sentí que me levantaron el vestido”.

Cuando Salazar volteó, el hombre que estaba detrás, era el mismo que la venía siguiendo y “literalmente, el hombre tenía el pene afuera”, dijo entre lágrimas, la joven.

El desconocido intentaba masturbarse detrás de Alison. “Gracias a Dios no pasó a más”, sostuvo. Pero lamentó no haber podido reaccionar.

“No supe cómo reaccionar, me corté, no sabía qué hacer. Solo me quedé parada. Lo que más me duele es que no le pude decir nada, no me defendí. Tenía miedo porque pensé que me haría algo y no había nadie a quien conociera”, describió Alison su impotencia en ese momento.

Al bajarse, el hombre solo se cruzó la calle y siguió caminando como si nada hubiese pasado.

Alison es una de las tantas víctimas de acoso sexual, un delito que se comete a diario en El Salvador y del que miles de mujeres son víctimas a diario. El acoso no discrimina edad; niños, niñas, adolescentes, jóvenes, mujeres y hombres pueden ser víctimas de dicho delito.

Durante este año, del 1 de enero hasta el 31 de julio, la Policía Nacional Civil registró más de 446 víctimas de acoso sexual, cifra que aumentó respecto a las mismas fechas que en el 2018, que solo se reportaron 369 casos. El total de denuncias del año pasado fueron 632. Solo en San Salvador, hasta julio de este año, la Policía registra 130 casos.

¿Cómo se manifiesta el acoso sexual?
Piropos sexuales, silbidos, sonidos, miradas morbosas, roces indeseados, gestos sugestivos, burlas, bromas, chistes sexuales, tocamientos son algunas conductas que pueden considerarse como acoso.

“Para que estemos ante la presencia del delito de acoso sexual, la palabra clave es no deseado, no querido por la víctima que lo recibe”, aclaró el fiscal Amílcar Pineda, jefe de la Unidad de delitos relativos a la Niñez, Adolescencia y a las Mujeres de la Fiscalía General de la República (FGR).

Representantes de la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (Ormusa) añaden que el invadir el espacio físico de una persona ya puede considerarse como una conducta de acoso sexual.

“Lo que se invade es la autonomía y a quien se puede tolerar ciertas prácticas”, dijo Silvia Juárez, representante de la organización.

El acoso sexual se puede cometer en el trabajo, en la calle, en centros educativos o en el mismo entorno familiar.

El delito está regulado en el Código Penal: “El que realice conducta sexual indeseada por quien la recibe, que implique frases, tocamiento, señas u otra conducta inequívoca de naturaleza o contenido sexual y que no constituya por sí sola un delito más grave, será sancionado con prisión de tres a cinco años”, reza el Artículo 165.

Añade, que si el acoso sexual es realizado a un menor de 15 años, la pena ronda de cuatro a ocho años de prisión.

¿Cuál es la causa?
Causa no hay, solución sí. Como ya se mencionó antes este delito no lo determina el sexo pero si prevalece en las mujeres como víctimas.

“Ser joven, niña, adolescente determina una condición de riesgo para enfrentar este hecho”, aclaró la representante de Ormusa basándose en el informe sobre hechos de violencia de la Dirección General de Estadística y Censos (Digestyc) del 2018.

Alison aseguró que el problema se ha generado por la falta de educación y la cultura machista en el país. Cuando sufrió de acoso sexual toda la gente la culpó. Una señora, que fue la única que insultó al hombre que la acosó, recriminó a la joven, “me dijo que tuviera más cuidado y que mejor cambiara mi forma de vestir porque yo provocaba a los hombres”.

“Fue triste que mi mamá y mi abuela también me dijeran que para qué me había puesto ese vestido. Que era mi culpa que pasara eso”, lamentó la joven.

Para Pineda, “por cuestiones de idiosincrasia, machismo, costumbre o tradición, en el delito de acoso sexual, siempre se ha querido hacer responsable a la mujer de que es ella quien provoca por la forma de vestirse, caminar y son esos los grandes errores que se han tenido”.

Daño permanente
Alison ya no utiliza vestidos, cambió su forma de vestir para evitar riesgos e intenta transitar “donde no haya muchos hombres porque siempre me dicen cosas, me tiran besos o piropos”, aseguró.

“No sé porqué pasan estás cosas, por qué me pasan a mi. Yo no me visto para los hombres, lo hago para mi”, sostuvo Salazar.

Pineda aseguró que el daño que se sufre es permanente tanto psicológica, laboral o familiarmente, y dice es importante que al ser víctima, se recurra a las autoridades.

¿Cuál es la solución?
El acoso es una conducta que puede desencadenar otros delitos que tienen que ver con temas que se consideran más graves como agresiones sexuales, violaciones y que podrían causar hasta la muerte.

“Hay una serie de dificultades para determinar el acoso sexual, uno de ellos es que no siempre se origina en espacios públicos. Se puede interponer la denuncia pero cómo probar el dato que se narra”, señaló Juárez.

Para los expertos, la solución es, ante la falta de denuncia, atender este problema con actos preventivos más que reactivos, tales como campañas de concienciación sobre qué es el acoso y cómo se puede determinar.

En el ámbito laboral, muchas mujeres suelen verse acosadas por jefes o por sus mismos compañeros o en el ámbito educativo.

 

Ante el incremento de casos, especialmente en instituciones de educación, en julio de este año, diputados aprobaron una reforma al Artículo 21 de la Ley para una Vida libre de Violencia contra las Mujeres que trata sobre la obligatoriedad de cómo se abordará en las universidades, tanto públicas como privadas, el acoso sexual en contra de estudiantes universitarios.

La iniciativa de reforma surgió tras el aumento de denuncias de mujeres que son acosadas por docentes universitarios, quienes les proponen a jóvenes a tener intimidad con ellos a cambio de darles calificaciones que les valdrán para pasar materias.

El objetivo de la reforma fue enfatizar en la elaboración y aplicación del reglamento como el protocolo para garantizar que no se continúen dando más casos.

La iniciativa fue del diputado Josué Godoy de ARENA, pero fue respaldada con 46 votos de todos los partidos políticos.

Otras instituciones, como el Ministerio Público y otras organizaciones civiles y oenegés también brindan atención especial a víctimas de violencia.

Alison fue una de las tantas víctimas que no denunció porque desconfía del sistema judicial, “pensé en hacerlo pero, ¿para qué? no harían nada. Hay miles de casos así y no hacen nada”, dijo.

“No me he vuelto a poner vestido desde que me sucedió eso porque me afectó y no quiero que me pase de nuevo. Ahorita esa es la solución (cambiar estilo de vestir), no debería ser pero lo es. Solo quisiera salir a la calle sin miedo a que me acosen” ahondó, con tristeza, Alison.

Agentes del Estado entre los acosadores

Muchas mujeres y algunos hombres -aunque suene extraño- son víctimas de acoso sexual a diario en El Salvador. Un silbido, un piropo o una mirada morbosa son conductas que configuran el delito.

El acoso sexual lo puede cometer cualquier persona que atente contra la autonomía de la víctima. El problema se incrementa cuando los victimarios son las mismas personas que, según su función, deben brindar seguridad a la población.

Según el registro que maneja la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PDDH), mujeres y hombres han denunciado ante la institución la afectación de sus derechos por medio del acoso o abuso sexual ejercido por agentes del Estado de diferentes dependencias.

Según los datos obtenidos a través de la Oficina de Información y Respuesta (OIR), de la Procuraduría, la Policía Nacional Civil encabeza el listado de las instituciones presuntamente más violadoras de derechos a través de dicho delito.

Desde el 1 de enero hasta julio de este año, la PDDH registra ocho casos, de los cuales, seis corresponden a la institución policial. Mientras que durante el 2018, se registraron 18 casos, de estos 9 son también de agentes de la Policía.

Cabe señalar, que la PDDH no registra las denuncias individualizadas sino resoluciones generales.

Lo anterior, representa una afectación para hacer valer los derechos “porque es un problema estructural”, mencionó Rina Juárez, de la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (Ormusa).

Entre los casos recabados por la PDDH, también se reportan denuncias contra empleados de diferentes ministerios como el Ministerio de Educación, Ministerio de Hacienda y el Ministerio de la Defensa Nacional.

Ante esto, Juárez señaló que, “el Estado debería hacer un criterio de exclusión del servicio público a todas aquellas personas que tienen una valoración respecto a los derechos de todas las personas para ejercer un servicio público”. Agregó que, “mientras esté el favorecimiento de la impunidad y nadie pague por ello, ahí estará”.

Carmen Guzmán, una mujer víctima de acoso sexual, lamentó que dentro de las mismas instituciones, que son las que deberían proteger, se encuentren agentes que acosen o se aprovechen de su cargo para ello.

El delito de acoso sexual está contemplado en el Código Penal, artículo 165, y es castigado con penas de tres a cinco años de cárcel. El artículo también regula que “si el acoso sexual se realizare prevaliéndose de la superioridad originada por cualquier relación, se impondrá además una multa de cien a doscientos días multa”.