Guste o no, acéptenlo. La misión de los Kansas City Chiefs sigue viva. Y para la creciente multitud de detractores que ansían su caída simplemente porque ganan demasiado, el último triunfo de Patrick Mahomes y compañía en el Campeonato de la AFC también fue para ustedes.
Los Chiefs han demostrado una vez más su resiliencia. Han sobrevivido partidos ajustadas y han ganado su 17mo juego consecutivo por una anotación o menos, asegurando así una revancha en el Super Bowl contra los Philadelphia Eagles.
Chiefs van por un histórico triplete en el Super Bowl frente a los Eagles
Pero, ¿y los haters? Este próximo viaje a Nueva Orleans y la posibilidad de que los Chiefs hagan historia como el primer equipo en ganar tres Super Bowls consecutivos no tiene nada que ver con quienes desean verlos fracasar. Pero, de alguna manera, también lo consiguen.
El odio y el rechazo vienen de la mano con el éxito. Entre más se gana, menos atractivo se vuelve ese equipo para el público en general. Antes se llamaba envidia. Ahora le llaman fatiga. El cansancio de ver al mismo equipo levantar trofeos una y otra vez. Pero, lo cierto es que, durante las últimas temporadas, los Chiefs han hecho exactamente eso… ganar. Ni modo. Acéptenlo.

Aun así, siempre hay material fresco para alimentar la narrativa de los detractores. Se preguntan si los Chiefs se han beneficiado de decisiones arbitrales cuestionables o si su racha ganadora es producto de la buena suerte. La respuesta es simple, no es suerte. No, los árbitros no les regalan nada. Ganan porque son el equipo más equilibrado y resistente de la NFL. Encuentran la manera de sobrevivir y prevalecer. Al final del día, es mérito, no fortuna.
Para quienes están hartos y cansados de esta historia, abrochen sus cinturones. Los campeones siguen en pie y no será hasta el Super Bowl cuando se decida si alguien puede destronarlos. Y lo harán sin importar que gran parte de los seguidores de la NFL ansíen su caída, una narrativa que sin duda se hará más fuerte en el escenario más grande del deporte.

Si no te odian, no eres el mejor. Lo mismo ocurrió con los New England Patriots cuando Tom Brady lideraba la franquicia. Todo el mundo los odiaba. En el contexto del futbol, el Real Madrid sufre del mismo fenómeno. Pero el odio es un símbolo de dominio. Estar en esa posición donde todos quieren verte caer es, paradójicamente, una gran sensación. Especialmente cuando se acompaña de la oportunidad de escribir historia.
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