Una noche mágica en el Mágico: el Clásico de Leyendas convirtió San Salvador en una fiesta inolvidable

El estadio Jorge “Mágico” González se vistió de gala para recibir uno de los espectáculos más esperados del año: el Clásico de Leyendas entre Real Madrid y Barcelona, un partido que unió generaciones, familias y amigos en una auténtica fiesta del fútbol que quedará grabada en la memoria de los salvadoreños.

Antes del partido las leyendas y todo el estadio guardó un minuto de silencio por Jaime "Chelona" Rodríguez leyenda de la Selecta que murió en septiembre de este año. Aunque el marcador final fue 2-0 a favor de los Barcelona Legends, el verdadero triunfo fue del público, que vivió una noche cargada de emoción, nostalgia y orgullo nacional.

Las gradas, repletas de aficionados con camisetas blancas y azulgranas, se rindieron ante las estrellas que alguna vez brillaron en los grandes escenarios europeos. Por el Real Madrid, destacaron figuras como Íker Casillas, José María Gutiérrez “Guti”, Julio Baptista y Pepe. Del lado culé, los aplausos se los llevaron Carles Puyol, Javier Saviola, Ludovic Giuly, Yaya Touré y el propio Jorge “Mágico” González, quien fue la joya más esperada de la noche.

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El “Mágico”, ídolo eterno del fútbol salvadoreño, jugó ocho minutos llenos de magia pura. En ese breve lapso, deleitó al público con un recorte a Pepe y un pase globeado que hizo levantar a todos de sus asientos, recordando por qué su nombre está grabado con letras doradas en la historia del balompié nacional y mundial.

Desde el inicio, los Barcelona Legends mostraron su dominio. Yaya Touré controló el mediocampo con su clase habitual, mientras Giuly desbordaba por las bandas. Al minuto 20, un pase filtrado de Marc Crosas habilitó a Javier Saviola, quien definió con frialdad ante Casillas para poner el 1-0.

En las tribunas, el ambiente era de pura fiesta: la ola recorría el estadio, los cánticos no paraban y el público disfrutaba del espectáculo con sonrisas y aplausos.

El Real Madrid Legends intentó reaccionar. Un tiro libre de Guti se estrelló en la barrera al minuto 30, y poco después Julio Baptista tuvo una clara oportunidad que se fue por poco. El primer tiempo, jugado a 40 minutos, cerró con la mínima ventaja para los blaugranas.

Durante el medio tiempo, el DJ Sabrozón puso a bailar a los aficionados, quienes incluso sintieron el temblor de magnitud 5.3 que sacudió brevemente el país, sin que la fiesta se detuviera.

En la segunda mitad, Íker Casillas dejó el campo al minuto 45 entre una ovación ensordecedora, cediendo su lugar a Kiko Casilla, quien fue figura con tres atajadas que mantuvieron con vida a los merengues.

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Sin embargo, al minuto 72, Javier Saviola volvió a aparecer para sellar el 2-0 definitivo tras una gran jugada colectiva. Los madridistas reclamaron un penal dudoso que el árbitro salvadoreño Elmer Bonilla decidió no sancionar, manteniendo la polémica habitual de los clásicos.

Más allá del resultado, el partido fue una celebración del fútbol, un reencuentro entre la nostalgia y la pasión que solo este deporte puede generar. Ver al “Mágico” nuevamente sobre el césped que lleva su nombre fue el regalo perfecto para un país que respira fútbol.

Al final, los aplausos no fueron solo para los goles, sino para la magia compartida entre ídolos, familias y una afición que demostró que El Salvador también sabe vivir un clásico con corazón y alegría.

Porque anoche, el verdadero ganador fue el fútbol salvadoreño.