Las camisetas en las calles son un pulso de los gustos futbolísticos de una ciudadanía. Y cuando esas camisetas que se ven, un día cualquiera en cualquier parte del país, son de equipos extranjeros en su gran mayoría, marca todo un síntoma del estado del fútbol nacional.
Ver camisetas del Barcelona y Real Madrid ha sido una constante en los últimos 20 años en los distintos lugares de El Salvador. Hoy, quizás, se acrecientan en número comparándolas con las de los equipos nacionales. Se suman también del Inter Miami, cada vez más con el efecto Messi a flor de piel, y de equipos de la Premier, Calcio y Boca y River.
En un sondeo mínimo, un termómetro casero todas esas camisetas son absoluta mayoría ante las de FAS, Alianza o Águila por mencionar a los principales equipos del país, y también se sumaría Firpo. Las de la Selecta, en todas sus muy lindas versiones, también se ven poco.
Es una muestra, un botón, del alicaído fútbol nacional y de la falta de la identidad de la gente con sus equipos. Acá no entra el show, el espectáculo, el juego bonito. No es por eso. Es porque los equipos no han conseguido transmitir el sentido de pertenencia a las distintas generaciones de personas que gustan del fútbol, pero que no pueden decirse aficionados del equipo de su zona, de su lugar, de su ciudad.
Si fuera por buen fútbol o espectáculo o resultados positivos, los equipos del ascenso en Sudamérica -y también varios de Primera, claro- no tendrían hinchas. Y uno ve las canchas abarrotadas de gente cada fin de semana. Claro contraste con lo que pasa en nuestro fútbol, salvo las honrosas excepciones de FAS en el Quiteño o de Firpo en la Caldera de Usulután, quienes hoy son los que más completan sus estadios.
Trabajar en la identidad, en el sentido de pertenencia a un club o equipo, es la gran deuda pendiente del fútbol salvadoreño. Hasta que no se logre, será complicado un real progreso del balompié nacional. Todos deben - y debemos- aportar un granito de arena para cambiar la ecuación. Y que las camisetas de Alianza, FAS o Águila se vean más que las de Barcelona, Madrid e Inter de Miami… ¿Por qué no?