Tiroteo en Sídney, Australia deja 11 muertos en una playa concurrida

Un tiroteo registrado este domingo en Bondi Beach, una de las playas más concurridas de Sídney, dejó al menos once personas muertas y 29 heridas durante una celebración pública de Janucá, según información coincidente de las agencias AFP y EFE. Las autoridades australianas calificaron el hecho como un ataque terrorista con motivación antisemita, ocurrido en el primer día de una festividad que había reunido a cerca de mil personas .

El ataque se produjo durante el evento “Chanukah by the Sea”, organizado junto al mar como parte de la conocida Fiesta de las Luces. De acuerdo con la policía de Nueva Gales del Sur, dos hombres armados abrieron fuego contra los asistentes. Uno de los sospechosos murió en el lugar, mientras que el segundo fue hospitalizado en estado crítico tras resultar herido.

Los servicios de emergencia comenzaron a recibir llamadas poco antes de las 19:00 horas locales. En cuestión de minutos, la escena se transformó en un operativo masivo de seguridad, con ambulancias, helicópteros y fuerzas especiales desplegadas en el área.

Un ataque calificado como terrorista y antisemita

El primer ministro australiano, Anthony Albanese, se dirigió al país en un mensaje televisado en el que afirmó que se trató de “un ataque dirigido contra los judíos australianos”, ocurrido en un día que debía ser de alegría y celebración religiosa. “Es un acto de maldad, antisemitismo y terrorismo que ha golpeado el corazón de nuestra nación”, declaró.

La policía confirmó que el tiroteo fue catalogado formalmente como un acto terrorista. Durante las investigaciones iniciales, los agentes encontraron artefactos explosivos improvisados en un vehículo vinculado al agresor fallecido, lo que refuerza la hipótesis de una acción planificada.

Las autoridades también destacaron la intervención de civiles que enfrentaron a uno de los atacantes. Un hombre logró forcejear con el agresor y desarmarlo, una acción que, según fuentes policiales, evitó un número mayor de víctimas. Medios locales identificaron a este ciudadano como Ahmed al Ahmed, un vendedor de frutas de 43 años, quien resultó herido de bala y permanece hospitalizado.

Testigos relatan escenas de pánico

Varios asistentes describieron momentos de confusión y miedo. Camilo Díaz, un estudiante chileno de 25 años, relató a la AFP que los disparos se escucharon de forma continua. “Fue impactante; se sintió como diez minutos solo ‘bang, bang, bang’. Parecía un arma potente”, afirmó.

Otros testigos coincidieron en que muchas personas cayeron al suelo intentando protegerse. Harry Wilson, residente de la zona, declaró al Sydney Morning Herald que vio “al menos diez personas en el suelo y sangre por todas partes”. Tras el ataque, la playa quedó cubierta de objetos abandonados, como toallas, bolsos y cochecitos de bebé, reflejo de la huida desesperada.

Un periodista de AFP presente en el lugar señaló que, al caer la noche, Bondi Beach estaba prácticamente desierta, custodiada por policías y equipos médicos, mientras algunos sobrevivientes recibían atención envueltos en mantas térmicas.

Víctimas identificadas y el caso del ciudadano francés

Entre los fallecidos se encuentra el rabino Eli Schlanger, de 41 años, padre de cinco hijos y rabino asistente en el centro cultural judío Chabad de Bondi. Su primo confirmó su muerte a medios internacionales. El rabino Zalman Lewis, radicado en el Reino Unido, expresó su conmoción: “¿Cómo puede un rabino alegre que fue a una playa a difundir felicidad y luz perder la vida de esta manera?”.

La cancillería francesa informó que uno de sus ciudadanos también murió en el ataque, confirmando así la presencia de una víctima de origen francés entre los fallecidos. Las autoridades no difundieron de inmediato su identidad, pero señalaron que mantenían contacto con la familia y con los servicios consulares correspondientes.

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Este dato reforzó la dimensión internacional del ataque y motivó pronunciamientos oficiales desde Europa. Francia expresó su condena y solidaridad con las víctimas, mientras que otros gobiernos siguieron de cerca la evolución de las investigaciones.

Reacciones internacionales tras el ataque

La gravedad del tiroteo generó condenas a nivel global. Desde Estados Unidos, el presidente Donald Trump calificó el hecho como un acto “puramente antisemita”. En Europa, el jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez, afirmó en un mensaje público que es necesario “trabajar sin descanso para erradicar el antisemitismo y el terrorismo”.

En América Latina, el presidente argentino Javier Milei describió el ataque como un “horror” ocurrido durante una festividad que simboliza la victoria de la luz sobre la oscuridad. Estas reacciones reflejan la preocupación internacional por la violencia contra comunidades religiosas en espacios públicos.

El Ministerio de Exteriores palestino emitió un comunicado en el que rechazó “todas las formas de violencia, terrorismo y extremismo”, y expresó su solidaridad con Australia. Por su parte, Irán también condenó el ataque, pese a las tensiones previas con el gobierno australiano.

Un contexto de tensión y medidas de seguridad

El jefe de la Asociación Judía de Australia, Robert Gregory, calificó el tiroteo como “una tragedia absolutamente previsible” y sostuvo que no se tomaron medidas suficientes para proteger a la comunidad judía. Sus declaraciones se producen en un contexto de aumento de incidentes antisemitas registrados en el país desde 2023.

En los últimos años se han reportado ataques contra comercios y templos judíos, incluidos incendios provocados en un café kosher en Bondi y en una sinagoga en Melbourne. Tras algunos de esos hechos, las autoridades australianas adoptaron medidas diplomáticas y de seguridad adicionales.

Después del ataque en Bondi Beach, el gobierno anunció una revisión de los protocolos de seguridad para eventos públicos y religiosos, así como un refuerzo de la presencia policial en zonas de alta concurrencia. Las investigaciones continúan para esclarecer los vínculos y motivaciones de los agresores.

Mientras tanto, la playa permanece como escenario de una tragedia que conmocionó a la sociedad australiana y tuvo eco internacional. Lo que debía ser una celebración religiosa al aire libre terminó convertido en uno de los episodios de violencia más graves registrados en el país en los últimos años.