Jubilarse joven en El Salvador: ¿beneficio o riesgo?
El Salvador permite jubilarse a los 55 o 60 años, la edad más baja en la región. Pero la alta informalidad y el envejecimiento plantean grandes desafíos.
Por
Evelyn Alas
Publicado el 26 de septiembre de 2025
En El Salvador, las mujeres pueden jubilarse a los 55 años y los hombres a los 60, siempre que hayan cotizado 25 años al sistema de pensiones. Este esquema, uno de los más flexibles de Latinoamérica, se enfrenta a una dura realidad: más del 60% de los trabajadores son informales y no cotizan. A esto se suma una población que envejece, lo que pone en riesgo la sostenibilidad del sistema. Aunque el retiro temprano es legalmente posible, lograrlo exige planificación y aportes constantes. El debate sobre subir la edad de jubilación o ampliar la cobertura es urgente y necesario.
Jubilarse a los 55 o 60 años suena tentador, especialmente si lo comparamos con otros países de la región donde el retiro se alarga hasta los 65.
En El Salvador, la ley permite que las mujeres accedan a la pensión por vejez a los 55 años y los hombres a los 60, siempre que hayan cotizado por lo menos 25 años al sistema.
Esta condición coloca al país entre los que permiten una salida laboral más temprana, pero también lo enfrenta a retos financieros, demográficos y sociales de gran escala.
Requisitos para jubilarse en El Salvador
Según la Ley Integral del Sistema de Pensiones, los trabajadores deben cumplir dos requisitos básicos: edad mínima y 25 años de cotización, sin importar si esos años fueron continuos o con interrupciones.
Esto aplica tanto a quienes están afiliados al Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS) como a quienes cotizan a través de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).
En comparación regional, El Salvador mantiene una de las edades de retiro más bajas, especialmente en el caso de las mujeres. En países como México, Chile o Argentina, la edad mínima para pensionarse ronda los 60 o 65 años, y muchas veces con requisitos de cotización más estrictos.
Ventaja o riesgo: ¿de verdad conviene jubilarse tan temprano?
Aunque jubilarse antes puede parecer un beneficio, la otra cara de la moneda muestra una realidad más compleja. La expectativa de vida en El Salvador ronda los 74 años, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Eso significa que un jubilado promedio pasará entre 14 y 19 años recibiendo una pensión, lo cual representa una carga sostenida para el sistema.
Además, la alta informalidad laboral complica aún más el panorama. Se estima que más del 60% de los trabajadores salvadoreños no cotiza al sistema de pensiones. Es decir, la mayoría nunca alcanzará los 25 años de aportes requeridos, y por ende no podrá jubilarse formalmente.
Esto genera una doble exclusión: muchos no acceden a pensión contributiva y, al mismo tiempo, el Estado debe asumir la carga de programas asistenciales para adultos mayores sin ingresos.

El sistema previsional, en el filo
Con una población que envejece rápidamente y una tasa de natalidad en descenso, el equilibrio financiero del sistema está bajo presión. Si más personas se jubilan temprano y pocas cotizan activamente, el resultado es un fondo con más salidas que entradas.
El Banco Mundial ya advirtió que mantener edades de retiro tan bajas compromete la sostenibilidad de los sistemas previsionales en el largo plazo. En países como Colombia o Uruguay se está discutiendo elevar la edad de jubilación. En El Salvador, aunque también se habla del tema, las propuestas a menudo se estancan por falta de consenso.
¿Y entonces, cuál es la salida?
Hay varias alternativas viables que podrían explorarse sin necesidad de medidas drásticas inmediatas:
Aumentar gradualmente la edad de jubilación: Subir la edad de retiro un año cada dos o tres años podría ser una transición razonable, permitiendo que el sistema se adapte sin afectar bruscamente a quienes están cerca de jubilarse.
Incentivar la cotización desde la informalidad: Ofrecer esquemas flexibles y voluntarios para que emprendedores, freelancers o trabajadores por cuenta propia puedan aportar a su pensión con mínimos accesibles.
Educación financiera desde jóvenes: Invertir en programas que fomenten el ahorro previsional desde etapas tempranas podría generar un cambio cultural que fortalezca la base de cotizantes a futuro.
Pensión básica universal: Explorar modelos mixtos que combinen la pensión contributiva con un ingreso mínimo garantizado para quienes no logran cotizar los años requeridos.
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Para emprendedores y salvadoreños en el exterior: una oportunidad
Si sos parte de la diáspora o trabajás de forma independiente, también podés cotizar al sistema de pensiones salvadoreño. Las AFP ofrecen mecanismos para hacer aportes voluntarios desde el extranjero o desde actividades no asalariadas. De esta forma, asegurás tu futuro sin depender totalmente de programas sociales.
En resumen, jubilarse temprano en El Salvador es legalmente posible, pero no es una garantía para todos. Para lograrlo, hay que cotizar de forma constante y planificar con visión de largo plazo. Y como país, el reto es diseñar un sistema que sea justo, inclusivo y sostenible. El debate está abierto: la decisión no es sólo política, es también personal.
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