Parece un sinsentido pero me voy a explicar, lo prometo. Voy. En el pasado torneo de Wimbledon, el serbio Novak Djokovic estuvo a punto de caer ante el suizo Roger Federer, pero tuvo ¿suerte? ¿pericia? ¿calidad? ¿fortuna?, y así levantó dos bolas de “match point” que tenía Federer y, al final, terminó ganando el legendario torneo de tenis británico. Eso fue el pasado 14 de julio.
Y entonces, ¿en qué se parece la Fesfut a Djokovic? La primera bola de partido que levantó la Federación fue cuando, sorpresivamente, colocó a Carlos De los Cobos al frente de la Mayor, a mediados del año pasado. El trabajo del mexicano y sus jugadores, más un toque de ¿suerte? ¿pericia? ¿calidad? ¿fortuna?, les permitió clasificar a Copa Oro (bajo la puerta, con sufrido triunfo ante Jamaica en el Cusca) y ha alcanzado, incluso, para tener un camino que luce generoso para la Azul y Blanco hacia una posible hexagonal rumbo a Catar 2022.
Sigamos. La segunda bola de partido que levantó la Fesfut fue cuando, después de incomprensiblemente perder varios meses sin colocar a un encargado, asignó a Guillermo “Memo” Rivera al frente de la selección preolímpica. A pesar del poco tiempo de trabajo que iba a tener, el ex seleccionado no se arrugó y, con un toque de ¿suerte? ¿pericia? ¿calidad? ¿fortuna?, los Memo-Boys eliminaron a una Panamá que había trabajado por más tiempo, de la mano de los Dely Valdés. Así, la Azul Sub 23 jugará el Preolímpico de Concacaf hacia Tokio 2020.
Señores de Fesfut: la suerte se acaba y no puede ser combustible para un camino serio. Ya van dos bolas de partido. Que El Salvador esté “vivo” hacia Catar 2022 y Tokio 2020 ha tenido alta cuota de fortuna y escasas gotas de planificación. Y en eso hay un mar de diferencias con Djokovic: es un profesional que planifica para seguir creciendo. Ustedes, en Fesfut, ni siquiera han dado a conocer un plan desde que tomaron el cargo en agosto 2018.