A Ángel lo capturó la principal unidad que tiene la Policía para investigar estructuras de narcotraficantes y delitos relacionados a las drogas, el pasado 12 de marzo en colonia Nueva Jocoro. Tenía las plantas de marihuana de 50 centímetros de alto, una porción y varias semillas de la misma droga.
El rostro de Segovia, desaliñado, su cabello largo y a punto de reírse, fue difundido por la Policía a través de su cuenta de Twitter @PNC_SV destacando que “la captura se había realizado con el apoyo de la Sección Antinarcóticos y bajo un allanamiento en el municipio de Jocoro en Morazán”.
Segovia ha sido acusado de posesión y tenencia de droga y por siembra y cultivo de marihuana. Esta es la segunda vez que es detenido, en febrero de este mismo año fue arrestado por tener 25.6 gramos de marihuana, pero recobró la libertad a cambio de medidas. Video: Lissette Lemus, Eduardo Alvarenga.
En el mismo tuit, se publicó la foto de las dos plantas de marihuana que Ángel había cultivado en un rincón de su casa en un recipiente viejo de lata. Además, una porción de marihuana y un tubo delgado de vidrio que funciona como una pipa.
Seis meses después, la familia de Ángel dice que ya no tiene el cabello largo, se lo cortaron en la cárcel de San Francisco Gotera, a donde lo trasladaron después que un Juez de Paz de Jocoro lo enviara a la cárcel. Luego de un mes lo removieron hacia la cárcel de Jucuapa, en Usulután.
Desde el 30 de junio pasado, los padres de Ángel aseguran que ya no saben nada de él. Las autoridades del penal les informaron que estaban suspendidas las visitas por tiempo indefinido por órdenes del presidente Nayib Bukele.
En el penal de Jucuapa en Usulután se encuentran reos que no son considerados de alta peligrosidad. Sin embargo, la orden de Bukele de restringir el acceso a las visitas y el aislamiento total, abarcó todas las cárceles del país. El pasado lunes 2 de septiembre el mandatario ordenó suspender la emergencia en las prisiones.
Los parientes del reo relatan que otro interno que conoció a su hijo en la cárcel, salió libre recientemente y fue quien llegó a la casa de los padres de Ángel a confesarles del estado de salud de su pariente. “La última vez que visitamos a mi hijo le llevamos medicina para los hongos y otras cosas de higiene personal, pero ya pasaron varios meses y no sabemos cómo está”, declaró el padre del joven que omitió revelar su identidad.
Los parientes de Ángel expresan que cuando no había emergencia en las cárceles, visitaban a su hijo una vez al mes y le depositaban 70 dólares en las tiendas penitenciarias para la alimentación y saldo para el uso de teléfonos institucionales. Pero ese fue otro beneficio que cesó el presidente en las prisiones.
“Mi hijo comía bien, le pagamos un poco de alimentación y se comunicaba con nosotros. Nos relataba que en la cárcel estaban sobre poblados y dormía con tres reos más en una sola colchoneta. Hace un calor insoportable y varios de los reos sufren desmayos constantemente”, dice el padre de reo.