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Un retrato de Luis, símbolo de resiliencia luego de enfrentar una discapacidad inesperada.

La inspiradora historia de Luis Menjívar, el salvadoreño que convirtió su discapacidad en impulso para emprender

Tras una amputación causada por una malapraxis y un año completo sin ingresos, Luis Menjívar encontró en la adversidad la fuerza para reinventarse. Hoy cuenta con dos tiendas y un lubricentro, en un país donde, según el Censo 2024, más de 281,000 salvadoreños viven con alguna limitación funcional.

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Por Karla Rodas
Publicado el 03 de diciembre de 2025

 

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El Censo de Población y Vivienda 2024 registró 281,456 personas de tres años y más con alguna limitación funcional en El Salvador. La dificultad más reportada es para caminar, con 152,740 casos, seguida por ver, con 95,593, y usar las manos, con 69,621. San Salvador concentra la mayor cantidad de reportes, con 63,740 personas, mientras que La Libertad y Santa Ana registran 33,669 y 27,852, respectivamente. En los departamentos restantes, caminar y ver son también las limitaciones más frecuentes. Los datos muestran cómo se distribuyen estas condiciones en todo el territorio nacional.

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La vida de Luis Menjívar cambió para siempre una tarde de febrero de 2016. Tenía 28 años, una vida activa y estable, y ninguna señal de que el futuro lo llevaría a enfrentar una discapacidad que pondría a prueba una fortaleza que jamás imaginó necesitar. Todo inició con un accidente sencillo, casi absurdo por lo cotidiano: “Me deslicé de una grada”, recuerda.

Esa caída le provocó una luxación de rodilla, una lesión en la que los huesos pierden su alineación natural. Fue trasladado al Hospital San Rafael, donde le inmovilizaron la pierna con un yeso, pero el equipo médico no detectó que había sufrido una obstrucción arterial, un bloqueo que impide el paso de sangre y puede matar el tejido en pocas horas. “La malapraxis es que no revisaron que tenía una obstrucción”, afirma.

El yeso demasiado apretado para una pierna que estaba severamente inflamada aceleró el daño. A los pocos minutos de volver a casa, su cuerpo colapsó: entró en shock, un estado crítico en el que los órganos dejan de recibir suficiente oxígeno. “Pasó quizás unos 20 minutos cuando entré en shock”, detalla.

En medio del dolor y la desesperación, fue llevado de urgencia al Seguro Social de Santa Tecla y luego a una clínica privada. Allí le retiraron el yeso y confirmaron que tenía una trombosis, un coágulo de sangre avanzando por su pierna. Aunque lo atendieron de inmediato, la pierna ya estaba casi sin vida.

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La madrugada que siguió estuvo llena de decisiones que ninguna persona debería enfrentar. Los médicos intentaron salvarle la pierna mediante una cirugía de más de 10 horas. “Me quitaron unas arterias de esa pierna para ponerlas en la otra”, cuenta, pero el esfuerzo no fue suficiente.

En ese punto, el dolor ya era imposible de tolerar, incluso con morfina. Luis recuerda que en ese momento le hicieron la pregunta más dura de su vida: “¿Te quieres morir?”. Él mismo respondió lo que jamás pensó que diría: “Yo pedí que me quitaran la pierna por el dolor”.

La amputación se realizó el 26 de febrero de 2016. Su familia lo supo tres días después, cuando su vida ya había cambiado para siempre.

Un proceso lento y doloroso

El impacto emocional fue tan fuerte como el físico. Luis tardó más de una semana en atreverse a ver su pierna amputada. “Quizás si no es ocho días después… no podía verme”, menciona. Durante ese tiempo, el cuerpo dolía, pero el alma también: “Lo más difícil sí fue eso, asimilar que tenía que comenzar de cero… recordar cómo caminaba”.

Volver a aprender lo que parecía natural, levantarse, moverse, sostener el equilibrio, fue un proceso largo que lo acompañó por meses y años. Empezó con andadera, luego con muletas y finalmente con bastones. Intentó usar prótesis durante nueve años, pero una cirugía posterior lo dejó con aún más dolor. “Me dejaron mal la cirugía… por eso casi no me lo puedo poner”, comenta.

Durante ese tiempo, hubo días buenos y días en los que pensó que no podría seguir. “Te sentís inútil”, admite en un momento del relato. Pero también reconoce la fuerza que encontró en su entorno: “Nunca me vieron como un discapacitado”, dice sobre su familia, una frase que revela el amor y la dignidad con que lo acompañaron.

Dos meses después de su amputación, cumplió una promesa que había hecho antes del accidente: se casó. Ese acto fue, para él, una señal de que la vida no terminaba ahí.

Para Luis, su esposa, sus dos hijos, una niña de 6 años y un bebé de un año, han sido el sostén más firme en cada etapa del proceso. Pero ha sido su pareja quien lo impulsó cuando sintió que ya no podía más y quien lo animó a reencontrarse con lo que amaba hacer. En los momentos más difíciles, cuando el dolor, la frustración o la incertidumbre lo superaban, Idania (su esposa) estuvo ahí, recordándole que él no era un discapacitado, sino un hombre capaz de empezar de nuevo.

Luis acompañado de su esposa, cuya presencia ha sido clave en su proceso de adaptación y fortaleza emocional.
Luis acompañado de su esposa, cuya presencia ha sido clave en su proceso de adaptación y fortaleza emocional. Foto: elsalvador.com.

De quedarse sin trabajo a construir un negocio familiar

Tras varios años intentando mantener su vida laboral, las limitaciones físicas y un accidente adicional lo obligaron a dejar su empleo. Pasó un año completo sin recibir ingresos. “Prácticamente, ese año no recibí nada de salario”, relata.

Ese momento fue crucial. Sin trabajo y con responsabilidades familiares, Luis sintió que debía reinventarse. Su esposa fue quien lo animó a encontrar una salida desde lo que más conocía: los carros. Comenzó vendiendo aceites desde marketplace, guardando los productos en el baúl del carro y haciendo entregas como podía. Ese esfuerzo fue el origen de Lubrifiltros Menjívar.

En 2023 abrió su primera tienda en calle El Jabalí, Ciudad Merliot, Santa Tecla. Luego, en 2025, el negocio dio un salto importante:

  • Una tienda + lubricentro en Ciudad Merliot, sobre calle Chiltiupán, en Santa Tecla.
  • Una nueva tienda en Lourdes, Colón, ampliando su presencia hacia la zona occidental.

La historia de Luis inspira. Es un relato de lucha, resiliencia y amor propio. Como él, decenas de personas enfrentan retos por discapacidad en el país. Cada 3 de diciembre, es el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Una fecha para repensar los desafíos que enfrentan y el coraje que los saca adelante. El interno y el que acompaña, como en la historia de Luis.

La discapacidad en El Salvador

La comunicación en lengua de señas es esencial para la autonomía de la comunidad sorda.
La comunicación en lengua de señas es esencial para la autonomía de la comunidad sorda. Foto: Freepik

Según el Censo 2024; 281,456 salvadoreños de tres años o más reportaron al menos una limitación funcional. Las más frecuentes son:

  • Caminar: 152,740 personas
  • Ver: 95,593
  • Usar las manos: 69,621

También se registraron dificultades para oír (48,948), recordar (56,394), vestirse (45,787) y comunicarse (38,484). Estas cifras reflejan la diversidad de apoyos que las familias necesitan en su vida diaria, desde movilidad hasta atención visual o rehabilitación.

Los departamentos más poblados concentran la mayor parte de casos. San Salvador encabeza la lista con 63,740 personas, equivalente al 22.6% del total nacional. Le siguen La Libertad con 33,669 y Santa Ana con 27,852.

Otros departamentos como Usulután y Sonsonate rondan los 25 mil casos, mientras que zonas menos pobladas como Cabañas y San Vicente registran entre 13 y 14 mil personas con alguna limitación. Aunque sus cifras son menores, enfrentan retos similares debido a la falta de servicios especializados más cercanos.

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Un desafío que implica a todos

Los datos permiten orientar acciones en infraestructura accesible, transporte adaptado, servicios de salud más amplios y programas laborales inclusivos. Las cifras del censo no solo describen una situación, recuerdan que la inclusión es un esfuerzo permanente que involucra a instituciones, comunidades y empresas. Y por supuesto a la familia, como a la que arropó a Luis para salir adelante.

TAGS:  Censo 2024 | Personas con discapacidad | Salud

CATEGORIA:  Noticias | Nacional

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