Billeteras digitales, el motor silencioso de la inclusión financiera en América Latina
El acceso financiero en Latinoamérica crece gracias a las billeteras digitales, que ya usan 4 de cada 10 personas y reducen el uso exclusivo del efectivo.
Por
Evelyn Alas
Publicado el 29 de octubre de 2025
La inclusión financiera en América Latina alcanzó un puntaje récord de 48,5 en 2025, según el nuevo Índice de Inclusión Financiera. El uso de billeteras digitales se cuadruplicó en cuatro años, pasando del 11 % al 43 % de la población. Esta herramienta se consolida como la principal vía de acceso al sistema financiero, especialmente entre grupos tradicionalmente excluidos. Para El Salvador, representa una oportunidad clave para emprendedores, trabajadores informales y la diáspora, al facilitar pagos, remesas y formalización económica. El reto ahora es combinar tecnología con educación financiera y conectividad.
Cada vez más latinoamericanos acceden al sistema financiero gracias a las billeteras digitales. El nuevo Índice de Inclusión Financiera 2025 revela un crecimiento sostenido y destaca oportunidades claves para emprendedores y la diáspora salvadoreña.
En América Latina, el acceso al sistema financiero formal ya no depende exclusivamente de tener una cuenta bancaria tradicional. Hoy, las billeteras digitales están abriendo las puertas a millones de personas, especialmente en sectores históricamente excluidos, como mujeres, trabajadores informales y zonas rurales. Según la quinta edición del Índice de Inclusión Financiera (IIF), presentado en Lima por Credicorp, la región alcanzó un puntaje de 48,5 sobre 100 en 2025, marcando cinco años consecutivos de crecimiento.
¿Qué significa estar incluido financieramente?
La inclusión financiera se refiere a la posibilidad de que todas las personas, sin importar su ubicación o nivel socioeconómico, puedan acceder y usar productos y servicios financieros de manera segura, conveniente y asequible. Esto incluye desde tener una cuenta para recibir ingresos, hasta realizar pagos digitales, ahorrar, acceder a créditos o contratar seguros.
Este concepto ha cobrado especial relevancia en contextos como el salvadoreño, donde una gran parte de la población sigue dependiendo del efectivo y muchas pequeñas empresas operan en la informalidad. La digitalización financiera ofrece una vía concreta para formalizar negocios, acceder a financiamiento y mejorar la calidad de vida.
Las billeteras digitales se multiplican por cuatro
Uno de los datos más reveladores del estudio es que el 43% de los latinoamericanos ya tiene una billetera digital, frente al 11% en 2021. Es decir, en apenas cuatro años, su adopción se cuadruplicó. En países como Argentina, Colombia y Perú, la penetración supera el 65%, y el uso diario de estas herramientas ya supera al de las apps bancarias tradicionales.
Este crecimiento ha sido clave para reducir las brechas en el acceso al sistema financiero. Las billeteras permiten realizar transferencias, pagar servicios, recibir remesas o cobrar ventas sin necesidad de ir a un banco. Además, son compatibles con cualquier teléfono inteligente y muchas veces se activan sin necesidad de tener una cuenta bancaria previa.

El potencial en El Salvador
Aunque El Salvador no fue incluido en el estudio, los resultados son extrapolables. En el país, donde el uso del efectivo sigue siendo dominante y la bancarización está por debajo del promedio regional, las billeteras digitales representan una gran oportunidad. Herramientas como Tigo Money y Chivo Wallet (ya no está en funciones), entre otras plataformas privadas ya han iniciado el camino, pero aún hay espacio para crecer.
Para emprendedores, esto representa una doble ventaja: por un lado, pueden recibir pagos digitales de forma segura y con menores costos; por otro, empiezan a generar un historial financiero que les abre puertas a créditos, seguros y nuevas oportunidades comerciales.
Para la diáspora salvadoreña, el panorama también es prometedor. Enviar remesas directamente a billeteras digitales reduce el uso de intermediarios y mejora la rapidez y eficiencia de las transacciones. Además, fortalece el vínculo económico con el país, impulsando el consumo y el ahorro formal.
Educación financiera y conectividad: las piezas que faltan
El estudio también advierte que la inclusión financiera no es solo cuestión de tecnología. Se requiere fortalecer la educación financiera para que las personas puedan usar correctamente estos productos, tomar decisiones informadas y evitar riesgos. Además, se necesita una mejor cobertura de internet y redes móviles, especialmente en zonas rurales.
A pesar del avance, las poblaciones más vulnerables siguen estando fuera del sistema: mujeres, desempleados, personas con bajo nivel educativo o ingresos informales. Estos grupos necesitan soluciones a medida, diseñadas con enfoque inclusivo y sostenibles a largo plazo.
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Un camino hacia la formalización
Como explicó el exministro chileno Andrés Velasco, hoy decano en la London School of Economics, la inclusión financiera está estrechamente ligada a la formalización económica. "Si tengo una pyme que recibe pagos digitales y puede demostrar ingresos, podrá acceder a créditos y pagar impuestos con mayor facilidad", afirmó.
El mensaje es claro: promover las billeteras digitales no solo moderniza la economía, sino que también mejora la calidad de vida. Es una herramienta clave para que más salvadoreños accedan a oportunidades antes fuera de su alcance.
La región ya comenzó a dar el salto. Para que El Salvador no se quede atrás, hace falta una estrategia integral que combine tecnología, educación y alianzas entre sector público y privado. Las oportunidades están sobre la mesa: el reto está en saber aprovecharlas.
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