La Fórmula 1 se vive en compañía con Fórmula Sivar

En 2021, Gracia Berganza, entonces viviendo en México, empezó a notar cómo todos hablaban del piloto Checo Pérez y del equipo Red Bull. Intrigada por esa pasión colectiva, decidió ver qué tenía de especial ese mundo de motores, velocidad y estrategia. “Vi a todos con camisas de Red Bull y pensé: ¿por qué yo no conozco esto?”, cuenta entre risas. Así, su curiosidad la llevó a ver Drive to Survive, la serie documental de Netflix que ha sido la puerta de entrada de nuevos fanáticos de la Fórmula 1 en todo el mundo.

Ya de regreso en El Salvador, Gracia publicó un video preguntando algo muy sencillo: “¿Dónde puedo ver la Fórmula 1 con más gente?”. La respuesta fue inmediata. Decenas de personas le escribieron diciendo que tampoco tenían con quién ver las carreras, que querían compartir la emoción, pero que no conocían a otros fans.

Desde entonces, su relación con la Fórmula 1 pasó de curiosidad a pasión. Y esa pasión, eventualmente, se transformó en una comunidad. Así nació Fórmula Sivar, una comunidad de seguidores de la F1 que hoy reúne a más de un centenar de salvadoreños —y algunos extranjeros— cada fin de semana de Gran Premio.

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Aunque el proyecto nació como un hobby, mantenerlo activo requiere tiempo y coordinación. Gracia lo hace junto a Andrés, su pareja y comunicador, quien le ayuda con las redes y la organización. Además, miembros de la comunidad colaboran en el diseño de los afiches y contenido para redes, como Sánchez, encargado de los visuales de cada carrera.

“Lo chivo de esta comunidad es que hay de todo: gente que ve la F1 desde los años 80 y otros que acaban de empezar, incluso familias con niños pequeños”, explica Gracia. El grupo no tiene un lugar fijo; más bien, rotan entre distintos restaurantes y bares de San Salvador según el tamaño del evento o la hora de la carrera.

El Gran Premio de Canadá, por ejemplo, reunió a 180 personas en un restaurante de un centro comercial en La Zona Rosa, la cifra más alta hasta ahora. Para Gracia, la Fórmula 1 es más que una competencia; es una familia.

"Lo bonito es que no hay rivalidad fea. Todos celebramos juntos, incluso si gana un piloto que no es del equipo favorito”, dice. Y eso se refleja también en cómo funciona la comunidad: los cupos se llenan rápido —entre 100 y 120 personas—, y no falta quien viaja desde Santa Ana, San Miguel o incluso La Unión para compartir la emoción de este deporte.

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De ver la Fórmula 1 en soledad a compartirla con una comunidad

Lo más importante para este grupo, sin embargo, no son los motores, sino las conexiones humanas. “Hay mucha gente que llega sola, y al final del día se va con nuevos amigos. Eso es lo más bonito: ver cómo se va formando esta familia alrededor de algo que nos apasiona”, cuenta Gracia.

Durante muchos años, Nelson Tejada que conoció la F1 en 1997 cuando era un niño, vivió esa pasión en solitario. Armaba su propio “setup” en casa y disfrutaba cada carrera desde un enfoque casi técnico. Pero algo le faltaba: compartirlo con otros.

“Siempre trataba de encontrar personas que también vieran las carreras, pero solo encontraba gente de otros países por Twitter o Instagram”, recuerda. Eso cambió cuando vio el TikTok de Gracia preguntando dónde podía verse la F1 en El Salvador. “Fue casi como un deseo cumplido”, dice.

Desde entonces, Nelson dejó de ver la Fórmula 1 solo. Ahora lo hace rodeado de otros apasionados, gente con la que celebra, debate y se emociona como en una gran familia. “Aquí he conocido personas que incluso corren profesionalmente. Va más allá de las carreras: es conocer gente, vivir cosas nuevas, compartir la pasión”, explica.