Datos que debes conocer sobre José Vidal Hernández, un visionario del fútbol salvadoreño

El mundo del deporte lamentó el fallecimiento de un dirigente distinto. Este es el retrato en texto, de un periodista que lo conoció muy bien

descripción de la imagen
Momento en que le dan a José Vidal Hernández, el diploma como noble amigo de Santa Tecla / Foto Por EDH - Archivo

Por Nelson Rauda, periodista

2018-11-27 5:27:56

Fue la reunión más trascendente de su vida. Óscar Ortiz se debatía internamente si aceptar la candidatura a la vicepresidencia de El Salvador. Ortiz era, en 2012, el alcalde estrella del FMLN en Santa Tecla y tenía que decidir si correr por la vicepresidencia en 2014. Ortiz buscó un lugar discreto. Y fue a una oficina ubicada esquina opuesta a la plaza de la Cultura en Santa Tecla, en el Paseo El Carmen, proyecto insignia de la gestión de Ortiz.

En esa oficina hay muebles de madera diseñados a la medida, emblemas de los Estados Unidos –también en madera–, decenas de trofeos de fútbol, recortes de periódicos con notas deportivas enmarcadas, fotos familiares, documentos legales, una pintura de Jesús. Todas pinceladas de la vida del hombre dueño de esa oficina, el hombre que mereció la confianza del alcalde para aquella reunión. Ese hombre era Vidal Hernández.

“Yo le dije a Vidal: mirá va a venir Salvador y él me dijo ‘sí, no hay problema’”, cuenta Ortiz. Ese Salvador es Salvador Sánchez Cerén. Junto a Ortiz formaron el tándem que ganó las elecciones presidenciales para el periodo 2014- 2019. Quizá no lo supo en ese momento, pero la oficina de Vidal Hernández llegó a ser despacho presidencial.

José Vidal Hernández (Ilobasco, 12 de septiembre de 1961) falleció a las 3:50 de la mañana del 25 de noviembre de 2018. Libró durante dos años una batalla contra un cáncer que le afectó el hígado pero nunca la vitalidad. Como abogado fue dueño de una astuta mente para las negociaciones, y un don de gentes que hacen a muchos describirlo como conciliador.

También

Falleció José Vidal Hernández, expresidente del Santa Tecla

Bajo su mando, Santa Tecla ganó títulos de Primera División y un campeonato de temporada y uno de torneo corto en la Segunda División.

Fue también un dirigente deportivo exitoso pero además querido. Solo se pueden ponderar adecuadamente esas características si se tiene en cuenta el contexto de El Salvador en 2018: un país en que la selección de fútbol ha fracasado consistentemente desde 1982 y en que los dirigentes de la federación de fútbol son casi tan despreciados como los políticos. Pero no Hernández. Él fue la excepción.

Su adicción al fútbol –la palabra pasión se queda corta– fue el hilo conductor que le permitió conocer a muchos de los grandes actores políticos del país. Por ejemplo, Hernández era presidente de ADEPAFUT (la asociación de Papi Fútbol de Santa Tecla) cuando conoció a Ortiz, en las emblemáticas canchas del Cafetalón. De ahí nació una sincera amistad que más tarde los uniría en el Santa Tecla Fútbol Club, el proyecto más importante de la vida de Hernández, su legado más reconocible. El fútbol, gran simulador de la igualdad social, también fue el vehículo con que la fama que Hernández ya tenía en Santa Tecla se expandió a nivel nacional y con el que su trabajo llegó a los oídos de salvadoreños de todos los estratos.

En el más íntimo de sus círculos fue esposo y padre. La relación de Hernández con su familia es inefable. Su esposa, Rina Peña de Hernández, es una profesora a la que conoció siendo vecinos en Santa Tecla. Se casaron en 1989. Hernández se refería a ella como “su ángel en la tierra”. Juntos criaron a dos hijos: Michelle Hernández, abogada de 29 años, la niña de los ojos de Hernández, y José Vidal Hernández, músico y estudiante de diseño gráfico, de 22 años, “su copia física”.

Hernández amó a su familia extensiva. Sus siete cuñados se convirtieron en sus hermanos y sufren la pérdida como la de uno de ellos. Incluso su mascota, una perrita llamada Sofía, gimió audiblemente durante todo el día domingo.

Un líder que empezó como obrero

No era difícil para él empatizar con las personas más desfavorecidas. Él fue uno. Su madre falleció cuando tenía un año y medio, y conoció a su padre biológico hasta cuando tenía ya 17 años. Lo crió su abuela, su querida Mama Lola, quien junto con doña Reina, una tía, fueron el matriarcado que lo encaminó. A los seis años se mudó con sus abuelos a la finca Natividad del Cantón Victoria en Santa Tecla. Trabajó desde esa misma edad, una situación indeseable pero de la que Hernández estaba orgulloso.

Trabajó en muebles Olins, Molina y Kapricho. En esta última empresa llegó a dirigir un grupo de pintores de muebles. Fue en ese lugar donde conoció a Hugo Barrera, dueño de la fábrica Diana y uno de los fundadores del partido Arena, y a su esposa Carmen Elena. “Desde joven fue visionario y con unos deseos inmensos de superación, muy dedicado en todas las actividades que emprendía”, dice de él Barrera. Esta conexión probaría ser clave muchos años más adelante en la vida de Hernández.

Era un líder natural, según cuenta Andrés Amaya, exjefe fiscal Anticorrupción, que conoció a Vidal Hernández en 1978, cuando ambos fueron compañeros en la Escuela en Comercio y Administración (ECOA). Hernández fue presidente de su clase los cuatro años que estuvo en ECOA. Pero además desde ahí organizaba equipos de fútbol. “Él coordinó que toda la promoción se graduara con el mismo traje, un gris bien elegante, aún lo recuerdo”, cuenta Amaya. Coleccionar ropa (gorras, trajes, corbatas, zapatos, uniformes deportivos) llegó a ser una de sus grandes aficiones.

Amaya recuerda divertido que Hernández siempre “armaba la fiesta aunque nunca tomó alcohol”. Pero sus compañeros lo buscaban. Desde esos años empezó otra de sus adicciones: la coca-cola, un gusto que conservó hasta en su vida adulta cuando padeció diabetes.

Guillermo Gallegos fue parte de los equipos de Papi Fútbol de José Vidal Hernández. Foto/ Húber Rosales

Tras el bachillerato, realizó sus estudios de derecho en la Universidad de El Salvador, aunque obtuvo su título en la Universidad Salvadoreña (USAL). Desde mediados de los 80, desarrolló su carrera como litigante, principalmente en la ciudad de Santa Tecla. Douglas Meléndez, actual fiscal general, lo recuerda de esos años como un adversario formidable, con el que era capaz de discutir toda una mañana antes de salir juntos a tomar una Coca-cola y platicar como amigos tras las audiencias.

Como litigante en tribunales, conoció a su compadre, Nelson Rauda Rodas, quien durante casi toda la década de los 90 fue juez de Paz en Santa Tecla. De nuevo, fue la afición al deporte la que cimentó una amistad que fue también sociedad comercial y, luego, relación familiar. “Conoció a otro loco fútbol”, cuenta Andrés Amaya sobre el par. Juntos formaron el Tribunales FC, un equipo lleno de empleados del juzgado y de la Cámara, que disputó torneos en el Cafetalón, en la Academia Británica y en el colegio Santa Cecilia.

En sus equipos llegaron a jugar jefes policiales y fiscales, jueces, diputados y magistrados. El diputado Guillermo Gallegos jugó con él como defensa, el exjefe de la División Antinarcóticos de la Policía, Godofredo Miranda, como delantero, el exmagistrado Sidney Blanco como carrilero izquierdo, el también exmagistrado Florentín Meléndez como arquero, misma posición que jugó el juez Levis Orellana.

Por los equipos de Papi Fútbol de Hernández pasaron grandes exfutbolistas nacionales como Jorge “Mágico” González, Noberto “Pájaro” Huezo, Carlos Rivera, Kin Canales, Leonel Cárcamo, Geovany Trigueros, Marlon Menjívar, Óscar Ulloa, y extranjeros como Julio César Chávez, Nidelson Silva de Mello “Nenei”, Toninho Dos Santos, Raúl Toro, Osvaldo “El Pichi” Escudero…

El compadre Rauda se acuerda, entre risas, del episodio en que Hernández ingresó al equipo de Tribunales. “Fue en el palo de hule del Cafetalón. Lo llevé con el equipo y él puso sus condiciones. Dijo que no estaba acostumbrado a jugar así, y hablo del estado de las canchas”, todo mientras malabareaba con una pelota en sus pies. “Aceptó jugar con perdedores, pues”, ríe Rauda.

“Lo conocí como obrero, como estudiante y profesional. Lo admiraba mucho. Fue generoso y transparente. Ayudó a su familia, a su esposa -una mujer maravillosa- e intentó alivianar a todos”, dice el compadre. “Él entregó su vida a Diosito, como le decía, y fue evidente su misericordia”, agrega.

Del Cafetalón para el mundo

La carrera de Hernández como dirigente deportivo empezó en el Cafetalón, llamando por teléfono a sus amigos de Tribunales F.C., primero, y de Abogados Tecleños, después, para que llegaran a los partidos. Se convirtió en dirigente del Papi Fútbol y siguió jugando aún después de múltiples operaciones en sus rodillas.

De esos años es su relación con Ortiz. En 2007, junto a otro grupo de empresarios y líderes, formaron el Santa Tecla Fútbol Club. Se propusieron llevar al equipo a la Primera División en cinco años. Lo lograron a los cuatro años y medio. Para cuando el Santa Tecla cumplió 10 años, en 2017, ya era tres veces campeón nacional. Hernández fue presidente de Santa Tecla hasta que pasó la batuta a Guillermo Figueroa.

“Siempre entendió el Santa Tecla como un proyecto de ciudad, desde que Óscar lo invitó”, cuenta Roberto d’Aubuisson, alcalde de Santa Tecla e hijo del fundador de Arena. Así es que el Santa Tecla sobrevivió a la salida de Ortiz de la alcaldía. “Vidal era un enamorado de Santa Tecla. Si se hubiese visto como proyecto político, esto ya hubiera terminado. Esto se debe a Vidal, a nadie más”, dice enfático el alcalde.

El concejo municipal de d’Aubuisson nombró a Hernández como “noble amigo de Santa Tecla” el 25 de mayo de 2017. Es el título más alto con que la ciudad reconoce a alguien que no haya nacido ahí.

Santa Tecla también fue el primer campeón de Copa El Salvador, un torneo que Hernández lanzó cuando llegó a ser presidente de la Primera División Profesional. La Copa pone a competir a equipos de las tres divisiones profesionales del fútbol. Hernández quería que la gente en pueblos remotos viviera el fútbol y pudiera ver a sus jugadores favoritos en su cancha local.

La cercanía con Ortiz también despertaba recelos sobre la afiliación política de Hernández. El Salvador es una sociedad sumamente polarizada, en especial en cuanto a los partidos. Muchas personas lo creían un hombre de izquierda por esa sociedad con Ortiz, un exguerrillero. Fito Salume, un empresario millonario y creador de un partido político que integra la coalición que lidera Arena para las presidenciales de 2019, desconfiaba de Hernández por esa razón, por creerlo vinculado a la izquierda. Irónicamente, Hernández se definía a sí mismo como un hombre de derecha.

Salume, dueño del equipo Alianza, llegó a tratar con Vidal en la Primera División de fútbol. El mismo Hernández contaba que la actitud de Salume cambió con él hasta que se dio cuenta que, en su juventud, Hernández había trabajado con Hugo Barrera. Era así. “Vidal desayunaba con el Frente, almorzaba con Arena y cenaba con los de Gana”, bromea sobre él su compadre Rauda.

Hernández pudo ser candidato a alcalde. Tuvo ofertas de todos los partidos políticos, en diferentes momentos. Lo consultó con su familia y enfrentó una votación dividida: su hija Michelle estaba entusiasmada con la idea, pero su hijo Vidal y su esposa Rina no estaban convencidos. “Yo siempre platicaba con él en la noche en su cuarto. Me pareció que había demasiada presión y que él estaba demasiado cansado y ocupado”, cuenta Vidalito, como se lo conoce en la familia. Hernández priorizó a su familia y decidió no correr.

El presidente que no fue

“Lo único que le faltó fue llegar a la Fesfut para corregir el rumbo de este fútbol. El destino del fútbol de este país hubiera sido otro”, dice Kiko Henríquez, exjugador y extécnico de Santa Tecla. Por un momento, pareció que Hernández estaba destinado a ser presidente de la Federación. Pero no fue por un episodio que le dolió mucho: su inhabilitación como dirigente deportivo.

Para resumir una historia larga y complicada, en agosto de 2016, Santa Tecla firmó dos contratos para prestar al jugador colombiano Luis Hinestroza, uno con Chalatenango y luego uno con Metapán. Hernández explicó que su buena fe fue sorprendida: los directivos de Chalatenango y el jugador omitieron decirle que ya tenían un contrato y, según la versión de Hernández, obtuvieron el primer permiso sin su autorización. La Comisión Disciplinaria de la Fesfut lo sancionó con seis meses inhabilitado para cualquier actividad deportiva. 10 de los 12 equipos de Primera División amenazaron con no prestar sus jugadores a la Selección si la FESFUT no revocaba la sanción.

“Creo que la situación se prestó o se utilizó para apartarme del fútbol, porque era algo tan simple, pero hubo un interés de darle un seguimiento y llevarlo hasta lo que hoy conocemos”, dijo Hernández a diario Colatino, dos meses después de la sanción. “Alguien me dijo que yo le quería robar protagonismo (a la FESFUT) y eso es absurdo. (…) Allá la consciencia de ellos por la apreciación que han tenido y sigo sin explicarme el porqué de la sanción”, dijo Hernández.

¿Cómo hubiera sido Hernández como presidente de la Fesfut? Es imposible decir con precisión, pero en Santa Tecla demostró ser un líder sagaz y alguien con ideas que son revolucionarias para el fútbol salvadoreño, aunque ya han funcionado en todo el resto del mundo.

Santa Tecla- Águila
Sebastián “El loco” Abreu, celebra uno de los tres goles anotados al Águila en el estadio Las Delicias.

“Era una persona adelantada en sus ideas, con mucho ímpetu, siempre preocupado por los trabajos de divisiones juveniles”, dice el jugador uruguayo Sebastián Abreu, una leyenda del fútbol mundial, campeón de Copa América con su país y poseedor del récord mundial por haber jugado en más equipos de fútbol.

“(Vidal) tenía una necesidad de que no solo creciera el Santa Tecla, sino que también el fútbol salvadoreño pueda tener un lugar importante en la Concacaf”, dice. Abreu jugó en Santa Tecla en 2016 y ganó el segundo título del club. En la final, marcó dos goles al Alianza, para que el Santa Tecla ganara 3-2 en un partidazo.

Hernández estaba tan orgulloso de los títulos del equipo de Reserva como del mayor. “Fuimos campeones en la Reserva, lindo hubiera sido ser campeón en las tres categorías: la mayor, la reserva y la sub 17. Esto habla bien del proyecto, genera credibilidad y confianza porque estamos sembrando una semilla que sea distinta”, dijo en televisión, tras ganar el tercer campeonato en mayo de 2017. Hernández fundó la academia de fútbol del Santa Tecla.

El día de su fallecimiento, Santa Tecla empató ante Jocoro con un equipo lleno de juveniles.

También

Santa Tecla sacó un punto con sus juveniles en memoria de José Vidal

El legado del fallecido presidente tecleño, que está en los jóvenes, sacó un empate (1-1) en su memoria contra Jocoro, en el Estadio Correcaminos

Abreu cuenta otra historia que habla de la fortaleza de carácter de Hernández. Después de celebrar el título, Hernández le confesó al héroe de la final que él había sido uno de los principales opositores a su contratación, debido al esfuerzo económico que representó para el club.

“Como él es una persona honesta y directa, sabe reconocer cuando se equivoca. No es común, te diría que es muy difícil encontrar directivos que ante el éxito se sinceren de esa manera”, dice Abreu. “Uno valora ese tipo de gestos porque ya casi no quedan en el ambiente del fútbol donde hay mucha hipocresía, mucha falsedad. Él siempre tenía esa forma muy directa y esas son las personas que hacen la diferencia”, remata.

Hernández fue también un astuto negociador. Me contó que para contratar a uno de sus extranjeros, lo citó a un café en Santa Tecla. El jugador llegaba con una pretensión salarial muy alta. Antes de salir de su casa, le pidió a Vidalito que lo llamara 10 minutos más tardes. Ya sentado con el jugador, Hernández contestó el teléfono, parco y con cara de póker.

—Sí, sí. Ajá. Gracias. Perfecto— musitó, antes de colgar.

Le dijo al jugador que acababa de hablar con el representante de un internacional africano que jugaba en su misma posición. Que si no aceptaba lo que le ofrecían, ya tenía a alguien más preparado. El jugador, entonces, cedió a la oferta de Hernández. Un truco de mago que revela solo porque ya no le será útil.

La muerte de Hernández fue uno de esos raros momentos en que el gremio de periodistas encontró unanimidad. Fue una noticia nacional. Se guardaron minutos de silencio en Santa Tecla, Metapán, San Francisco Gotera, San Miguel, San Vicente y Usulután. La KL y la Monumental, las radios que transmiten fútbol en El Salvador, hablaron del deceso todo el día. Los narradores de Canal 4 dieron su pésame antes de empezar la transmisión y un equipo de TCS hizo una nota desde la vela. El periódico deportivo As publicó una nota en su edición para Estados Unidos.

Roberto Campos, directivo de Metapán, dijo “hoy no perdió Santa Tecla FC perdió el fútbol, perdimos todos a un verdadero idealista , guerrero de nuestro deporte”. Ernesto Espinoza, periodista de Megavisión, escribió: “un hombre que luchó porque nuestro fútbol diera un paso adelante, un hombre de diálogo y no conflicto”. Joel Cañas, narrador de canal 4, tuiteó: “Si alguien siempre buscó armonía, paz, cohesión y unión fue él, nuestro fútbol pierde a uno de los pocos buenos, una baja sensible para el esfuerzo de unidad en la liga”. Rómulo Guzmán, periodista de Culebrita Macheteada, colaboró con algunos proyectos para Santa Tecla. “Me enseñó dos cosas, el amor al fútbol y la familia. Quiero esto para mi familia y quiero esto para Santa Tecla”, dijo Guzmán.

El último partido que Hernández vio fue el Santa Tecla 3- 0 Firpo del 22 de noviembre. Descansaba en una hamaca, pero escuchaba la narración de la televisión. Cada vez que oía el grito de gol preguntaba, “¿quién lo hizo?” Vidalito, su hijo, cuenta que el día antes de morir, sentado en una silla, le alcanzó una pelota de fútbol y la pateó un par de veces.

“Queremos tener abarrotadas las instalaciones de Las Delicias. Ese es el sueño”, dijo Hernández en Órbita TV, tras ganar el tercer título. Lo vio algunas veces, pero especialmente en la famosa victoria contra el Seattle Sounders, el 22 de febrero de 2018, en partido por liga de campeones de Concacaf. Por eso, si le hace falta, si usted quiere honrarlo no le lleve flores. Vaya al estadio. El Santa Tecla juega el sábado…