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Retos de la bancarización en zonas rurales: acceso, barreras y posibles caminos

La bancarización rural en El Salvador enfrenta rezagos por falta de infraestructura y confianza, pero surgen soluciones con microcréditos, fintech y educación financiera.

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Por Evelyn Alas
Publicado el 16 de septiembre de 2025

 

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La inclusión financiera en El Salvador enfrenta un desafío profundo en las zonas rurales, donde miles de familias aún viven al margen del sistema bancario. Según la CEPAL (2022), la brecha entre el área urbana y la rural sigue siendo una de las más marcadas de Centroamérica. Apenas el 28 % de los adultos tiene una cuenta formal (Banco Mundial, 2021), y solo un 11 % accede a crédito, lo que limita la capacidad de los pequeños agricultores, mujeres emprendedoras y jóvenes del campo para invertir en su futuro. La falta de infraestructura, la débil conectividad digital, la alta informalidad laboral y la desconfianza hacia las instituciones financieras son algunos de los principales obstáculos. Sin embargo, iniciativas como los corresponsales financieros, los microcréditos agropecuarios y las plataformas móviles están abriendo oportunidades. La voz de campesinos, cooperativas y líderes comunitarios refleja que la bancarización no es solo un asunto de acceso financiero, sino un camino hacia la equidad y el desarrollo rural.

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En El Salvador, la bancarización rural sigue siendo uno de los grandes desafíos de la inclusión financiera. Aunque se han impulsado diversas políticas y estrategias, muchos habitantes de zonas rurales continúan sin cuentas bancarias, sin acceso al crédito formal ni a servicios digitales eficientes. 

Para emprendedores, agricultores y comunidades rurales, superar los obstáculos estructurales se vuelve clave para cerrar la brecha financiera entre lo urbano y lo rural.

El informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) explica, en el informe inclusión financiera en El Salvador 2022, que la brecha entre zonas urbanas y rurales persiste como uno de los principales retos del sistema financiero nacional. El panorama sigue siendo retador en la actualidad.

Panorama actual de la inclusión financiera rural

Según datos del Banco Mundial, solo el 28% de la población adulta en El Salvador posee una cuenta bancaria. Asimismo, solo el 11% accede a crédito formal, según datos del Banco Central de Reserva (BCR) y la Superintendencia del Sistema Financiero (SSF).

Las mujeres rurales enfrentan aún más dificultades: apenas el 11% de las propietarias de tierras en el país son mujeres, lo que limita su elegibilidad para productos financieros.

La conectividad deficiente y la escasa infraestructura también frenan la adopción de servicios financieros digitales en muchas zonas del país.

Solo el 28% de la población adulta en El Salvador posee una cuenta bancaria.
El Banco Mundial explica que solo el 28% de la población adulta en El Salvador posee una cuenta bancaria. / Foto archivo.

Principales obstáculos en las zonas rurales

  1. Infraestructura física y digital limitada
    Muchas comunidades están distantes de sucursales bancarias y cajeros automáticos. Además, la conectividad a internet es frágil o inexistente, lo que limita el uso de plataformas digitales de pago o banca móvil (CEPAL, 2022).
  2. Costos elevados y barreras regulatorias
    Requisitos como identificación formal, garantías o historial crediticio son difíciles de cumplir. A esto se suman los costos de transporte, tiempo y comisiones, que desincentivan a muchas personas (Banco Mundial, 2021).
  3. Alta informalidad económica
    En el ámbito rural predomina la economía informal. Esto dificulta demostrar ingresos constantes, lo que impide acceder a créditos o productos de ahorro.
  4. Falta de educación financiera y confianza institucional
    Existe un bajo conocimiento sobre productos financieros disponibles, junto con desconfianza hacia instituciones bancarias. Factores culturales y el diseño poco inclusivo de muchos productos financieros también influyen (CEPAL, 2022).
  5. Desigualdades de género
    Las mujeres rurales tienen menos propiedades, menos autonomía económica y enfrentan sesgos institucionales. Esto obstaculiza su participación en el sistema financiero formal (ORMUSA, 2022).

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Opciones y estrategias para cerrar la brecha

  • Expansión de cuentas digitales y fintech: Es clave diseñar productos simples, accesibles desde el celular, con bajos costos de operación (Banco Interamericano de Desarrollo, 2023).
  • Inversión en conectividad e infraestructura: Mejorar el acceso a internet y crear centros comunitarios de servicios financieros. Aquí debe intervenir tanto el Gobierno como la empresa privada.
  • Adaptación de productos financieros al contexto rural: Flexibilizar requisitos, crear microcréditos adaptados al ciclo productivo local (CEPAL, 2022).
  • Educación financiera local: Programas comunitarios de capacitación, enfocados especialmente en mujeres y jóvenes (ORMUSA, 2022).
  • Coordinación interinstitucional: Políticas como la Estrategia Nacional de Inclusión Financiera deben priorizar el ámbito rural con acciones concretas (BCR, 2024).

Soluciones concretas en marcha

  1. Corresponsales financieros comunitarios: Bancos como el Hipotecario y el Agrícola han iniciado alianzas con tiendas locales para ofrecer servicios básicos de retiro y depósito en zonas donde no hay sucursales.
  2. Plataformas móviles inclusivas: Aplicaciones como Billetera Chivo y otras soluciones privadas han comenzado a digitalizar remesas y pagos, reduciendo costos para los usuarios rurales. A pesar de ello, el uso del bitcoin sigue siendo muy escaso en el territorio.
  3. Cooperativas de ahorro y crédito: Organizaciones como FEDECRÉDITO han implementado modelos de microfinanzas adaptados a la realidad de comunidades rurales, con productos pensados para el ciclo agrícola.
  4. Programas de educación financiera itinerante: ONGs y universidades han lanzado proyectos móviles de capacitación financiera, con enfoque en mujeres agricultoras y jóvenes emprendedores.
  5. Incentivos fiscales y subsidios: Propuestas desde la Asamblea Legislativa buscan crear incentivos para que instituciones financieras expandan sus operaciones en municipios con bajo acceso bancario.

Ana María Calles, campesina entrevistada por Mundubat (Organización No Gubernamental para la Cooperación al Desarrollo), expresó: “Las mujeres del campo tenemos fuerza y queremos salir adelante, pero necesitamos acceso a herramientas que nos lo permitan”.

Según el Banco Mundial, El Salvador podría aumentar al 50% la población rural con cuenta bancaria en un plazo de 5 a 10 años.
Según el Banco Mundial, El Salvador podría aumentar al 50% la población rural con cuenta bancaria en un plazo de 5 a 10 años. / Foto archivo.

Proyección para los próximos años

Según el Banco Mundial, si se implementan estrategias efectivas, El Salvador podría aumentar al 50% la población rural con cuenta bancaria en un plazo de 5 a 10 años.

Además, se podría reducir la pobreza rural mediante acceso a crédito productivo, seguros agrícolas, ahorro programado y remesas digitales. Esto permitiría no solo fortalecer los medios de vida rurales, sino también fomentar una economía más resiliente y equitativa para todos.

La bancarización rural no es solo un tema de acceso a servicios financieros. Es una herramienta clave para el desarrollo económico, la movilidad social y la reducción de desigualdades. Invertir en este sector es una decisión estratégica para un futuro más próspero e inclusivo.

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