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Emprendedoras locales participan en iniciativas de turismo regenerativo que integran cultura, naturaleza y sostenibilidad en destinos rurales de El Salvador.

Turismo regenerativo y el impulso económico en El Salvador: un nuevo capítulo

El Salvador apuesta por el turismo regenerativo: mipymes, jóvenes y comunidades rurales son clave para duplicar su aporte económico y restaurar los destinos.

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Por Evelyn Alas
Publicado el 17 de octubre de 2025

 

TU RESUMEN

El turismo en El Salvador ha duplicado su peso en la economía, pasando de representar el 5 % del PIB en 2019 a un estimado 10 % en 2024, según el Ministerio de Turismo. Esta transformación viene acompañada de una nueva tendencia global: el turismo regenerativo, una práctica que busca restaurar ecosistemas y beneficiar a las comunidades locales. El 75 % de las empresas turísticas en el país son mipymes, lo que plantea el reto —y la oportunidad— de fomentar educación financiera, acceso al crédito y modelos sostenibles que conecten con las generaciones jóvenes más comprometidas con el impacto social y ambiental.

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La ministra de Turismo, Morena Valdez, destacó hoy en el evento Club Sustentable que “el 60% de la población mundial compuesta por millennials, centennials y generación Z está profundamente interesada en el turismo regenerativo, pues lo comprenden mejor, actúan con más convicción y saben que este enfoque implica restaurar los destinos visitados”. 

En ese contexto, recordó que en El Salvador “pasamos de representar el 5% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2019 a alcanzar un 10% en 2024”. 

Además, subrayó que “el 75% de las empresas turísticas en el país son mipymes, por lo que la educación financiera y el acceso al crédito son fundamentales para su crecimiento”.

A partir de esas declaraciones, vale explorar el real peso del turismo en la economía salvadoreña, la viabilidad del turismo regenerativo como estrategia de desarrollo y los retos concretos para convertir esta visión en una realidad rentable para emprendedores, comunidades y actores locales.

El turismo como motor económico y social

El sector turístico salvadoreño ha experimentado una recuperación vigorosa después de la crisis global. Según Mitur, El Salvador recibió 3.9 millones de visitantes internacionales en 2024, lo que representa un crecimiento del 17% respecto al año anterior.

Algunos medios locales incluso reportan que el país superó los 4 millones de turistas en dicho año, ajustando estimaciones de crecimiento. 

En cuanto al aporte al PIB, el dato del 10% en 2024 que mencionó la ministra parece optimista frente a estadísticas oficiales más moderadas: según el Banco Central de Reserva, el PIB turístico representó el 5.8% en 2023, con una generación de alrededor de 125,000 empleos directos y 170,000 indirectos (8% del empleo total).

El Ministerio de Turismo impulsa alianzas con mipymes para fortalecer modelos turísticos que restauren ecosistemas y generen ingresos sostenibles para las comunidades.
El Ministerio de Turismo impulsa alianzas con mipymes para fortalecer modelos turísticos que restauren ecosistemas y generen ingresos sostenibles para las comunidades. / Foto archivo.

No obstante, otras estimaciones del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) proyectan que los ingresos del turismo podrían alcanzar hasta $5,300 millones de dólares en 2024, lo que implicaría un peso cercano al 15.2% del PIB. Con una estimación intermedia, el turismo ya compite entre los sectores más relevantes del país.

Lo cierto es que detrás de cada hotel, restaurante o paquete turístico —como enfatizó la ministra— hay una cadena de valor que involucra familias, artesanos, guías, transportistas y emprendedores locales. En El Salvador, aproximadamente el 75% de las empresas turísticas son pequeñas y medianas empresas (mipymes), que operan con recursos limitados y bajo márgenes ajustados.

Este escenario legitima la demanda de Valdez sobre fortalecer la educación financiera y mejorar el acceso al crédito como palancas de crecimiento para esas empresas. Sin capital ni habilidades de gestión, muchas mipymes quedan relegadas y no pueden incorporarse con éxito a nuevas tendencias como el turismo regenerativo.

Turismo regenerativo: más que sostenibilidad

El concepto de turismo regenerativo surge como una evolución más ambiciosa que el turismo sostenible: no basta con minimizar el impacto, sino que se busca regenerar ecosistemas, revitalizar comunidades y reforzar vínculos con la naturaleza y la cultura local. 

Según estudios académicos, los millennials —y por extensión generaciones más jóvenes— esperan que las experiencias de turismo regenerativo combinen valor personal (bienestar, aprendizaje, autenticidad) con una contribución real al bien común.

Globalmente, un análisis en Forbes señala que el turismo regenerativo representa una oportunidad de mercado de 2.76 billones de euros, aunque solo el 20% del sector hotelero ha aplicado estrategias regenerativas reales hasta ahora.

La transición no es sencilla: requiere evaluación de impactos ecológicos, diseño participativo con comunidades locales, medición de resultados ambientales y sociales, y comunicación creíble hacia los viajeros.

En América Latina, artículos sugieren que los destinos del Sur global enfrentan desafíos específicos: recursos limitados, desigualdad, falta de capacitación técnica y estructuras institucionales débiles. 

Pero también se advierte que hay una oportunidad única para reposicionar destinos con identidad, autenticidad cultural y menor saturación que los centros turísticos masificados.

Oportunidades y desafíos en El Salvador

Oportunidades

  1. Ventaja competitiva emergente: al alinearse temprano con tendencias regenerativas, El Salvador puede diferenciarse frente a destinos saturados que aún no integran esas lógicas.
  2. Vinculación con comunidades rurales: muchas zonas de alto valor ecológico o cultural en el país pueden involucrar iniciativas de regeneración agrícola, forestal o cultural vinculadas al turismo.
  3. Atractivo a viajeros de alto valor: segmentos como millennials y generación Z están dispuestos a pagar más por experiencias auténticas y responsables.
  4. Potencial de financiamiento internacional: fondos de clima, organismos multilaterales o cooperación exterior podrían apoyar proyectos regenerativos como parte de agendas ambientales.

Desafíos

  1. Brecha en capacitación técnica: muchos emprendedores carecen de conocimientos en evaluación ambiental, gobernanza comunitaria o marketing regenerativo.
  2. Acceso al crédito y capital: sin garantías o historial crediticio, las mipymes tienen dificultad para financiar innovaciones.
  3. Credibilidad y certificaciones: para atraer un turismo consciente, es necesario demostrar con datos medibles que las intervenciones regeneran (agua, biodiversidad, ingresos comunitarios).
  4. Coordinación institucional: el diseño de políticas, normativas y apoyo técnico entre ministerios de Turismo, Ambiente, Agricultura y entidades de desarrollo debe alinearse.

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Estrategias clave para avanzar

Para hacer realidad el modelo regenerativo en El Salvador, sería recomendable:

  • Diseñar programas de capacitación enfocados en planificación ecológica, ahorro energético, economía circular y gobernanza local.
  • Crear líneas de crédito especializadas con condiciones flexibles para mipymes turísticas que adopten buenas prácticas regenerativas.
  • Fomentar asociaciones público‑privadas (gobiernos locales, ONG, universidades) que impulsen proyectos piloto demostrativos para escalarlos.
  • Implementar monitoreo y reporte de impactos (huella hídrica, calidad del suelo, ingresos de comunidades) para asegurar transparencia ante turistas y financistas.
  • Promover campañas de comunicación que construyan una marca país regenerativa, destacando productos turísticos que restauran y retribuyen al territorio.

El mensaje de la ministra Valdez en el Club Sustentable sintetiza una encrucijada estratégica: el turismo en El Salvador ya no puede limitarse a crecer en volumen; debe transformarse para regenerar. Aunque hay una brecha entre aspiración política y condiciones reales —especialmente para las mipymes—, las señales indicadas (crecimiento turístico, interés global del turismo regenerativo) muestran que estamos ante una ventana de oportunidad. Si se combinan políticas coherentes, financiamiento con sentido social y compromiso colectivo, El Salvador podría volverse un referente regional de turismo regenerativo con impacto real para comunidades y naturaleza.

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