Honduras: resultados al 56% muestran a dos derechistas disputando voto a voto la presidencia

La disputada elección presidencial de Honduras, marcada por un estrecho margen entre Nasry Asfura y Salvador Nasralla, acaparó la atención regional y de actores internacionales clave, según el escrutinio preliminar del Consejo Nacional Electoral (CNE).

Con el 56% de las actas contabilizadas, Asfura, de 67 años y candidato del Partido Nacional (PN), obtiene 40% de los votos, mientras Nasralla, de 72 años y abanderado del Partido Liberal, suma 39.8%. El margen de dos décimas porcentuales mantiene en suspenso el resultado, en un país donde los conteos suelen avanzar con lentitud y las denuncias de irregularidades han marcado procesos pasados.

En un distante tercer lugar aparece Rixi Moncada, del partido Libre, quien se había comprometido a reconocer únicamente el conteo total, un proceso que podría extenderse varios días.

El enfrentamiento político ocurre en un contexto tenso debido a la intervención discursiva del expresidente estadounidense Donald Trump, quien advirtió que Washington no “malgastará” recursos en Honduras si Asfura no resulta ganador. El también presidente argentino Javier Milei expresó apoyo a “Tito” Asfura, como es conocido el candidato en su país.

“Es imposible determinar al ganador con los datos que tenemos”, explicó el analista político Carlos Cálix, reafirmando la incertidumbre que domina el ambiente post-electoral.

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El peso internacional en una elección marcada por polarización

El clima político hondureño se encuentra fuertemente polarizado, una situación que algunos expertos atribuyen a las secuelas del golpe de Estado de 2009 contra el entonces presidente Manuel Zelaya. Su esposa, la actual mandataria Xiomara Castro, llegó al poder en 2021, dando paso al primer gobierno de izquierda del país.

En este ciclo electoral, Trump se colocó al centro de la conversación tras calificar a Asfura como “el único amigo de la libertad” y advertir que, si no ganaba, Honduras quedaría bajo la influencia del presidente venezolano Nicolás Maduro y “sus narcoterroristas”. También llamó “comunista” a Moncada y “casi comunista” a Nasralla por su paso previo por el gobierno.

El expresidente estadounidense generó mayor polémica al anunciar que indultará a Juan Orlando Hernández, exmandatario hondureño condenado en Estados Unidos por narcotráfico. La candidata de izquierda afirmó que el perdón al “capo de la droga” fue “tramitado” por élites locales, mientras Asfura negó cualquier relación del anuncio con las elecciones.

En este ambiente crispado, la misión de observadores de la OEA reportó una jornada de votación en calma, pese a las denuncias anticipadas de fraude durante la campaña. Estados Unidos indicó que seguía “de cerca” el proceso.

Casi 6.5 millones de hondureños estaban llamados a las urnas para elegir al sucesor de Castro, además de diputados y alcaldes para los próximos cuatro años. La autoridad electoral no había anunciado aún la participación total.

Entre la pobreza, la seguridad y el reto de gobernar un país dividido

La campaña electoral mostró pocos espacios para discutir las preocupaciones cotidianas de la ciudadanía. Pese a la presión externa, tanto Asfura como Nasralla prometieron mejorar las relaciones con Taiwán, luego de que Castro restableciera vínculos diplomáticos con China en 2023.

Sin embargo, las principales inquietudes expresadas por la población siguen centradas en la falta de empleo, la inseguridad y la migración. “Necesitamos más seguridad. No hay empleo y la gente busca oportunidades en otros países”, dijo Fren uancis Rodas, ama de casa de 29 años, desde un barrio capitalino.

Honduras continúa siendo uno de los países más dependientes de Estados Unidos en la región: 60% de sus habitantes viven en pobreza, y alrededor de 27% del PIB proviene de las remesas enviadas por migrantes. Para el analista Manuel Orozco, del Diálogo Interamericano, el gran desafío del próximo gobierno será generar empleo en un contexto donde la informalidad alcanza el 70%.

La seguridad sigue siendo otro desafío central. Honduras figura entre los países más violentos del hemisferio y ha sufrido una profunda infiltración del narcotráfico en instituciones clave. Desde 2022, el gobierno mantiene un estado de excepción parcial, aplicado principalmente para combatir estructuras delictivas.

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La analista Valeria Vásquez, de Control Risks, señaló que uno de los retos para la siguiente administración será fortalecer unas instituciones debilitadas por la politización. También mencionó el control que ejerce el gobierno sobre la fiscalía y las fuerzas armadas como un punto crítico para la credibilidad democrática.