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Edwin Portillo: "Me decían Bochinche porque me agarraba a trompones"

ENTREVISTA. CANCHA platicó con el entrenador Edwin “Bochinche” Portillo para que nos hablara sobre pasajes de su vida dentro y fuera de las canchas

Por Roberto Leiva |

Foto EDH/ Jorge Reyes

Edwin “Bochinche” Portillo, metapaneco de nacimiento y corazón, es nada menos el primer entrenador con más títulos de Liga Mayor en la era de los torneos cortos. Un total de siete y todos ganados con el equipo que lo vio surgir desde que era jugador. Hoy, esa racha fue alcanzada por Jorge "Zarco" Rodríguez tras la final del Clausura 2024.

Portillo, inactivo en Primera desde finales de la pasada década, nos cuenta un poco sobre su vida, sus andanzas, varios recuerdos inéditos para el fanático del fútbol fuera de Metapán, y muchas otras curiosidades.

“Bochinche” es una persona muy apreciada en Metapán pese a los altibajos que tuvo con el equipo. Cuando se le ve en la calle muchos pasan saludándolo desde el auto en lento movimiento, pitando o incluso se cruzan el andén para estrechar su mano y desearle lo mejor.

Hablar de Edwin Portillo es referirnos no sólo a una persona exitosa y muy apreciada por sus vecinos y fanáticos del equipo, sino también alguien quien puso a Metapán en boca de todos a lo largo de El Salvador y en el mapa futbolístico de la Primera División.

Contrario a lo que muchos piensan, Portillo es una persona de gran conversación y abierta al diálogo. “Bochinche” es mucho más que aquellas picantes declaraciones frente a cámaras antes o después de un juego de fútbol.

Mucho más que aquel prejuicio del salvadoreño promedio siempre fascinado por juzgar la complejidad de una personas sin siquiera haber cruzado palabra alguna tras sólo haber lanzado una mirada de supuesto análisis.

Uno de los fines más ambiciosos de este encuentro fue también conocer más sobre la etapa de futbolista de Edwin Portillo, una para muchos antes de este esfuerzo, completamente desconocida.

Edwin Portillo
Foto EDH/ Cortesia

Háblenos un poco sobre su presente
Trabajé hasta hace poco en la escuela donde estuve desde 1990, se llama Centro Escolar Rodrigo J. Leiva. Con otros profesores ya hemos forjado a varias generaciones, para mí es un gusto representar a esa escuela, hice ahí de primero a cuarto. En 1990, cuando llegué, esa escuela estaba cumpliendo cien años de vida, empecé a trabajar desde un mayo 22. Ya son 134 años de existencia.

Profe, lo alcanzó el Zarco y ahora es junto a usted el más ganador de torneos cortos de LMF ¿qué le parece?
Me siento contento por él, también por Alianza, que es una institución que todo lo ha planificado de mejor manera que los otros clubes, aunque tuvieron la catástrofe se supo reponer. Son un ejemplo a seguir. Con Jorge me siento orgulloso porque aparte que tuve el honor y privilegio de dirigirlo, ahora me alcanza en esta etapa de la vida, ha tenido una ventaja en que ha dirigido más que yo, porque ya tengo tres años de no dirigir y le digo que los récords son para romperlos y uno se tiene que sentir agradecido con Dios, así como yo había alcanzado a don Hernán Carrasco y al profesor Conrado (Miranda), hoy hay que felicitar a Jorge, es un ser humano con una gran calidad de vida y calidad con los demás. También felicito a René (Ramírez), el preparador físico, que también estuvo conmigo en las copas que gané.

Una anécdota con Paolo Suárez
Yo le agradezco a él porque decía que yo era su segundo papá, aunque nunca me hacía caso, como decía yo bromeando. Él siempre me lo decía y lo mencionó en varias entrevistas. Que mis consejos le sirvieron y sobre el cuido personal. Él siempre fue muy mentiroso, pero en la cancha respondía. La camisa del Metapán... besaba el escudo cuando anotaba y le puso tanto cariño... que se le perdonaban muchas faltas que cometía. En la entrega habían pocos como él, él era un caballo, como se dice en la escuela uruguaya. Se dice que los Orientales tienen una de las mejores escuelas en preparación física. Tengo tantas historias... Una vez para una semifinal él siempre tenía un su lugar privilegiado allá en Santa Ana, y a veces los amigos le prestaban el auto. Estábamos en el camerino y llegó reventado de la boca, le pregunté si se había peleado... pero era tan listo porque se había curado rápido, había colisionado con un caballo cerca de Guajoyo y así jugó. A veces llegaba tarde o a la hora justa a los entrenos. Otra vez, recién llegado el finado Alfredo Pacheco ellos quisieron llevarlo a conocer un lugar bonito, Apuzunga... ese día teníamos doble turno, fueron a bañarse y cuando regresaron... pues uno siempre tiene un informante en el equipo, era Ernesto Aquino, quien me dijo: "Profe ¿ya vio cómo anda corriendo Pacheco?". Andábamos trotando y se me acercó a decirme también "Profe ¿ya vio cómo anda la 'rastra' Escobar?"... Paolo... y hubo uno más. Llamé a los cuatro y les pregunté si habían tomado (cuando fueron a Apuzunga), parece que la cuenta fue como de 300 dólares. El dueño y también patrocinador del Metapán, dijo que iba a pasar la factura al equipo. Ellos me confesaron que habían tomado y les dije a los cuatro que se fueran aparte con el masajista, pero que si no ganábamos el próximo partido, yo iba a hacer un informe y lo iba a pasar a la directiva para curarme en salud. Ganamos 3-0. Como ganamos, la directiva no dijo nada y no sé si se enteró. Pero si ese partido lo perdíamos... yo hacía ese informe. Ellos respondían. Había que saber manejar al camerino, es todo un tema cuando un entrenador tiene sólo figuras en el plantel, hay que saber tratarlos y llevarlos. Muchas veces di una gran importancia a los suplentes porque ellos pueden salvar los partidos y mucho más. Equipos que tienen grandes y muchas figuras pero no devengan los salarios que tienen, eso hay que tener cuidado y saber tratar, siempre fui amigo del diálogo.

Uno o tres jugadores a quienes hubiese querido fichar y nunca pudo
Alejandro De la Cruz Bentos, buen jugador... otros extranjeros. Muy talentoso Bentos, uno de quienes hubiese querido fichar.

Una vez se negó dirigir al Águila ¿también ocurrió con otro equipo?
A mí se me presentó un problema de trabajo, tengo esa plaza en la escuela y si hubiera ido a un sitio lejos era irme de la escuela y renunciar a mi jubilación. Tuve ofertas en Guatemala y Costa Rica, también la Selecta. Se dio esa situación porque no podía abandonar la escuela, sin embargo, dirigí mes y medio al Águila pero surgieron problemas y no pude seguir con el equipo negronaranja. Yo había renunciado pero esperaban a que yo volviera, estaba el famoso permiso de dos meses sin goce de sueldo y pude regresar a la escuela. Tuve problemas con un jugador en Águila, Sánchez-Prette, muy problemático, tomaba demasiado. También con el preparador físico, un español, yo no tenía problemas con nadie en ningún equipo y por ello me despidieron; mejor me regresé. Seis juegos dirigí al Águila.

Edwin Portillo
Foto EDH/ Jorge Reyes

Como entrenador en la Primera ¿se arrepiente de algo?
No, para nada. Mi primer sueño era ser profesor de educación física, jugaba descalzo, jugaba baloncesto por la tarde, luego me iba a jugar fútbol. Jugábamos la modalidad "La Vida no Vale Nada" y apostábamos dinero, un fútbol sin árbitro y sin reglas. Todo en colones, dos o tres. A los 21 años ya era profesor de educación física, yo jugaba de central y el haber jugado baloncesto me dio buen juego aéreo. El "Lagarto" Ulloa me decía: "sos necio para cabecear", peleaba con él arriba siendo él más alto que yo. Me pagaban 75 colones en la de ascenso, casi nunca llegaba a los entrenos porque yo estudiaba en San Salvador. Jorge "Calero" Suárez era mi entrenador. Como yo trabajaba lo físico mientras estudiaba, me ayudó para poder jugar sin entrenar, y en varias disciplinas. Existía el Isidro Menéndez y el CESSA, que estaban en la liga de Ascenso, había una rivalidad tremenda. Gente que se peleaba por defender los colores. El alcalde en ese entonces, Gumercindo Landaverde, quien iluminó la cancha del "Calero", fusionó a las dos directivas y nace Isidro Metapán. Algunos no estaban de acuerdo, pero la gente lo entendió.

Casi no atesora nada profe, si alguien le pide algo se lo da sin pensarlo dos veces
Mi talla era demasiado grande, triple XL. Mi cuñada me hacía réplicas, siempre las regalaba, recuerdo que casi no tengo nada conmigo, por ahí debe de andar una camisa que use cuando subí a la Liga Mayor, ahora ni en los brazos me debe de entrar. Yo era bien flaco. Mi hija me dice que sufrí una metamorfosis. Uno se acomoda de tantas cosas.

Cuente sobre el origen de su apodo
Hay mucha gente que se ríe de eso. Hay una leyenda que, dicen, que respondí mal a un periodista y que en esa vez asumieron entonces el por qué me dicen así (Bochinche). A mí no me gustaba perder, cuando jugaba baloncesto, yo estaba pequeño y los mayores no me metían a jugar, me picaban los pies por jugar. Siempre que me daban chance de jugar me mentalizaba que me tenía que ganar el puesto. A mí no me gustaba perder y me agarraba a trompones con los demás. A un muchacho le decían "Bochinche" cuando jugaba fútbol, no a mí, pero una vez me dijeron "vos te parecés a ese Bochinche porque sólo peleando pasás". A veces fumé para no insultar desde el banquillo, pero años después fue prohibido y yo me escondía para que no me vieran. Les decía a los jugadores que les hacía daño, y que se levantaran, así también me avisaban si venía uno de los árbitros a llamar la atención por eso.

¿Es usted supersticioso?
No. Pero tengo una gran Fe. No soy altamente religioso, pero mis padres me inculcaron el cristianismo. Recuerdo que me veo mal en unos penales contra Chalatenango, estoy de rodillas y fumando, le pido a Dios y yo siempre cuando me levanto o me acuesto trato de hablar con Dios, de pedirle por mi salud. Misael Alfaro siempre me decía: "Con Fe profe, con Fe" y esas palabras me quedaron. No me van a ver mucho en la parroquia, pero la Fe que me inculcó mi padre permanece.

Con quien sintió en Metapán, más rivalidad
Con FAS. Muchas veces salimos apedreados en el autobús, a veces lo movían con la intención de darle vuelta, era tremendo. Una vez nos agarraron a pedradas por el Río Zarco y a Fabio de Acevedo casi le cae la piedra que rompió el cristal. Era una rivalidad. Nuestra afición tampoco se dejaba y también agarraba a pedradas al bus de FAS allá por el bypass. Era prohibido perder con FAS.

Edwin Portillo
Manuel Cruz, fallecido hermano de Edwin Portillo. Foto EDH/ Cortesia

¿Y si lo llamaran de FAS hoy en día?
Uno tiene que estar listo y saber que hay que ser profesional. Es lo que trato de hacer, busco que sea de la mejor manera.

¿Le quedó alguna espina por no poder estar en Selecciones Nacionales?
Uno siempre aspira a tener lo mejor, sería mentiroso si digo que no. Pero la época pasa, el tiempo pasa. Uno no deja de tratar de estar como director deportivo o auxiliar, esa posibilidad tal vez se pueda dar toda vez la federación lo considere.

¿Le pidieron consejos algunos de sus exdirigidos para ser entrenador?
Me saludan y platican. A Memo y a Renderos Iraheta les recomendé trabajar primero en la de Ascenso y no en la Primera donde la exigencia no se compara con nada. En el Ascenso uno puede equivocarse y uno puede trabajar mejor. Les dije que trabajé en el Ascenso, ahí uno puede implementar los conocimientos y con más tiempo. Uno crea su propio sistema y metodología. A Omar Mejía le aconsejé que no abandonara el proyecto del Titán, parece que le había salido una oportunidad en Fuerte San Francisco. Él se irá ganando los peldaños para crecer en conocimiento y experiencia.

¿De quién heredó el carácter?
Creo que de mi papá. Ellos descendían de una familia muy pobre, ambos analfabetas, pero siento un orgullo enorme porque me inculcaron que la Fe y el estudio son importantes. Siempre se sacrificaron por mí y no lo olvidaré (se llenan sus ojos de lágrimas) mi papá me educó con el cinturón, me enseñó a tener carácter y a pelear por lo justo. Mi papá era enojado. Eso me ayudó para las adversidades en los equipos de fútbol, pero también trabajo con niños y ahí tengo que adaptarme y mantengo otra figura, debo manejar el carácter y Dios me ha dado la facultad para saber comportarme y controlarme también.

¿Hay más gente involucrada en el fútbol dentro de su familia?
Tuve un hermano, ya murió, él se convirtió en mi ángel. Él era loco fútbol y tenía problemas de adaptación. Él aprendió a coser las pelotas, con agujas capoteras, y siempre tenía niños en casa, con él empecé a jugar, él nos llevaba a cantones a jugar. Él quiso ser entrenador pero no lo logró. Cuando yo fui entrenador él nunca dejaba de ir a los partidos, me aconsejaba, él me transmitió esto, él amaba el fútbol. Eso no lo puede olvidar uno. Mis padres se llamaban Carlos Manuel Ruiz y mi hermano se llamaba igual pero de diferente madre, mi mamá, Andrea Portillo Vásquez.

¿El fútbol le debe algo?
No, no. Me siento satisfecho y agradecido con Dios, todo se lo debo a él. Uno tiene que ser responsable en las cosas que uno hace. Surgen envidias, pueblo chico-infierno grande, pero no recuerdan las cosas positivas. Uno aprende a vivir con gente de esta naturaleza, la vida misma así es.

Su vida en la cancha junto a Jorge "Calero" Suárez
Jorge llegó como entrenador como en el 87 u 88 estuvo con nosotros, él tenía un carácter bélico porque era alcohólico, era temperamental, con neurosis alcohólica... pero era bueno para contar chistes. Tuve problemas con él. Jugábamos una vez contra Firpo en Usulután, me mandó marcar a Cienfuegos, se movía por todos lados; en los primeros 45 minutos me pidió cambio y me puteó... me dijo que estaba joven y que tenía que pararme bien. Al partido siguiente me dejó en la banca (como castigo) no perdonaba nada. En otro partido se enferma Carlos Rivera y también René (Cuajo) López... no teníamos portero y a la directiva le tocó inscribir a Jorge como de 45 años, jugamos contra ADET y se le fue un gol de túnel. Íbamos perdiendo 3-0 en el primer tiempo en el Cuscatlán y eso nos salvó, el partido se repitió, apareció Carlos Rivera en el arco de nuevo pero ya Jorge ya no volvió a jugar.

Edwin Portillo
Foto EDH/ cORTESIA

¿Cómo era la comunicación con el "Calero"?
Era fuerte, él era del criterio que quien no tenía carácter para jugar fútbol que mejor no jugara. Milovan lo decía, oye chico, tú no tienes carácter para jugar fútbol mejor vete a vender periódicos. Uno tenía que ser fuerte y soportar. Una vez jugamos contra el Celta de Vigo donde venía el mundialista Gilberto Jerónimo Yearwood. Recuerdo bien ese partido, se jugó bien noche. Jugué en el Cusca, 85 u 86, cuando tenía la grama bien alta y Conrado Miranda era nuestro entrenador. Por cuidar a nuestros titulares me puso a jugar de lateral derecho, los de la radio decían que yo daba más facilidades que "La Curacao", me dio calambres en ambos pies. Me regañó el preparador físico y me dijo que me hubiera negado a jugar en esa posición.

¿En cuál año fue su debut?
Yo tenía 16 años (1977) cuando jugué en la de Ascenso para el Atlético Fuentes de aquí de Metapán. Empecé ganando cinco colones, luego 50 y ya cuando me fui a estudiar me pagaban 75, siempre en la de Ascenso. Ganaba más como profesor que como jugador. En Metapán pagaban atrasados a los nacionales en aquel entonces, y a los extranjeros les pagaban primero; entonces eso me obligó a buscar trabajo. Me retiré en el 92.

Le tocó marcar duros jugadores, nombre tres con quien más problemas tuvo en cancha
Edmundo Valdivieso, tremendo goleador, de Sonsonate... ya murió. Él medía como 1.90 metros. Marcar también a Marlon Menjívar era cosa seria, también a Martín Pantoja, caballo para jugar. Gilberto "Aguado" Pacheco también, de Once Lobos. Piggot, Rubén Guevara, Zapata... con Zapata una vez sacamos un curso de entrenador juntos y me pegó un trompón, antes no habían cámaras en cancha. Me dijo que me iba a enseñar a respetar, que yo sólo arriba iba (duro) "aquí estás en San Miguel, aquí no estás en tu pueblecito m...". En un córner a favor de nosotros y el línea vio como me golpeó en la nariz y me sangró abundantemente. Salí para que me atendieran y podía regresar a la cancha con la camisa toda sangrada en aquellos días. "Por vos vengo hijo de p... te voy a arrancar los h..." y Zapata vio que yo iba como un toro envenenado a marcarlo y pidió cambio. Ahora lo recordamos entre risas.

¿Con quién hizo mejor sociedad?
Con "Lagarto" Ulloa. A Óscar yo lo buscaba siempre arriba con mi zurda educada, él tenía un resorteo... mis respetos para él. Luego me tocó marcarlo cuando jugó en Tiburones. Era de cuidado. Un goleador de clase. Jaime Murillo también fue un excelente compañero, lo manejábamos también con el "Chele" Duarte y "Coquita" Velásquez. Nos entendíamos muy bien.

Su entrenador favorito, quien lo dirigió
El profesor Monroy, antes no había entrenadores titulados. Su facilidad de expresión nos motivaba. Con el tiempo AEFES empezó a capacitar gente, aquí hay quienes entrenan y no tienen carné.

¿Le gustaría que volviera un equipo volviera a la Primera?
Recuerdo a don Héctor Palomo Sol con ADET, el señor Bahaia con FESA. Gente así debería abundar en este país. Me gustaría ver de nuevo a Once Lobos de vuelta a la Primera, estuve con ellos, los ascendí, sólo estuve un año con ellos. Es una ciudad muy bonita, accesible para Santa Ana y Ahuachapán.

Edwin Portillo
Foto EDH/ Cortesia

El Calero Suárez, su persona... ¿quién más podría hacer el tridente histórico de Metapán?
Don Juan Samayoa. Al margen de los problemas que haya tenido, es un loco fútbol; en Metapán deja de hacer cualquier cosa cuando el equipo juega.

¿Le hubiese gustado involucrarse en la política partidista en favor de Metapán?
Sí, pero en favor del deporte, para mejorarlo. Metapán tiene buena infraestructura, pero necesita más. Y si no, que los políticos me involucren para la mejora del deporte en el municipio. Ya a mi edad, ser alcalde no... pero sí ser alguien quien apoye en deporte.

¿Cuál es el estereotipo del Metapaneco?
No lo sé la verdad, pero en mi caso le agradezco mucho a la gente de Metapán por saludarme y reconocerme. En términos generales el metapaneco es amigable y más si usted se identifica con el equipo. Recuerdo que a mí me tocó a animar a la gente en el Calero en su momento porque la fanaticada era muy tranquila, agitaba a la gente, que presionara por el final. Tuvimos una racha de 34 partidos sin perder, hoy la afición cambió. Hacíamos esfuerzos para traer a la gente de los cantones, un señor traía a la gente en camiones y se le daba a él una entrada para ir al estadio; una política pensada con la junta directiva.

¿Qué comida es muy metapaneca?
Acá tenemos de todo. El cusuco. También venado o tepezcuintle, pero antes, hoy ya no. Antes había mucha comida exótica.

¿A cuál entrenador admira?
Bueno, tengo buenos recuerdo de Milovan Djoric y su disciplina militar, su carácter. Él inculcó muchas cosas buenas que acá no teníamos de reglas y orden. Hasta acostumbró a los jugadores de la Selecta a andar siempre uniformados con su ropa distintiva. Nunca habló muy bien español pero tengo gratos recuerdos de él y su manera de cómo dirigir y llevar a un grupo.

Tres extranjeros favoritos a quienes dirigió
Wiliiams Reyes, Paolo Suárez y Nicolás Muñoz. Nico era un poco más soberbio, pero qué goleador. Tres que disfruté mucho dirigir.

¿Por qué ahora ya no se ven tantos arqueros pateando y goleando? en su opinión
(A los porteros) no les dan entrenos de patear, sólo de reacción, velocidad de reacción y atajar. Recuerdo los entrenos de Misael Alfaro, él entrenaba con barreras hechas de metal y pateaba en realidad de juego. Él siempre entrenaba con el balón en los pies. Eso seguramente está pasando, y los porteros ya no reciben eso; y tampoco lo piden o no se los permiten.

Un dicho suyo
"¡Hey ¿qué dijimos? ¿qué hablamos? ¿qué dije?!", ya ellos ya sabían lo que habíamos preparado o conversado previamente. Lo decía mucho y los muchachos comprendían rápido.

¿Qué opina sobre la mejor defensa es el ataque?
Eso siempre será así, pero manteniendo un orden; sino se descuida atrás. Eso tiene que trabajarse mucho.

Edwin Portillo
Foto EDH/ Cortesia

Si un reservista llega a Primera careciendo de varios fundamentos ¿aún se puede corregir?
Cristian Aguilar, Byron López.... yo los dirigí cuando subieron a la mayor. Yo le decía a Hector Omar Mejía que no me mandara siempre a los mismos cinco reservistas porque creen que ya están en la Mayor y no quieren entrenar con la reserva. Uno ya no está para fundamentar en la Mayor, a uno no lo contratan para eso, porque si me dedico a fundamentar los resultados no llegarán y me van a echar. Ya no se puede preparar reservistas (en un equipo mayor), se pueden corregir algunas deficiencias.

¿Cuáles pasatiempos tiene?
Siempre me dediqué mucho a trabajar, pasaba muy ocupado. Me gusta relajarme en una piscina, donde sea tranquilo, donde no haya mucho ruido. Me gusta más la montaña que la playa. Por el lado de Citalá, en Piedra Imán, con pinos y hamacas.

Su platillo favorito
Como de todo. Me gustan los camarones, la carne asada, pero le he bajado por razones de salud. Todo tipo de pollo y espagueti.

Un consejo para alguien quien quiera ser entrenador
Que le guste y que haya jugado fútbol. Hay quienes no jugaron pero tienen una gran capacidad académica. Pero quien jugó tiene la ventaja que sabrá transmitir mejor las cosas por su experiencia. Que estudie, que se forme, eso es fundamental. Lamentablemente la fundamentación no va en sintonía con los terrenos de juego que tenemos... eso hace la profesión más difícil.

Una anécdota donde la vida estuviera en riesgo
Una vez íbamos para Guatemala con el equipo y el autobús lo conducía un señor de muy baja estatura y por quitarse un bache hizo barrerse al bus. Todos nos despertamos, pero el pequeño logró controlar, nos llevamos un gran susto.
Otra vez un aficionado nuestro, cuando yo era jugador, él andaba armado y perdimos el juego con Once Lobos. Él tiró un ladrillo al árbitro y lo impactó, estaba la policía nacional, la de hacienda y la guardia. Luego llegaron las autoridades para capturarlo, él sacó la pistola y los jugadores intentamos calmarlo. Finalmente los policías desistieron porque la posibilidad que el aficionado cometiera un crimen era demasiado alta y abatirlo iba a cobrar seguramente otra vida. Lo dejaron ir y no pasó a más.

¿Y por la guerra?
Una vez cuando estudiaba Educación Física me agarró la patrulla llegando a Metapán. Me quitaron la cédula de identidad, estudiaba segundo año. Era peligroso que te agarrara el ejército o que te reclutara la guerrilla. Por los dos lados era peligroso. Se viajaba con un miedo y un horror tremendo. Luego con las pandillas también, muy peligroso. Metapán tiene pocas entradas y muy fácil controlaban a los guerrilleros, casi no atacaron por aquí.

Si usted no se hubiese dedicado al fútbol...
Me gustaba la anestesiología, pero no quedé en la Universidad Nacional. Para Educación Física tampoco quedé en la primera tanda, le hablamos a la comadre de mi suegra, de la Subsecretaría de cultura y deporte, la niña Ruth de Sandoval. Ella nos recomendó y sólo así logramos quedar, todo era con "cuello" (conecte). De eso nos dimos cuenta con Oswaldo porque luego teníamos compañeros que ni rebotar una pelota podían, ni nadar, ni pegarle al balón. Queda él y yo no. Pero luego resulta que había quedado, con una dirección equivocada en Santa Ana. Sentí una alegría enorme.


Edwin Portillo envía saludos afectuosos a su hija Karen, a sus nietas Sharon y también a Ariana, esta última una apasionada tremenda por el fútbol.

Edwin Portillo
Foto EDH/ Cortesia
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