Dos puntos de seis posibles de local, un muy buen juego ante Estados Unidos y todas sus figuras, y un paso atrás en el partido de ayer ante la férrea Honduras. Así arrancó la octagonal para la Selecta, un equipo que se va formando pero que ha dejado muchos puntos de local que luego se pueden lamentar y mucho.
Las ilusiones crecieron con el debut ante una Estados Unidos que llegaba como la gran favorita de esta fase final. Sin embargo, El Salvador le jugó de tú a tú, tuvo un buen rendimiento colectivo y dos figuras centrales en un alto nivel: Jairo Henríquez y Eriq Zavaleta. El empate final fue saludado con un sostenido aplauso de la afición que agotó las entradas para el debut.
“No entraré en pánico por no ganar”: Hugo Pérez, DT de la Selecta
En el segundo partido, las sensaciones no fueron las mismas. Desde la presión hondureña que nunca le permitió una salida clara a la Selecta, hasta la falta de volumen de juego en el medio y la poca o nula profundidad arriba. Jairo Henríquez dejó destellos de su sello en el primer tiempo pero luego fue entrando en la apatía general.
Los cambios le refrescaron la cara al equipo y lo mejor se vio en los últimos minutos, tras el corte parcial de la luz (increíble, hubo problemas lumínicos en 3 de los últimos 4 partidos nocturnos jugados en el Cusca). Amando Moreno, Joshua Pérez y Enrico Dueñas jugaron poco pero generaron bastante. Y hasta Mario González se lució con su atajada ‘premium’ de cada juego.
“El único buen resultado es el triunfo” había dicho Hugo Pérez a CANCHA en la previa de la octogonal. No se consiguió en dos partidos de local. Habrá que redoblar esfuerzos y juego para conseguirlo de visitante.