En la edición 241 del clásico nacional, tanto Águila como FAS plantearon un partido sumamente táctico, en el que ambos se anularon por largos tramos en la media cancha.
Fue más el conjunto tigrillo en el primer tiempo, ante un Águila que comenzó llegando por la banda izquierda que defendió Mauricio Cuéllar, pero al que luego se le diluyó el ataque. Eso sí, cerró mejor que los tigrillos, quienes mostraron mucho mayor orden defensivo y, sobre todo, un medio campo que absorbía al rival y que cortaba muchos balones.
Pocas ocasiones claras generaron ambos cuadros, aunque del 10 al 35′, fue FAS el que se veía mejor parado en la cancha. Águila, por su parte, apenas ganó un par de tiros libres y de esquina, pero Joaquín Vergés (3 ocasiones) no pudo hacer un centro decente.
Para la segunda mitad, la tónica siguió parecida, mucha pierna en el medio, aunque con la diferencia de que Águila adelantó un poco sus líneas. Sin embargo, muchas veces el dispositivo táctico de FAS le obligaba a los volantes a retroceder y pasar el balón a zona de seguridad. Estaba todo muy trabado y nadie frotaba la lamparita mágica para sorprender.
Al final, un empate triste para ser el clásico nacional, mismo que ha decepcionado en cuanto a emociones en los últimos tiempos. Eso sí, muy luchado, pero con pobre espectáculo. Con el resultado, Águila siguió en la segunda posición de la tabla, mientras que FAS se mantiene a media tabla.
Audaz y Limeño siguen sin celebrar
Audaz no ganaba desde el pasado 3 de marzo y ayer estuvo cerca de cortar la racha de cinco partidos sin conseguir la victoria, lo tuvo en sus manos al 89′, pero Christian Sánchez tiró afuera el tiro de penalti. Al final, un 1-1 que únicamente le sirve a Limeño para completar la deuda que tenía con la Fesfut de los seis puntos por no inscribir a tiempo su categoría Sub 17.
Fue un partido difícil para un Municipal Limeño que nunca encontró la comodidad en el Vicentino ante un Audaz que, urgido como llegaba al partido de ayer, hizo mejor las cosas y fue el más insistente en toda la tarde.
Y cuando se presumía el empate en el primer período, los coyoteros encontraron el premio a balón parado, en un tiro de esquina que cobró Cristian Sanchez, Mario Palacios se elevó y le ganó a todos para hundir la pelota en el fondo de la red, para alegría del poco público en el estadio vicentino.
Tras el descanso Limeño trató de reponerse al frente. Mandó a Clayvin Zúniga y Marvin Ramos, a punto estuvo de encontrar el empate en un disparo desde la frontal de Ramos que se fue arriba del travesaño, al 48′.
Sobre el 70′, Limeño encontró la paridad después de que Ramos fuera derribado en el área y Yubini Salamanca transformara el tiro de penalti en el 1-1. Audaz pudo ganar ya al final cuando Jaime Carpio le pitó un penalti por mano de Walter Canales, pero Sánchez lo tiro afuera y desperdició la oportunidad de cortar la racha coyotera de cinco partidos sin ganar.
Empate sin mucha utilidad para “burritos” y “alacranes”
Bajo un calor característico se jugó el duelo entre Pasaquina y Chalatenango, que terminó en empate a uno. En el mediocampo se vivió un duelo intenso, las posesiones eran cortas y los dominios del balón estériles. Chalatenango cayó en la trampa y se dedicó a tirar pelotazos para buscar a Cristian Gil, quien varias veces ni corrió por la escasa calidad de los envíos.
El segundo tiempo empezó bajo la peor tónica del primer tiempo, pelotazos a los delanteros y un trato paupérrimo del balón. La esperanza para ambos equipos pasaba por los revulsivos en los banquillos, y en el equipo burro empezaron a calentar para buscar un cupo en cancha. Piñeiro fue el primer jugador que intentó de larga distancia en todo el juego, el balón llevó colocación pero poca fuerza para suerte de Hernández.
La pelota quieta parecía el camino, y así fue para Chalatenango. Marvin Márquez, de zurda, cobró un precioso tiro libre, totalmente inalcanzable para William Torres, quien voló inútilmente en busca de cambiar la trayectoria del balón con su mano izquierda. Todo esto a los 59 minutos, (0-1).
Pero Pasaquina reaccionó gracias a Jeison Quiñones, quien después de recoger un rebote en el área de media volea hundió el balón en el arco de Henry Hernández, quien se estiró lo que pudo para detener un tiro muy cerca de su área (1-1). Dicho esfuerzo inclinó la balanza psicológicamente a favor de Pasaquina, que tomó el control del partido sin mucha técnica pero con fuerza y presencia.
Bryan Landaverde tuvo una de las últimas para la visita. Mientras que Pasaquina presionó en el final con pelotazos largos pero al fin controlados por la zaga morada. División de honores.