¿Transformar la producción agrícola con Inteligencia Artificial? Ya está pasando

La agricultura vive un momento de cambio con la llegada de la primera plataforma de inteligencia artificial (IA) desarrollada específicamente para la producción de frutas y hortalizas.

La herramienta, llamada Margaret Personal Assistant, ofrece automatización, integración de sistemas y una forma más sencilla de gestionar datos, lo que apunta a revolucionar un sector clave para las economías de América Latina.

"Ofrece una nueva manera de interactuar con los datos, las aplicaciones y las máquinas dentro de una empresa agroalimentaria", explicó a EFE José Luis Molina, director ejecutivo de la empresa española Hispatec, creadora de esta tecnología.

El lanzamiento ya tuvo lugar en Chile y Perú, dos países con fuerte protagonismo en la agroexportación.

? @HispatecAGRO lleva la IA a @FruitAttraction

? Este año presentamos #Margaret Planner, nuestro planificador de pedidos con #InteligenciaArtificial.

? 30 de septiembre al 2 de octubre
? Stand 5C12, Pabellón 5
? Solicita una reunión con nosotros ? https://t.co/63dFZh61mw pic.twitter.com/bDcZKTuAzT

— Hispatec (@HispatecAGRO) September 17, 2025

Un aliado para el campo y la exportación

Margaret fue diseñada para acompañar a empresas y cooperativas agrícolas en tareas diarias que suelen consumir tiempo, desde la gestión de inventarios hasta la planificación de campañas de producción.

La plataforma se conecta con distintas aplicaciones y bases de datos acumuladas por Hispatec durante tres décadas, y permite obtener información útil a través de una conversación en WhatsApp o incluso por mensajes de voz, en varios idiomas, incluido el quechua.

"Nos acompaña para quitarnos tareas repetitivas, facilitarnos el trabajo diario y permitir que el talento humano se centre en lo que realmente aporta valor", apuntó Molina, quien destacó la buena acogida en mercados como Chile, donde ya hay empresas que la están implementando.

El alcance de esta IA abarca desde la siembra hasta la logística de exportación, ofreciendo trazabilidad en cultivos de alto valor como arándanos, aguacates, espárragos o uvas. Esto resulta clave para mantener la calidad en mercados internacionales que demandan garantías sobre el origen y manejo de los productos.

Sinergia entre tecnología y personas

Uno de los desafíos de aplicar la inteligencia artificial al campo es lograr que se integre de forma natural a los procesos existentes. Según Gonzalo Martín, director de Producto e Innovación de Hispatec, "la IA debe entender los procesos de la organización y estar vertebrada con sus distintos sistemas para poder dar resultados satisfactorios".

El ejecutivo subrayó que la meta no es sustituir al trabajador, sino liberar al equipo humano de tareas rutinarias para que concentre su esfuerzo en actividades estratégicas.

"La IA va a fallar, pero va a fallar menos que un humano y no va a descansar", señaló. En su visión, la tecnología funcionará como una "columna vertebral" que soporte a las empresas y facilite la toma de decisiones.

El proyecto cobra relevancia en un contexto en el que países como Perú, Chile, México y Colombia compiten en mercados de Norteamérica, Europa y Asia con productos hortofrutícolas cada vez más exigentes en estándares de calidad. Al integrar soluciones de datos y automatización, la nueva herramienta puede impulsar aún más el dinamismo agroexportador de la región.

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Innovación con mirada global con Inteligencia Artificial

La historia de Hispatec comenzó en Almería, España, una de las zonas con mayor densidad de invernaderos en el mundo. Hoy la compañía está presente en América Latina con la visión de adaptar su tecnología a las necesidades particulares de cada país.

"Creemos que hay prácticas que hemos desarrollado e implementado en nuestras soluciones que seguramente se pueden aplicar a Perú, con matices a lo que puede ser útil en España, Perú o México. Cada país tiene sus particularidades", sostuvo Molina.

La aparición de Margaret Personal Assistant muestra cómo la inteligencia artificial puede convertirse en un socio estratégico para el campo, ayudando a agricultores y empresas a responder con rapidez a los retos de productividad, sostenibilidad y trazabilidad que exige el comercio global.

Para los países latinoamericanos con vocación agroexportadora, el impacto puede ser doble: fortalecer la competitividad y abrir nuevas oportunidades de crecimiento en un sector que no deja de evolucionar.